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entrevista al presidente de la patronal del metal en la comunitat valenciana femeval

Vicente Lafuente: "Hay muchas expectativas con los fondos europeos y habrá mucho desengañado" 

5/04/2021 - 

VALÈNCIA. La huella de la pandemia en la industria del metal ha sido dura: caída de la facturación del 17% en 2020 y 10.000 empleos menos. Un balance que ha obligado a las empresas a acelerar sus procesos de transformación para esquivar los vaivenes del mercado. "Las empresas necesitamos predecibilidad y eso en estos momentos no lo tenemos en absoluto. Pero la industria en general está siendo sostenible en estos momentos", subraya Vicente Lafuente, presidente de la federación empresarial metalúrgica (Femeval) y miembro del núcleo duro de la patronal autonómica CEV.

El empresario incide en la necesidad de relocalizar parte de la industria para minimizar la dependencia del mercado exterior. "Es cierto que no tenemos materias primas y las tenemos que importar, pero sus transformaciones y la generación de bienes lo podemos hacer aquí perfectamente", resalta. Contundente en sus palabras, el presidente de Femeval se muestra escéptico sobre la llegada de los fondos europeos, unas ayudas que, aunque valora, cree que acabarán decepcionando por las expectativas generadas. 

"Se están generando muchísimas expectativas y al final sí que es verdad que llegarán fondos, pero hay tantas propuestas, tantas asociaciones y administraciones diciendo lo que van a hacer que,  me gustaría equivocarme, pero creo que va a haber muchísimo desengañado con la situación", asegura. Entre los proyectos más significativos que optan a esta financiación se encuentra la gigafactoría de baterías, una iniciativa que ve complicado que pueda materializarse, después de que el Gobierno central mostrara su respaldo público a una instalación similar en tierras catalanas. Lafuente se reúne con Valencia Plaza para analizar el presente y futuro del sector.

Foto: EDUARDO MANZANA

-¿Cuál es el balance que hace el sector del metal del 2020?

-Fue un año duro para todos los sectores. Algunos que directamente cerraron, mientras que en el sector industrial pudimos mantener una relativa actividad. La caída en producción fue de alrededor del 17% y la del empleo, del 5%. El sector metalúrgico es amplísimo y hay muchos subsectores que se han visto afectados, especialmente el del automóvil. Otros, como la fabricación de bienes de equipo o servicios, han mantenido un pequeño descenso, pero no tan grande. Mientras que uno de los sectores que más ha salido reforzado con la pandemia ha sido el de las tecnologías habilitadoras digitales, es decir, empresas de Tecnologías de la Información, Comunicación y Electrónica.

-¿En qué situación se encuentra en este momento el tejido económico?

-Estamos en una situación de indefinición grande, porque el tema sanitario no se ha terminado de resolver y la vacunación, que es la solución directa, no sabemos cuándo va a generar estabilidad. Las empresas necesitamos predecibilidad y eso en estos momentos no lo tenemos en absoluto. La industria en general está siendo sostenible en estos momentos y el sector que más conflictividad tiene es el automóvil, porque no es ya solamente coyuntural por el tema sanitario, sino que hay profundos cambios estructurales que hay que trabajar.

"Tenemos que empezar a pensar que hay que fabricar más cerca para no tener esa dependencia del mercado exterior"

-¿Hasta qué punto la subida de las materias primas de las que se nutre el metal –como el acero- puede poner en jaque al sector?

-Estamos por activa y por pasiva lanzando el mensaje de que tenemos que analizar en profundidad el cambio global que se está produciendo en la economía. No solo por los efectos de las subidas de materias primas, sino porque los países asiáticos hasta ahora traían producción con precios asequibles y eso está empezando a cambiar. Tenemos ejemplos claros, como la paralización de fábricas de automóvil por falta de microchips o el portacontenedores atravesado en el canal de Suez que bloqueó toda la economía mundial. Por lo tanto, debemos saber analizar la situación y buscar soluciones. Tenemos que empezar a pensar que hay que fabricar más cerca para no tener esa dependencia de fuera. Y hacer campañas de concienciación de que es preferible pagar más caro unas compras en relativos productos que pagar barato y traerlo de fuera. Porque si compramos aquí, estamos potenciando nuestra sociedad, nuestra investigación y, sobre todo, el futuro de nuestros hijos.

