VALÈNCIA. La Conselleria de Economía, a través de la secretaría autonómica de Empleo, incluyó en los presupuestos de este ejercicio una partida de 4 millones para subvencionar a empresas que implanten la jornada de trabajo de cuatro días. Un programa piloto que desde este departamento deberán diseñar y desarrollar de la mano de sindicatos y patronal para ponerlo en marcha y testar su éxito. El debate ya ha logrado colarse además en la agenda estatal: Más País ha acordado con el Gobierno un programa piloto de 50 millones para hacer precisamente lo mismo que pretende probar aquí Economía.
Para que la idea en la Comunitat no naufrague como ocurrió en Francia, el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, considera que debe hacerse poco a poco y estudiar en qué ámbitos puede funcionar: "No se puede imponer a todo el mundo igual; cada sector es diferente". Valencia Plaza se reúne con él para conocer los detalles de este programa piloto en el que trabajará este departamento, así como para hablar sobre otras cuestiones como las ayudas del Plan Resistir o el teletrabajo en la Administración.
-Usted planteó en el presupuesto subvencionar a empresas que apliquen la jornada laboral de 4 días. ¿Ha tanteado ya con la patronal quizá si la medida puede tener acogida?
-Se trata de un plan experimental que no se ha cerrado, aún lo tenemos que hacer. Y lo tenemos que hacer de la mano de agentes sociales y económicos. La primera reacción de la patronal, por boca de su presidente, fue decirme: "Eso ya lo podemos hacer, está en el marco de la negociación colectiva". Y es que tiene que hacerse en ese marco, no estamos planteando una legislación que cambie nada. Simplemente como creemos que tiene ventajas de varios niveles, estamos dispuestos a acompañar a las empresas e incentivarlo. Tenemos una reunión el día 12 con el conseller, la CEV, secretarios generales de CCOO y de UGT para empezar a hablar ya sobre el primer documento y la primera propuesta un poco más concretada.
"el principal problema de la economía valenciana es que trabajamos más horas que la media europea y somos menos productivos"
-Entonces, ¿cuáles son los siguientes pasos después de aprobarlo en el presupuesto?
-Lo primero es empezar a bajarlo a tierra. La virtualidad de esta propuesta se debe explicar bien porque es un programa experimental, ambicioso en el fondo pero poco en las cantidades porque sabemos también que se debe hacer paso a paso. Llegamos a esta propuesta desde varios enfoques, el primero es el de la productividad que es el principal problema de la economía valenciana: trabajamos más horas que la media europea y somos menos productivos. Nosotros planteamos que el problema que tienen nuestras empresas es, en general, de modelo productivo y de organización. Siempre hablamos de la innovación tecnológica, que es fundamental pero muy cara, y se nos olvida la innovación organizacional, que quiere decir básicamente que las empresas reorganicen su sistema productivo. No tiene porqué significar producir más, sino ser más eficientes en la producción. Si somos capaces de hacer una reforma en la manera de trabajar de algunas empresas, entonces sí es posible que se puedan reducir las jornadas sin que la empresa sufra. Si yo como empresa necesito poner en el mercado 100 palés cada mes y eso lo hago haciéndole trabajar a la gente 40 horas semanales, tiene un coste determinado. Si consigo hacer lo mismo haciendo trabajar a la gente 32 horas, a nivel de consumo energético por ejemplo ya tengo una mejora, también genera fidelidad de los empleados, puedes hacer una llamada al talento... Es evidente que para los sindicatos y los trabajadores la idea es fácil de vender porque se cobra lo mismo y se trabajan menos horas, y medioambientalmente y a nivel de conciliación tiene sus ventajas... la empresa es la que puede tener en principio algunas dudas. Por eso decimos que mientras se demuestre que ese nuevo modelo organizativo permitirá ganar el mismo dinero o producir lo mismo, nosotros estamos dispuestos a acompañarles económicamente. El primer año quizá pagar el diferencial hasta llegar al 100%, el segundo el 50%, el tercero el 25%, no lo sé. Todo eso aún tenemos que verlo con las empresas.
-¿A qué tipo de empresas va dirigido? ¿Grandes, medianas…?
