entrevista al secretario del grupo municipal de compromís

Amadeu Mezquida (Bloc): "Gobernar con el PSOE es gobernar con el freno de mano puesto"

21/06/2021 - 

VALÈNCIA. El Bloc Nacionalista Valencià, una de las tres formaciones políticas que constituyen Compromís, se enfrenta el próximo fin de semana a su octavo congreso en Feria Valencia, que se plantea como un cónclave no sólo para medir los liderazgos internos sino también para acometer una refundación ideológica e incluso un posible cambio de nombre. Uno de los hombres fuertes en la candidatura de la actual secretaria general, Àgueda Micó, es Amadeu Mezquida (València, 1986), el secretario del grupo municipal de Compromís en el Ayuntamiento de València.

Mezquida opina que la cita tiene lugar en un momento "muy interesante" de la política para emprender esta actualización ideológica y caminar hacia un nacionalismo "que ponga el foco en la soberanía tanto individual como colectiva". Esto es, no sólo decidir "si quieres ser un estado independiente o no, o cuál es el marco de relaciones que quieres tener con el Estado, sino soberanía en el día a día". Y sobre la postura de la candidatura alternativa de eliminar de los estatutos que el Bloc es "de izquierdas", Mezquida lo ve un error y recuerda lo que pesaron los pactos con Convergència. A su juicio, el partido y la coalición Compromís son "un buen producto" pero, dice, "la cuestión es cómo lo vendemos mejor para que más gente lo vea como nosotros".

Más allá del cónclave, el secretario del grupo municipal de València señala que "gobernar con el Partido Socialista es gobernar con el freno de mano puesto", aunque resalta a Ribó como una figura "que pone paz, rebaja el tono y calma las cosas". Con todo, eso sí, admite que "tampoco sería bueno" que todos fueran como él: "Está bien que haya un Pere Fuset o un Grezzi". Y acerca del relevo del alcalde al frente de la UTE electoral en València por un independiente, Mezquida opina que es "insustituible" y que el deseo "es que continúe", y rechaza que haya planteado dentro del partido cuál es su decisión sobre si continuará.

Para hablar sobre ello y otras muchas cuestiones, Mezquida recibe a Valencia Plaza en el despacho del grupo municipal, en el Ayuntamiento.

- El congreso del Bloc se plantea como una refundación. ¿Cómo lo afrontáis desde València?
- Es importante porque coincide con un momento muy interesante de la política tanto a nivel valenciano como a nivel estatal: el único proyecto que tiene la derecha española es el de 'Madrid es España y España es Madrid', donde los demás no pintamos nada, en el que el PSOE se ha convertido en sostenedor de lo que hay. Y al final, otras fuerzas de izquierdas que pretendían hacer cambios transformadores no han tenido la fuerza o capacidad para conseguirlo. Es un momento interesante para hacer un proceso de refundación, actualización ideológica y reestructuración organizativa. Un congreso que va más allá de un cambio de ejecutiva y que pretende hacer cambios profundos en la organización.

- ¿Cómo se plantea esa renovación en cuanto al nacionalismo?
- El Bloc es un partido nacionalista valenciano y siempre lo ha sido. Igual que el movimiento valencianista ha ido cambiando a lo largo del tiempo, también se ha actualizado ideológicamente. A finales de los 90 hubo un paso desde la idea de nación lingüística a la de nación cívico-política de la mano de las reflexiones de Joan Francesc Mira. Fue importante porque se abandonaba la idea de la nación catalana y del sujeto político compartido y se pasaba a un valencianismo autocentrado en el País Valenciano.

No es sólo soberanía para decidir si quieres ser un estado independiente o no, sino soberanía en el día a día.

Y ahora estamos en otro momento importante porque ahondamos en las raíces ideológicas del movimiento y vamos un paso más allá queriendo construir un movimiento que ponga el foco en la soberanía tanto individual como colectiva. No desde una perspectiva autodeterminista o exclusivamente autodeterminista. Es decir, no es sólo soberanía para decidir si quieres ser un estado independiente o no, o cuál es el marco de relaciones que quieres tener con el Estado, sino soberanía en el día a día: disposición de tu propio tiempo, soberanía sobre tu cuerpo, soberanía alimentaria, energética, etcétera, donde adquieren importancia conceptos como los productos de proximidad, el comercio de kilómetro cero, la reindustrialización o el cambio del modelo productivo. Todo ello redunda en una idea: más soberanía es más bienestar, más democracia y más autogobierno.