-¿Cree, por tanto, que debería producirse una relocalización de parte de la industria? 

-Clarísimamente. Estábamos en unos volúmenes exponenciales de deslocalización y lo importábamos prácticamente casi todo y ahora hay muchas cosas que tenemos que fabricar aquí. Debemos tener la estructura y la preparación. O hay un cambio de hábitos en la sociedad y nos concienciamos de que eso es necesario o no aprenderemos de esta situación. 

-¿Qué tipo de industria o de sectores de la cadena de valor son susceptible de ubicarse en el territorio nacional?

-Tenemos que generar subsectores de alto valor añadido. Estamos hablando de fabricación de bienes de equipo. Los respiradores son máquinas que perfectamente podemos fabricar aquí. O todo el sector del automóvil y sus componentes. Es cierto que no tenemos materias primas y las tenemos que importar, pero sus transformaciones y la generación de bienes las podemos hacer aquí perfectamente.

-¿Es partidario de ‘rebalancear’ el PIB valenciano para no depender tanto del sector servicios?

-Hay que potenciar todo aquello que tenemos bueno. Tenemos un sector turístico y de servicios excelente a nivel mundial. Por lo tanto, hay que mantenerlo y cuidarlo. ¿Por dónde puede crecer la sociedad valenciana? Por la industria, que ha demostrado en esta pandemia una sostenibilidad superior a la de otros sectores. Estamos demostrando, por las cifras de exportación, que somos capaces de hacerlo de una manera excelente, no solo a nivel local, sino mundial. Somos conscientes de que tenemos un margen de mejora. Hagamos políticas para potenciar la industria, pero sin reducir lo que ya tenemos. 

-¿Por qué considera que la Comunitat Valenciana no potencia la industria?

-Falta pasar del dicho al hecho. Y, para eso, son necesarias dotaciones presupuestarias. Somos conscientes del momento difícil que atravesamos, pero si yo tuviera responsabilidad política, quitaría de lo que es prescindible para ponerlo en lo que es imprescindible. Esto hay que hacerlo sí o sí, porque será la vacuna económica que tendrá la sociedad valenciana para no estar expuesta a riesgos externos.

Foto: EDUARDO MANZANA

-Ahora, con los fondos europeos, se abre una ventana para transformar las empresas. ¿Qué oportunidades ve para la industria del metal?

-Me gustaría tragarme mis palabras y pensar que estoy equivocado, pero se están generando muchísimas expectativas y, aunque llegarán fondos, hay tantas propuestas, tantas asociaciones y administraciones diciendo lo que van a hacer que creo que va a haber muchísimo desengañado con la situación. Ojalá vengan para lo que realmente es necesario y sepamos priorizar, pero no olvidemos que va a depender de la Unión Europea en primer lugar; del Estado español y, en tercer lugar, de las comunidades autónomas.

Por lo tanto, nuestra capacidad de influencia será proporcional a nuestra capacidad de incidir en estos estamentos. Y creo que nuestra influencia no es excesivamente potente en estos momentos ni en Bruselas, ni en España, como Comunidad Valenciana. Por tanto, me da la impresión de que somos tantos a esperar que, aun valorando positivamente lo que pueda llegar, habrá mucho desengaño con los fondos europeos. Defendemos la llegada de esos fondos, pero también siendo conscientes de que en caso de que no lleguen tenemos que ser capaces de adaptarnos.

-Uno de los grandes proyectos tractores en la Comunitat Valenciana y que aspira a captar fondos europeos es la 'gigafactoría' de baterías. ¿Es ahora más necesario que nunca que haya una instalación así en tierras valencianas?