-Aún no está determinado. Pero tal como lo planteamos nosotros, la mejora productiva de las empresas pasa por la formación continua de los trabajadores y ahí es donde podría entrar Labora: en las ayudas económicas a la nueva contratación y en la formación. ¿Pero a quién nos dirigimos? Yo creo que deben determinarlo entre empresas y sindicatos. Mi opinión personal, antes de hablarlo con ellos, es que serían aquellas empresas que ya eran rentables y tenían futuro antes de la pandemia. Hay lugares donde se han hecho estos experimentos como el sector metalúrgico alemán, que tiene una semana de 28 horas, o el servicio de correos británico. El lugar donde menos ha funcionado ha sido en Francia porque decidieron hacer por decreto una jornada laboral de 35 horas. Y creo que no ha funcionado porque no se puede imponer la reducción de jornada o los cuatro días para todo el mundo igual porque no todos los sectores son iguales. Por ejemplo, Henry Ford puso en marcha el sistema de turnos para fabricar sus vehículos con una semana laboral de 40 horas. Han pasado más de 100 años desde entonces y ahora te vas a la factoría de Almussafes y se ha mecanizado todo de una manera extraordinaria, tiene capacidad de producción mucho mayor, pero siguen trabajando 40 horas. ¿Quién se ha llevado el diferencial? Cuando ves que tenemos serios problemas de salud mental por ansiedad o estrés, que la mayoría de los accidentes laborales se producen a primera hora de la mañana porque todavía no te has puesto aún en marcha y a última hora de la jornada porque se va acumulando el agotamiento... Esta propuesta tiene ventajas en todos los sentidos.
-¿Cuál sería la fórmula que deberían aplicar las empresas: jornada de 4 días intensivos de 32 horas ó 5 días con 32 horas? ¿O habrá libertad en este sentido esto?
-Nosotros ya hemos dicho 4 porque como concepto es muy llamativo, pero creo que habrá que escoger. No será igual en todas las empresas ni en todos los sectores. De hecho, creo que no será igual ni siquiera en las empresas del mismo sector. A mí me parece bien cualquiera de las dos opciones. Estamos montando debates interesantes sobre esta cuestión en Madrid, si se puede tendremos también un debate internacional en Barcelona... Hace muchos años que se habla de esto, nosotros lo planteamos por primera vez en el IVAM y ahora ha eclosionado porque Más Madrid, con quien hablamos todas las semanas un par de veces porque estamos muy coordinados con ellos, lo ha conseguido meter en el Ministerio.
-Hay voces económicas que advierten que la medida solo triunfa en determinado tipo de empresa, pero sería complicado extenderlo al sector servicios…
-Existen experiencias de algunas empresas muy chulas como la campaña de 4suma! que hacen dos empresarias de Madrid que se dedican a la restauración y que por su cuenta y sin ayudas públicas ya han implantado la jornada laboral de 4 días. Unas activistas fantásticas que les va muy bien que dicen que ahora ganan más dinero en la semana de 4 días en la hostelería, lo que rompe también la dinámica esa de que esto no vale para todo el mundo. Depende de cómo te organices. Al final han hecho un cambio organizacional: "¿Qué hacen nuestros camareros a lo largo de su jornada? ¿Qué cosas pueden dejar de hacer? Tomar nota". Por lo que han dejado un código QR en la mesa, se toma nota a través de una aplicación, etcétera. Todo ese proceso de acompañar a la gente a la mesa, tomar nota, llevar la cuenta y demás, se lo saltan y los camareros se dedican a la atención directa, a llevarte el plato a la mesa. Eso ha permitido quitarle 8 horas a semana. Sigue entrando la misma gente a comer todos los días, sirven los mismos platos a diario por lo que los costes no han empeorado y el personal está más contento y no quiere cambiar de empresa. Estas chicas nos han venido súper bien.
"a quién le tenemos que vender la jornada de 4 días es a los empresarios, que son los que pueden tener más dudas, porque la otra parte, la de los trabajadores, está ganada"
-Más País ha impulsado en el Congreso un proyecto piloto para implantar la jornada laboral de cuatro días que ha sido aceptado por el Gobierno. Por lo que dice ha habido contactos previos a que pusieran el debate en la agenda estatal. ¿La propuesta está inspirada en los ensayos valencianos?