- Se ha planteado, en ese sentido, la posibilidad de esconder o camuflar el nacionalismo en el nombre del partido. ¿Es una manera de cambiar cómo les percibe la sociedad valenciana?
- Creo que el nombre no hace la cosa sino que la cosa hace el nombre. Siempre hemos sido Bloc Nacionalista Valencià y nunca nos han llamado así, nos han llamado Bloc. Podría entenderse que llevamos 20 años escondiendo lo que somos. Creo que nadie tiene esa intención. Todo el que entra sabe en qué tipo de organización entra. En este sentido, ni la ponencia esconde nada ni un cambio de nombre responde a una voluntad de esconder nada. Todo lo contrario: actualizarlo para ampliar la base y llegar a más gente. Yo fui crítico en el momento fundacional de Compromís pero el tiempo me ha quitado la razón en ese sentido: el valencianismo, siempre que se abre, sale ganando.

El problema es cuando pones la meta en un punto tan lejano que te conviertes en un iluminado ante el pueblo

- Con la integración en Compromís, esa posible disolución del nacionalismo en algo más grande quizá fue un factor para llegar con fuerza a las instituciones. ¿Cómo se conjuga esa apertura con mantener el nacionalismo soberanista?
- Creo que no se ha diluido nada, sino que hemos adaptado el discurso y las posibilidades a la realidad que tiene el País. En esta ciudad, por ejemplo, se han hecho medidas como la valencianización del nombre de la ciudad, darle una calle a Joan Fuster, o dar cabida a conciertos en valenciano, que hasta ahora no tenían lugar. Son pasos en una dirección clara teniendo en cuenta de dónde partimos. El problema es cuando pones la meta en un punto tan lejano que te conviertes en un iluminado ante el pueblo. Hay que ir siempre acompañando al pueblo. Por eso no pienso que hayamos diluido el valencianismo sino que se ha avanzado más que nunca. Antes no se avanzaba porque no estabas presente. Es precisamente el hecho de estar presente y de que tus votos cuenten lo que hace avanzar al movimiento hacia más autogobierno.

- El valencianismo ha de ir a por metas más próximas, quiere decir.
- Claro. Comenzar la casa por el tejado nunca ha sido bueno ni para el valencianismo ni para nadie.

- La candidatura que se enfrenta a la de Àgueda Micó ha propuesto eliminar de los estatutos que el Bloc es de izquierdas. ¿Cómo lo ve?
- El verdadero debate de fondo es ese. Hay gente que no está cómoda con una definición de izquierdas del partido. El problema es que hubo una época en la que el Bloc jugaba a la indefinición y ahora ya no es así porque el valencianismo mayoritariamente es de izquierdas y este partido democráticamente ha decidido que es de izquierdas, que va en una coalición de izquierdas y que hace políticas de izquierdas. Al final, si esto fuera un partido comunista, seguramente la lista que se presentara contra la dirección diría que la dirección es poco comunista. Como estamos en un partido nacionalista, la contra se presenta diciendo que somos poco nacionalistas. Pasaría independientemente de lo que hubiera hecho la dirección. Por eso creo que lo que hay detrás son otras cosas: ¿qué sentido tiene, hoy en día, con la consolidación que tiene Compromís en un espectro ideológico concreto, que ahora nos planteemos otra cosa? Otra cosa que, además nos pesó tanto en su momento, como son los pactos que tuvimos con Convergència, porque la gente nos identificó como de derechas.

tenemos que ser radicales en el fondo y moderados en las formas

- ¿Esa supuesta excesiva definición no juega en contra de la transversalidad que se pretende?
- Creo que a veces se confunden el fondo y las formas. No diluimos ni el nacionalismo ni ser de izquierdas, todo lo contrario: lo reafirmamos. Creo que tenemos que ser radicales en el fondo y moderados en las formas. Tenemos que saber explicar las cosas de manera que la gente pueda empatizar. Eso es cómo vendemos el producto. Pero el producto es bueno: el proyecto del Bloc y de Compromís es el más claro y definido que cualquier partido tiene ahora mismo en el País Valenciano. Eso no se diluye, pero la cuestión es cómo lo vendemos mejor para que más gente lo vea como nosotros. Este es el tema.

