teatro

Emili Chaqués trae a las tablas a Van Gogh, el “cristo de las minas”

L’Últim Toc Teatre habla de la enfermedad mental, el talento y la resiliencia en su próxima producción

3/01/2022 - 

VALÈNCIA. Federico García Lorca quería ser pianista pero primero tuvo que estudiar Derecho. Vincent van Gogh quería ser predicador pero su elemento era la pintura. Emili Chaqués quería ser actor pero tuvo que pasar por otra facultad antes de dedicarse con pasión a la pasión de su vida: el teatro. Joseph Merrick no tuvo siquiera posibilidad de elegir, salvo la elección de ser humano, bondadoso y agradecido. El nuevo montaje que aborda Emili Chaqués y su compañía, L’Últim Toc Teatre, se centra en la singularidad de Vincent Van Gogh, limando aristas y desvelando luces. De nuevo, Chaqués elige un personaje fuera del orden establecido, para valorar el talento, la diferencia, la posibilidad de dar lo mejor de sí mismo y sobre todo, la capacidad de bondad y acompañamiento de los héroes anónimos.

Vincent se halla en la fase de lectura de los primeros ensayos y será estrenado en abril de 2022 en Espacio Inestable. A partir de la correspondencia epistolar entre Vincent y su hermano Theo, Chaqués muestra una personalidad compleja, inteligente y llena de empatía. Siguiendo su método de trabajo habitual, Chaqués bucea en materiales originales que traduce, revisa, adapta y, al fin, recrea y reinventa en algo nuevo. La formación en Traducción e Interpretación adonde le llevó la obligación familiar antes de ser actor, sea probablemente un elemento clave para haberle convertido en quién es. El pistoletazo de salida de su trayectoria teatral fue la decisión, acabada la carrera universitaria, de traducir del inglés al valenciano La mujer de negro, una función interpretada por Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan que le había marcado siendo adolescente. De alguna manera, Chaqués se convierte en un ser tan resiliente como sus personajes que, desde puntos de partida aparentemente negativos, encuentran la oportunidad de hacer algo nuevo.

Lecciones de vida artísticas y éticas

Las cartas que Van Gogh mandaba llenas de dibujos a Theo son la base de esta historia llena de sombras pero sobre todo, de luz, porque la alegría es marca de la casa en L’Últim Toc Teatre. Emili se reafirma en una frase que “no es mía, pero es mi emblema: si exageráramos las alegrías tanto como hacemos con las penas o con las contrariedades, nuestra vida sería completamente diferente”. Así, Federico, función sin título, aunque el poeta está muerto, se sabe su terrible final y está hablando de todo lo que nunca pudo decir, es un montaje lleno de vitalidad y optimismo. En Merrick, Chaqués destaca la dignidad del hombre elefante a pesar de su tremenda diversidad funcional física, bajo la que hay una inteligencia y bondad a prueba de bomba: “Es un ser lleno de agradecimiento, porque le han dado la oportunidad de ser útil en la Casa del Trabajo, algo que nadie le había permitido. Sorprende su gratitud: el ser humano más humano de la humanidad”- dice Chaqués. “Por su parte, Van Gogh, cuando se dedica a lo que verdaderamente sabe hacer, nos deja un legado inigualable. Estas personas nos dan lecciones vitales, morales y artísticas enormes” recalca el dramaturgo.

Visualizar la realidad de las enfermedades mentales

Vincent es un espectáculo dirigido a todos los públicos, que tiene como objetivo hacer visible otra cara de los trastornos de salud mental. “Desgraciadamente, es un tema de moda”- afirma Chaqués, “fíjate lo que ha pasado con Verónica Forqué”. Y explica: “sabemos que Van Gogh tenía problemas de salud mental y problemas de salud físicos: epilepsia, un trastorno bipolar…. Era una persona muy complicada. La tendencia general es denominar a estas personas como complicadas: este niño es complicado, este vecino… y lo que la sociedad hace es dejarles de lado; obviarles. Si alguien tiene alguna tara, ya no interesa. Social y políticamente es muy incómodo abordar los problemas de dependencia, emocionales… y con eso corremos el riesgo de marginar a gente especial que tiene habilidades espectaculares. Van Gogh, igual que Mozart u otras personalidades, eran gente muy excéntrica, pero nos han dejado una herencia artística por los siglos de los siglos. Esto es lo que queremos hacer con Vincent: explicar la vida de una persona irregular, capaz de todos los entusiasmos y de todas las desesperaciones. La enfermedad mental era y es todavía un estigma pero este tipo de personas necesitan su propio elemento y, en aquello para lo que han nacido, son los mejores. Si solo los medimos por su excentricidad, por su diferencia, los dejaremos de lado y nos perderemos lo que podían aportar a la humanidad.”

“Tots som rellevants per a algú”

La faceta de traductor e intérprete en cuatro idiomas de Emili Chaqués –valenciano, castellano, inglés y francés- se respira en toda su cuidadosa escritura. Tanto el texto de Federico, como el de Merrick –ganador del Premio Escalante 2021-, como el propio dossier que resume lo que es Vincent muestran una prosa nítida, clara, poética y ordenada a un tiempo, y llena de expresividad en su aparente sencillez. Esa presentación impecable del espectáculo en apenas tres páginas ya es motivo para ir a verlo. Una de las frases más potentes de dicho dossier es “tots som rellevants per a algú”. Emili explica que esta afirmación conecta con unas palabras que le gustan mucho de Goytisolo, en Palabras para Julia: «Otros esperan que resistas, que les ayude tu alegría, que les ayude tu canción. Junto al camino nunca digas “no puedo más y aquí me quedo...”. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti, pensando en ti, como ahora pienso...». 