-Sí. Hubo un momento antes de negociar los presupuestos, en el que Compromís puso una serie de condiciones y Más País otras, entre las que que planteó esto. Como entonces no necesitaban sus votos les dijeron que no. Y de repente cuando se desmarcó ERC, esa noche el Ministerio comenzó a llamar a todo el mundo. Llamó a Compromís y nosotros le dijimos que éramos gente seria y que cumplieran los acuerdos que teníamos y Más País reclamó esto que ahora veremos cómo se implementa. Más País nos envió la propuesta y les realizamos algunas matizaciones. Puede ser que ellos al principio lo hicieran desde un punto de vista más obrerista y nosotros les planteamos que lo hicieran desde el punto de vista de la productividad. Porque es importante y a quién se lo tenemos que vender es a los empresarios, que son los que pueden tener más dudas, porque la otra parte, los trabajadores, está ganada. Es verdad que si trabajamos menos horas y no mejoramos la productividad como sociedad, tampoco nos sirve para nada. Por eso nosotros hacemos esa lectura lo más inclusiva posible y una lectura holística de la realidad.
-Hay voces económicas que apuntan a que reducir la jornada laboral sin antes aumentar la productividad puede ser perjudicial para las empresas…
-Claro, claro. Primero es necesario reorganizar la forma de trabajar y traducirlo en una mejora de la productividad, pero no será al día siguiente. La empresa no notará el cambio el primer día, por eso proponemos ayudas públicas que acompañen durante el primer, segundo o tercer año y que el diferencial de esas ocho horas de menos las pague la Administración pública. ¿Y la Administración ha de entrar en esto? Pues nosotros creemos que sí porque es un bien superior. La Organización Mundial del Trabajo nos decía antes de la pandemia que existía un grave problema de cambio climático y que había que cambiar los sistemas productivos. Por tanto, creemos que podemos invertir dinero en acompañarlos. Los estamos invirtiendo en otras cosas igual no tan productivas como por ejemplo mantener en la UCI a determinadas empresas que siguen vivas precisamente por eso, por la UCI pública, porque sino ya habrían cerrado. Al final con todo el cariño y respeto del mundo, bares ya cerraban antes y volvían a abrir. Los bares son las empresas con la movilidad más rápida. Ahora intentamos mantenerlos porque la gente tiene que comer y entendemos que debemos rescatar, dar una oportunidad vital a todas las personas, pero quizá no a todas las empresas.
-¿Hay un plazo establecido que sirva para determinar si la medida ha funcionado o no?
-No está cerrado, pero con la teoría que más o menos hemos estado mirando no menos de dos ejercicios económicos. Porque el primer año es el de la implementación de esas medidas y luego debemos ver si se estabiliza en el tiempo. Por eso, dos o tres años.
-¿Cree que la reducción de la jornada laboral a cuatro días tendría también cabida en la Administración?
-Sí, sin duda. De hecho está en la misma situación que la empresa privada, al final depende también de la negociación colectiva. Eso sí, quiero recordar que en la Administración Pública ya hay puestos que trabajan menos horas que muchas empresas privadas. Si trabajando así conseguimos mejorar el servicio público que estamos dando, hablemos de reducir jornadas. Pero yo soy un servicio público, ojo, primero debemos prestarlo, y si ese planteamiento lo mejora pues ya lo plantearán los sindicatos en la mesa de negociación que toque. A mí como autoridad laboral me compete la empresa privada.
"es evidente que ha habido algunas disfunciones o desacuerdos respecto al teletrabajo"
-Labora recomendaba hace unas semanas implantar el teletrabajo para evitar los contagios. ¿Hay reticencias por parte de algunos sectores del ejecutivo valenciano a implantar una medida que los propios informes de Labora recomiendan?