- Lo que dice está directamente vinculado, entiendo, a lo que hace Compromís en las instituciones. ¿Cree que en València se ha cedido demasiado al gobernar en coalición?
- En València hemos avanzado y nos queda muchísimo por hacer. Nunca estará todo hecho. Veo la València de hace seis años y la de ahora y no puedo aceptar de ninguna manera que estamos renunciando a cosas. Estamos avanzando y lo hacemos al ritmo que nos marca la ciudadanía. Es cierto que hay un elemento de distorsión que es la coalición con el Partido Socialista. Tampoco es la voluntad de la ciudadanía que Compromís gobierne solo: la ciudadanía fue clara, aunque hay un margen estrecho entre ambos bloques, al depositar su confianza en un gobierno de coalición, y por eso que haya un gobierno en coalición es acertado. Eso no quita que, tras seis años, yo te diga desde la experiencia que gobernar con el Partido Socialista es gobernar con el freno de mano puesto. Si Compromís gobernara solo, se habría avanzado mucho más en temas fiscales, urbanísticos o medioambientales.

EL 'BLOC' ES UN BUEN NOMBRE PERO YA ESTÁ QUEMADO TANTO ELECTORALMENTE COMO SOCIALMENTE

- En cuanto al futuro nombre del partido, ganó la propuesta de Més-Compromís. ¿Qué le parece?
- Como decía, el nombre no hace la cosa sino que la cosa hace el nombre. La cuestión es cómo conseguimos que ese nombre se relacione con los aspectos positivos que queremos transmitir. Es el reto más importante. El nombre ese no es el que yo voté pero también es cierto que no había otro nombre que me entusiasmara. Creo que eso es bastante habitual. Es difícil que te presenten un nombre y pienses que te encanta, y más en un lugar tan difícil de definir como es el Bloc. Venimos de un nombre que tiene mucha fuerza, con una sílaba y que es contundente y con una 'o' abierta. Es un buen nombre pero ya está quemado tanto electoralmente como socialmente. Y eso, las encuestas internas nos lo dicen. Més-Compromís no me entusiasma y creo que es un reto llenarlo de contenido.

- En València ciudad sí que parece que hay un mejor entendimiento y se han dado algunos pasos de cierta integración, aunque sean pequeños.- El propio nombre parece conllevar esa aspiración de buena parte del Bloc de caminar hacia una mayor integración en Compromís junto al resto de partidos que forman la coalición.
- Sí. Es un viejo deseo del Bloc. Yo era partidario en su momento de avanzar hacia una federación de partidos o un partido único. Eso no ha sido así y somos una coalición estable cuya manera de funcionar tiene sus pros y sus contras. Si en algún momento se plantea avanzar, lo veremos. Ahora tenemos nuestro congreso en junio, Iniciativa tiene su congreso a finales de año, y no creo que sea bueno plantearse un proceso congresual el año siguiente de cara a unas elecciones. Veremos la ejecutiva que sale de Iniciativa y cuál es su voluntad, porque hasta ahora no han querido avanzar en esta dirección.

En València hemos sido capaces de conseguir una manera de funcionar más integrada que a nivel de País. El Bloc ha sido generoso e Iniciativa también. Hemos sabido hacer las cosas de una manera fluida. València es un buen ejemplo donde mirar desde el partido cuando llegue el momento de abrir ese melón. Pero no sólo en eso, sino también en resultados electorales València tiene mucho que decir. València aporta muchos votos, tenemos un 27,7% de voto en las municipales, que es que te vote casi un tercio de los electores. Hay que tenerlo en cuenta.

compromís valència no se ha centrado en una retórica nacionalista

- ¿Cómo se deberían trasladar los resultados electorales de València a nivel orgánico?
- Lo que decía: hay que ser radical en el fondo y moderado en las formas. Esto también implica que hay que adaptarse a cada lugar. La manera de hacer valencianismo de Compromís en València no se ha centrado en una retórica nacionalista, sino en conseguir que la gente nos identificara como el partido de la ciudad. El partido que sabe los problemas que hay, que se acerca y te habla, al que le puedes preguntar lo que sea, el que te monta un acto en tu barrio. Esa proximidad es un modelo adaptable a otras ciudades. No es lo mismo Castellón, Elche o Alicante, pero sí se puede trasladar que te vean como el partido de tu ciudad. Obtendríamos resultados, no sé si como los de València, pero creo que parecidos. Es cierto también que aquí tenemos un candidato como es Joan Ribó, que da un impulso definitivo al proyecto. Es una persona que gusta a la ciudad, no sólo a la gente progresista sino que tampoco asusta demasiado a la gente conservadora. Eso es positivo.