En el montaje que está preparando la compañía hay un momento en el que el protagonista habla con su médico, en el sanatorio en el que se halla internado, donde pintará su Noche estrellada. El médico le dice que sus cuadros, sus paisajes “no son bonitos”. Vincent le contesta que “igual él no es relevante porque hace una pintura que probablemente no sea para la gente de su época”. Chaqués abunda en esa idea: “cuando murió Jesucristo, cuarenta años más tarde no había nadie que se acordará de él; ningún centurión que dijera que había conocido a Cristo. Él sabía que la gente lo valoraría mucho más tarde. Ahora que ha pasado lo de Verónica Forqué, ¿cuánta gente se está acordando de ella, de sus anécdotas? Siempre somos importantes para alguien, también para personas que no conocemos. Cuando ves la Noche estrellada o Los Girasoles, los Comedores de patatas… estás acordándote al mismo tiempo de su autor, igual que cuando ves una obra de Lorca o miras un cuadro de Dalí”.

La diferencia y la autoestima

Chaqués ha elegido el personaje de Van Gogh porque “es una figura que puede inspirar a alguien” y recuerda las palabras de Joan Lluís Bozzo (Dagoll, Dagom) quien remarcaba que “lo hermoso del teatro es cuando el espectador se siente identificado con un personaje, se ve reflejado·. Chaqués explica que Vincent es una figura que puede inspirar porque “era un inadaptado social; en cualquier escuela hubieran llamado constantemente a los padres por su comportamiento. Pero resulta que es un genio en su elemento y su elemento es la pintura. Pasa lo mismo con Joseph Merrick: es una persona inadaptada, que ha de luchar contra todo para poder reivindicarse; Christy Brown, cuya biografía se recoge en Mi pie izquierdotodos ellos han de demostrar veinte veces más lo que son para reivindicarse y siempre pienso que eso puede inspirar a la gente para no decaer, para tener la autoestima alta y creer en sí misma. A Federico García Lorca querían suspenderle Lengua y Literatura Española… “–recuerda Chaqués. 

Claudi Ferrer es Vicent van Gogh.

El mal llamado Cristo de las minas de carbón tuvo una vida corta, intensa, “cristológica o mesiánica porque él se veía como un Cristo”, cuenta el dramaturgo: “Van Gogh quería ser más pobre que los pobres cuando evangelizaba en las minas de carbón de Bélgica. Lo que se ganaba en la mina apenas daba para subsistir a los trabajadores y Vincent quería estar más sucio que ellos para poder ser uno más de ellos; quería ser tan pobre como ellos. Donó todas sus posesiones y se dedicó a predicar como el Sermón de la montaña del Evangelio. La gente no le escuchaba, había perdido mucho peso, estaba muy flaco, con la barba y los ojos claros… por eso le llamaban el Cristo de las minas de carbón”. El pintor, siguiendo el ejemplo de su padre que era pastor protestante, había querido ser predicador antes que artista. A punto de morir de inanición, su hermano Theo es avisado, se ocupa de él, le convence de que ese no es su camino y le insiste en que se dedique a la pintar.

El valenciano Claudi Ferrer, con una larga trayectoria a sus espaldas en el escenario y en audiovisual, es el actor elegido para dar vida a Vincent. Chaqués explica que “Claudi tiene muchas similitudes con el personaje de Van Gogh. Fue a los 40 cuando decidió ser actor, puesto que trabajaba en una empresa que no tenía nada que ver con el mundo del teatro. Van Gogh comienza a ser pintor cerca de los 30; parece que si no empiezas de muy joven, a los 17 años, en aquello que quieres hacer, luego ya no puedes. También yo empecé a hacer teatro acabada la carrera de Traducción y las oposiciones a profesorado”. Y añade con entusiasmo: “Claudi es una persona cuyo talento es directamente proporcional a su humildad. Siempre he pensado que él tenía el alma de Van Gogh y que tiene muchos paralelismos con su personaje. Hay gente que se llena la boca con todo lo que hace, pero Claudi no busca destacar, como el mismo Van Gogh, que destacaba pintando y a través de sus cartas, pero que no buscaba el éxito. Claudi es una persona que parece introvertida y discreta pero cuando abre los ojos en el escenario, el escenario se hace tres veces más grande”.

La suma de todos estos elementos augura un texto y puesta en escena prometedoras, dotadas de la vitalidad arrolladora y de la ternura que suele habitar las producciones de L’Últim Toc Teatre. La música será del pianista Patrick Charles Martineau que se estrenará en el mundo de las Artes Escénicas componiendo la partitura de la obra. El asesoramiento dramatúrgico es de Carles Montoliu y el asesoramiento escénico, de Paula Santana. Una vez más, Chaqués y L’Últim Toc Teatre buscan transformar, conectar, interpelar, emocionar: “yo intento que haya una catarsis, una metamorfosis. Quiero que la gente se transforme. Hablamos de gente diferente, pero muy valiosa en lo suyo y para toda la humanidad, por el legado que nos dejaron”.