-En la Administración sí, es evidente que ha habido algunas disfunciones o desacuerdos respecto al teletrabajo. En mi Conselleria funcionó muy bien porque la gente sabía muy bien lo que tenía que hacer y lo que se esperaba de ellos. Puede ser que en otras consellerias no estuviera tan planificado o simplemente hay procesos que en otras no se pueden hacer mediante teletrabajo, no lo sé. Más allá de las discrepancias internas en este tema dentro del Ejecutivo, también las hay en algunas empresas privadas porque sigue primando en la mentalidad de muchos empresarios la presencialidad. De hecho se han multiplicado de una manera irracional las reuniones.
"concentremos las ayudas públicas a empresas que tienen viabilidad y capacidad de recuperación"
-La crisis del coronavirus, así como las restricciones que lleva aparejadas otorgan un papel clave a las ayudas canalizadas por el Plan Resistir. ¿Son suficientes para que las empresas puedan resistir el golpe?
-No. Parafraseando al poeta: "Ni todo está por hacer, ni todo será posible". No todo está por hacer porque nosotros ya estábamos trabajando antes. Algunas de las ayudas que ahora hemos incrementado por una situación específica ya estaban diseñadas. Y no todo será posible, claro; no será posible que toda la economía de sectores que pesan tanto en el PIB que han tenido que cerrar sigan funcionando con los mismos salarios o las mismas ganancias solo con las ayudas públicas. Al final todo esto no sabíamos cuánto iba a durar y yo le decía a mucha gente que en función de cuánto durase esto, la recuperación sería más o menos rápida. Esto no es una guerra donde se han destruido puentes que tienes que volver a construir, simplemente el bar de bajo está cerrado. Pero claro, si en lugar de dos semanas la situación se alarga seis meses, el escenario cambia. Igual yo ya me he acostumbrado a tomar el café en la oficina porque me he comprado una cafetera y el bar ha perdido sus clientes... Por eso todo dependía del tiempo. Y como esto tiene la dimensión que tiene y está tardando lo que está tardando, unas ayudas puntuales de 1.000 euros te pueden ayudar a salir del paso un mes. Pero llevamos once meses y yo no puedo dar 1.000 euros a todos cada mes. Por tanto, no, no son suficientes ni posibles. Por eso digo que concentremos las ayudas públicas a empresas que tienen viabilidad y capacidad de recuperación. Y aquellas que no lo son, ayudemos a las personas. ¿Cómo? Pues en esta comunidad hemos sido de las primeras en poner en marcha una Renta Valenciana de Inclusión, hay ayudas a personas en paro... Pero no sé qué sentido tiene que el bar de la esquina reciba una ayuda como autónomo, que es correcta; una ayuda por los ERTE de sus trabajadores, que también es correcta; pero además el ayuntamiento le perdone el IBI, por ejemplo. Porque el día que vuelva a abrir, cerrará al cabo de una semana probablemente.
"a veces aceptamos demasiadas presiones de determinados sectores. si yo pudiera, condicionaba las ayudas a que las empresas tuvieran convenio"
-Hace unas semanas, el Síndic de Comptes alertaba de que la Generalitat no tiene dinero para todos los afectados por la pandemia. El órgano fiscalizador, además, instaba a que las ayudas que conceda la Generalitat vayan dirigidas a que estos sectores se reinventen porque serían más eficientes…¿Trabaja la Administración con esta perspectiva?
¿Piensa la Generalitat condicionar sus ayudas futuras en este sentido?
-Estoy muy de acuerdo con ese discurso y ese planteamiento. Pero digamos que ese discurso no es el pensamiento mayoritario dentro del Consell, me parece. Creo que a veces aceptamos demasiadas presiones de determinados sectores y nos estamos volcando con algunos que es verdad que tienen un peso importante en el PIB, pero también, y aquí hago la lectura desde el punto de vista del empleo, que generan trabajo de bajísima cualidad, de bajísimo valor añadido e incluso en algunos casos que no tienen ni convenio. Yo, como responsable de empleo, si pudiera condicionaría las ayudas a los sectores a que tuvieran un convenio en vigor y no que estuvieran 13 años sin él como pasa en alguna de las empresas que recibirán ayudas. Porque no vale estar maltratando a tu gente durante 13 años y cuando las cosas van mal que venga la administración y te lo arregle. Yo te lo arreglo si puedo, pero a partir de mañana quiero que ese sector tenga trabajo de calidad, contratos como toca, etcétera. Esa es la lectura que tiene que hacer el Consell desde el punto de vista del empleo, pero no es la lectura mayoritaria dentro del Consell. Creo que no lo hacemos tan bien como deberíamos y haríamos bien en hacerle caso al Síndic (de Comptes).