- ¿Cómo cree que, a nivel orgánico, País ve a la ciudad de València?
- Hay una relación amor-odio. Por un lado, la gente de las comarcas nos felicita por los cambios. Pero por otra parte, vivimos en una sociedad muy centralista: Madrid es muy centralista y València también lo es. Y por eso existe esa sensación de "que València no acabe tragándonos también". Esa tensión de temor y admiración también se traslada dentro del partido. En el momento en el que València hace lo que estamos haciendo, reclamar nuestro espacio propio, hay gente que puede interpretarlo como una suerte de amenaza. Pero nosotros venimos a aportar porque hemos hecho las cosas de una manera exitosa y creemos que podemos trasladarlo a otros territorios, como el sur del País. Nosotros no vamos a evangelizar o a dar la palabra, sino a explicar lo que nos ha funcionado y a dar ideas por si quieren tomarlas o por si se quiere hacer algo similar.

no sería bueno que todos fueran como Ribó, está bien que haya un Fuset o un Grezzi

- Respecto a lo que comentaba de Ribó, se dice que no sólo es importante gustar a la gente sino también generar poco rechazo.
- Joan Ribó no polariza. Ayuso polariza. Aunque creo que un partido debe tener gente de todos los perfiles. Tampoco sería bueno que todos fueran como Ribó, está bien que haya un Pere Fuset o un [Giuseppe] Grezzi. Pero es cierto que comparo mucho la figura de Ribó con la del Rey Salomón: el que pone paz, rebaja el tono y calma las cosas. A esta ciudad le ha venido muy bien porque cuando comenzamos, éramos un tripartito y la gente se llevaba las manos a la cabeza. Las expectativas eran muy bajas porque mucha gente pensaba que nos íbamos a estar peleando a todas horas y que romperíamos el gobierno y haríamos el ridículo, y que gobernaría otra vez la derecha. Eso no ha pasado, somos un gobierno que funciona con sus fricciones internas, como es normal, pero que transforma, que es el objetivo.

- ¿Ribó ha tenido algo que ver?
- Sí. Es una persona que no tiene afán de protagonismo. No tiene afán de que lo hagan ministro u otra cosa. Ha decidido dedicar los últimos años de su etapa política a la ciudad. Y estamos encantados de que sea así.

- Ahora se plantea su posible sustitución en el caso de que decida no continuar. ¿Qué le parece que, como publicó Valencia Plaza, ya se busque un independiente como Joaquim Bosch? Parece que relevar a Ribó es una tarea muy complicada.
- Su trabajo es investigar y preguntar, y la mía es mirar por el bien del conjunto de Compromís. Por eso, para mí, el mejor candidato que hay es Joan Ribó. Es insustituible y mi deseo es que continúe. Es todo lo que puedo decir al respecto.

- ¿Ribó ha planteado dentro de Compromís su decisión?
- No. No lo ha planteado. No estamos en el momento de hablar de eso todavía.

- Lo que sí se ha planteado en algunos círculos es la posibilidad de cambiar el sistema de primarias en Compromís València para conformar las listas de 2023. ¿Cómo se puede mejorar?
- Todos los métodos de elección tienen sus pros y sus contras. Las primarias son buenas porque sirven de precampaña, animan a la gente próxima y que simpatiza, y que la gente es al final la que configura la lista, aunque haya mecanismos de corrección. Eso es interesante desde un punto de vista democrática. Pero también tiene sus perversiones. Establece una competencia desagradable entre personas que luego ha de trabajar juntas, porque no es plato de buen gusto estar compitiendo con otras personas por una plaza. Otra cosa negativa, depende de cómo se mire, es que las organizaciones tienen menos control sobre los concejales, porque al final éstos te pueden decir que responden ante la gente que le ha votado. No ha pasado nunca, pero hay partidos que pueden fulminar a cualquiera y aquí esa presión de 'prietas las filas' no puedes ejercerla porque no es creíble. Mi opinión es, conociendo como es Compromís, que va a haber primarias como las hubo y que quien no las quiera que lo diga. Es un melón muy grande que si no se ha abierto aún, no tiene sentido abrirlo mucho más adelante.

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