VALÈNCIA. Sus moros y cristianos desfilan en Valencia en Fallas, recibe con cariño la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados o términos en valenciano pueden escucharse en conversaciones de autóctonos.
No obstante, pese a hallarse a una quincena de kilómetros de Font de la Figuera y haber pertenecido históricamente al Reino de Valencia, su realidad administrativa la sitúa en Castilla La Mancha. Se trata de Caudete (a secas, nada que ver con Caudete de las Fuentes, en la comarca de Utiel-Requena), localidad adscrita a la provincia de Albacete.
"Caudete está en el lugar equivocado", resume el historiador local Álvaro Ponce, profesor jubilado e investigador constante de los recovecos centenarios de esta población que destaca, entre otras cuestiones, por su castillo.
¿Y por qué se halla en el lugar equivocado? Los avatares de la historia quisieron que unas disputas con Villena derivaran en acusaciones que la vincularon directamente a la causa austracista en la cruenta contienda denominada de Sucesión.
Esta circunstancia conllevó una contundente represalia de Felipe V tras su victoria en 1707 que provocó la pérdida de los fueros de Caudete y su adscripción a Villena. Las consecuencias de la Batalla de Almansa (conmemorada el pasado 25 de abril) también le afectaron con virulencia, como al resto del Reino de Valencia.
Transcurridas unas décadas, recuperó sus fueros, pero inició un peregrinaje en su catalogación territorial. Pese a tener un inciso de vinculación a la Játiva de 1822 en una efímera división provincial, ha visto cómo era asignada primero a Murcia y luego a Castilla La Mancha desde 1982, en cuya comarca Monte Ibérico-Corredor de Almansa ha quedado situada.
"Nos acostamos valencianos y nos levantamos castellanos", vuelve a concretar con un titular Ponce para aludir a su municipio que, geográficamente -pese a que administrativamente no sea el caso- se encuentra en el Alto Vinalopó alicantino.
"Caudete siempre ha estado muy vinculado a Valencia ciudad. Todos tenemos familiares en ella. Celebramos las Fallas, nuestros mayores se expresan con palabras en valenciano y nuestros jóvenes universitarios van a estudiar a la capital de la Comunidad Valenciana en mayor medida que a Albacete o Cuenca porque les gusta más. Luego muchos se censan allí e incluso hacen ya vida posterior", añade María José Serrano, concejala de Coalición de Centro Democrático (CCD) en Caudete en el Ayuntamiento de esta población.
¿Relación emocional con la provincia de Valencia y territorial con la de Alicante aunque enclavada en Albacete? "Sí, existe un sentimiento valenciano. Queremos a Valencia y que Valencia nos quiera", recalca el historiador Ponce, quien recuerda los intentos frustrados de retornar a la provincia de Valencia en siglos precedentes.
Incluso recomienda fórmulas para incrementar la conexión emocional que podría sembrar una adscripción futura para convertir Caudete en el 267 municipio de la provincia de Valencia.
"Históricamente nos sentimos valencianos. Y ese sentimiento podría aumentarse con colaboración y siempre sin imposiciones, como proporcionando a nuestros niños la oportunidad, a quien quiera, de estudiar valenciano en los colegios, o incorporándonos a departamentos de salud valencianos", indica, para responder, al preguntarle sobre el impulso local de un trasvase administrativo, que "antes se hablaba con más libertad de este tema, pero ahora no tanto".
De abordar el asunto con el equipo de gobierno, configurado en la actualidad por cinco concejales del PP y cuatro de Vox con Moisés López (de la primera formación) al frente, no ha habido oportunidad al no responder al intento de contactar por parte de este diario.
Con mucha más elocuencia se expresa Antonio Conejero, presidente de la asociación Amigos de la Historia Caudetana. Y lo hace repleto de emoción. "Los habitantes de Caudete llevamos muy metidas las raíces de lo que fuimos pese a la represión que sufrimos y a que desde Villena vinieron maestros castellanos y prohibieron el uso del valenciano", recalca.
Preguntado al respecto, apunta un par de expresiones procedentes de lengua vernácula valenciana que emplean con soltura. "Hablamos de estar como una gabia para aludir a locura o decimos subo a la cambra para referirnos a la parte de arriba de las casas", explicita.
Los recuerdos sazonan sus palabras. "En nuestras fiestas de Moros y Cristianos sacamos la Senyera. En los años más recalcitrantes de la dictadura venía gente de Valencia a besarla. Me emociono de solo contarlo porque, aunque parezca una barbaridad lo que digo, la quiero como a mi madre", afirma.
"Muchos hablamos todavía de ir al Reino para referirnos cuando vamos a Valencia, porque nos sentimos muy orgullosos de esos 500 años en que formamos parte de él", señala Conejero, que es persona integrante de la Asociación Cultural Valencianista.
Ese reflejo de tradiciones se transmite igualmente con sus celebración de Fallas. "Como asociación, el año pasado plantamos una falla. Y un colegio local lo lleva haciendo desde hace una década, con ofrenda incluida. Y aunque cada vez menos gente hable valenciano, mucha lo lee perfectamente y casi todos lo entendemos. No olvidamos que fuimos un pueblo bilingüe antes de la desgracia (las consecuencias de la Batalla de Almansa) que nos pasó", concluye este ferviente defensor de la historia caudetana.
Por sentimientos o tradición, se siente igual que sus vecinos de la Vall d´Albaida, como si viviera en un municipio más del antiguo reino o, trasladado a la actualidad, de la provincia de Valencia. Como si fuera el número 267, en igualdad de circunstancias que los otros 266 que configuran la demarcación territorial valenciana, desde Benavites a Font de la Figuera o desde Castielfabib a Oliva.