"A mí no me parecía razonable traer Abengoa y celebro que no se hiciera"
–Usted criticó, sin citarlo, el intento del IVF por traer a Abengoa a la Comunitat a cambio de darle el auxilio financiero que le negaba la Junta de Andalucía. Visto el desenlace, ¿se alegra de que ese intento no fructificase?
-Sí. Es que ese era el riesgo que nosotros señalábamos. Nosotros tenemos una economía de microempresa. Si yo voy a destinar un dinero muy importante a una gran corporación, como es Abengoa, que se va de otro sitio porque no le dan ayudas y que solo venir aquí necesita ayudas mientras tengo la mercería de bajo cerrada, ¿qué estoy haciendo? A mí no me parecía razonable y celebro que no se hiciera porque por lo que hemos visto la empresa no era lo suficientemente viable. Prefiero destinar este dinero a la economía viable y al tejido productivo valenciano.
"HEMOS HECHO COSAS QUE TARDAN OCHO MESES, EN TRES, LO SIGNIFICA QUE EN UN PERIODO NORMAL SE PUEDEN HACER EN CINCO. HACER LAS COSAS TARDE ES HACERLAS MAL. SOMOS MUY LENTOS COMO ADMINISTRACIÓN"
–Al respecto, ¿tiene posibilidades de concretarse la propuesta de la Fundación Nexe para crear un Fondo Estratégico Valenciano de Inversión Pública (FEVIP)?
-No lo sé, pero al final hace tres años cuando hablábamos de teletrabajo o jornada laboral de cuatro días todo eran cosas de Nomdedéu. Afortunadamente ahora está en el debate ya. Saldrá mejor o peor, y habrá que posicionarse para que funcione. Lo que Joan Sanchis y yo propusimos en aquel momento no nos lo inventamos, era algo que Alemania hacía. Alemania, que no es precisamente una socialdemocracia, es la señora Merkel, son liberales, hace una lectura de país muy sensata y dice: "No puedo estar dándole ayudas constantemente a las empresas a cambio de nada. Yo no quiero sentarme en su Consejo de Administración, pero me tiene que rendir cuentas y si pongo dinero ahí, yo puedo condicionar algunas cosas". Por ejemplo, un convenio como decía antes. Si "papá Estado", como dicen los liberales, tiene que dar dinero a las empresas para estabilizar, gratis no es. A cambio tendrás que ser eficiente en la productividad, pagar buenos salarios, formar a tus trabajadores, medioambientalmente ser sostenible, etcétera. Y si hablo de eléctricas, que aquellos que se encuentren en determinadas condiciones no les puedas cortar la luz. En París, durante los meses de invierno, aunque no pagues el alquiler no te pueden tirar de casa por una razón muy sencilla: porque hace frío. La diferencia entre dar dinero a cambio de nada o dar dinero de manera condicionada. Esto lo iremos entendiendo igual que hemos ido entendiendo otras cosas. No sé si al final será como nosotros lo proponemos, pero acabará entrando en el debate. Y luego, por otra parte, otra cosa que desde la Adminsitración deberemos entender: si sin haber perdido garantías ni sanitarias ni legales, en este tiempo hemos sido capaces de procesos que de normal tardan ocho meses hacerlos en tres, eso significa que en un periodo normal se pueden hacer en cinco. Y hacer las cosas tarde es hacer las cosas mal en la Administración porque siempre vamos al rebufo de la realidad y siempre somos reactivos, no propositivos. Somos muy lentos como Administración.
-¿Considera que esta sería una herramienta adecuada para gestionar la crisis pospandemia?
-Sí. Por esa frase tan de ir por casa: ¿Qué queremos ser cuando seamos mayores? ¿Dónde queremos invertir? ¿Queremos seguir siendo el resort de Europa? ¿O el bar de Europa? ¿O seguir teniendo el record mundial de bares y restaurantes? Que está muy bien, a mí me gusta pero no podemos tener solo eso.
– ¿Qué opina de la intención del Ministerio de Trabajo para que la Inspección de Trabajo recurra a 'robots' para multar a las empresas que cometan fraudes?
-A mí el uso de la inteligencia artificial para determinadas cuestiones me parece muy positivo. Nosotros tenemos una reunión la semana que viene con una empresa que se dedica a la tecnología para ver de qué manera nuestro sistema operativo de Labora puede añadir inteligencia artificial nos puede ayudar a perfilar mejor las personas que encajan en lo que buscan las empresas. Que la tecnología venga a ayudarnos me parece muy positivo en general. No conozco el detalle, pero Héctor Illueca estuvo aquí y nos dijo que querían avanzar en esa dirección. Hay muchas cuestiones que son de carácter recurrente, muchas sanciones que implican mirar lo que se cotiza y eso se hace simplemente mirando un documento... para eso no necesitamos a una persona que ha hecho una carrera.
-Habla por tanto de no sustituir a funcionarios, sino de complementar las funciones...
-No, no, claro. Soy muy pro de la mecanización en las administraciones y empresas porque nos debe servir para liberar a las personas para hacer aquellas acciones que necesitan una inteligencia empática, no artificial, de entender por qué pasan las cosas. Si la parte mecánica la puede hacer una máquina, dedico a los funcionarios a aquellas funciones que requieren parte humana.
"el estatuto de los trabajadores debe incorporar un modelo económico de plataformas, pero no veo la necesidad de una ley que diferencie entre trabajadores digitales y analógicos"
–El borrador final de la conocida Ley Rider que acaba de anunciar el Gobierno parece no haber gustado ni a las plataformas, que estarán obligadas a contratar a los repartidores, ni a los riders, que prefieren seguir siendo autónomos para poder repartir para varias compañías. ¿Qué opina usted de la forma en la que Trabajo quiere acabar con el problema de estos falsos autónomos? ¿Cuál sería su propuesta?
-Creo que las sentencias son muy evidentes en ese sentido. Tengo graves problemas conceptuales con los algoritmos. ¿Esto qué quiere decir? Que cuando yo voy a un gran almacén el fin de semana y cuando terminan de atenderme me piden que marque la carita verde o roja, digo que no quiero porque no soy su jefe de personal. Esas cosas me dan bastante miedo. Por poner un ejemplo: si yo un viernes pido una pizza a una pizzería de Castellón que tiene dados de alta a los trabajadores y cuando viene el repartidor le pido que me baje de paso la basura, me enviará a la mierda. Pero, ¿y si el que viene es de Glovo, que sabe que cuando cierre la puerta yo le voy a valorar y si le pongo mala puntuación el algoritmo lo baja en la lista y eso implica que no vuelva a trabajar en una semana? A mí esas cosas me dan un poco de miedo. Las sentencias son muy claras: los riders son trabajadores por cuenta ajena. Y si ahora sale una empresa y dice que si tiene que dar de alta y tal eso le cuesta X y entonces su negocio no es viable... Pues es que entonces no es un negocio, es otra cosa. Si pagando lo que tienes que pagar, no es viable, es que es otra cosa, pero no un negocio. Por otra parte, yo entiendo que hay un determinado sector de los riders que compagina con los estudios y lo que quieren es tener solo unas horas y por tanto necesitan trabajar con 5 plataformas diferentes. Pero eso es un autónomo puro que tiene 5 clientes, nada que decir. Pero por otra parte están los que trabajan en exclusiva para un único cliente y la norma es muy clara. Yo no entiendo ni por qué tiene que haber una ley, si es el estatuto de los trabajadores. Si comenzamos a hacer leyes específicas para la economía digital, estamos haciendo dos categorías de trabajadores y eso tiene muchos riesgos de interpretación jurídica. Creo que el estatuto de los trabajadores debe incorporar un modelo económico de plataformas porque es verdad que ha crecido muchísimo y no existía cuando se aprobó el estatuto y las reformas, pero la necesidad de una ley que diferencie entre trabajadores digitales y analógicos me genera bastantes dudas.