-El sector del automóvil se tiene que reconducir de una manera tremenda, porque las energías que mueven los coches ya no van a ser las mismas, ni tampoco los hábitos de consumo. Por lo tanto, tenemos que hacer cosas diferentes. Una claro ejemplo es la 'gigafactoría'. Creo que es complicado que venga, pero se está haciendo lo que se tiene que hacer, que es un proyecto serio, consolidado y absolutamente defendible. Que después llegue o no... No sabemos lo que pasará, pero yo creo que por trabajo no quedará. Lo que sí que veo un poco prematuro es el posicionamiento del Gobierno y de la Casa Real de ir a una zona determinada a decir que allí se van a dar fondos europeos cuando en estos momentos ese tema está cualquier cosa menos claro y no se sabe cómo ni cuándo van a llegar.

"La presentación del Gobierno y Casa Real de una planta de baterías en Cataluña fue absolutamente gratuita"

-¿Cree entonces que el anuncio de la ministra de Industria, Reyes Maroto, sobre una planta similar en Cataluña dificulta las probabilidades de hacer realidad la fábrica valenciana? 

-Creo que pueden ser compatibles y nosotros vamos a pelear al máximo en lo que se tenga que hacer, pero veo absolutamente gratuita la presentación que se hizo por parte del Gobierno y la Casa Real.

-¿Cómo valora la adjudicación a Ford Almussafes de los nuevos motores híbridos para el mercado europeo? 

-Ford es un referente en la sociedad valenciana. Los números de exportación, sin los de Ford, serían dolorosos. Pero quiero poner en valor a las empresas de fabricación de componentes, que no necesariamente tienen que trabajar para Ford y que están creciendo durante los últimos años de una manera exponencial, trabajando en su internacionalización y siendo un referente a nivel mundial. Yo creo que lo que deberíamos hacer es una apuesta no solo por Ford, sino por ese tipo de perfil de empresas, porque creo que potenciando eso podemos mantener el sector del automóvil. 

Pero, además, el sector tiene que reconducir su actividad hacia otro tipo de actividades complementarias y, en ese sentido, es imprescindible un sistema de formación excelente para acondicionarse a las nuevas tecnologías. Nosotros estamos intentando, como federación, generar una batería de servicios, tanto de formación como de innovación y digitalización para este tipo de empresas. Incluso estamos trabajando en la creación de un centro de excelencia, con equipamientos para dar cobertura a todos los sectores que tienen que reestructurarse. Tenemos que generar, a través de la formación, servicios de alto valor añadido y transmitir conocimientos a las empresas para que no tengan tanta dependencia de una sola compañía y estén preparadas para vender a cualquier grupo a nivel mundial, como muchas de ellas ya están haciendo.

-Sin embargo, ahora mismo se negocia un duro ERE en Almussafes que afectará a 630 personas. ¿Tienen medido el impacto en la industria del metal?

-Hay que tener en cuenta que la capacidad de decisión de los grandes grupos automovilísticos nunca la tenemos nosotros, siempre están en el extranjero. Nos sorprenden un día diciendo que van a despedir a 630 y otro día anuncian los nuevos motores híbridos. Yo creo que el mensaje que debemos lanzar las administraciones y nosotros es que donde tenemos margen de mejora y de trabajo es con las empresas auxiliares, que sí que tienen la capacidad de decisión aquí. Por lo menos, como Femeval, esa línea de trabajo es la que vamos a potenciar, porque creo que es la que puede dar un desarrollo a la economía valenciana, que se tiene que industrializar de una manera infinitamente mayor.

Foto: EDUARDO MANZANA

-A las puertas de una cuarta ola, ¿cree que se están relajando las medidas? 

-Se nos está haciendo muy largo a todo el mundo. Creo que, pese a que llevamos más de un año con esta situación, aún no tenemos claro qué es lo que hay que hacer en cada caso para que no crezcan de una manera exponencial las infecciones. Hay que apelar a la responsabilidad individual. Tenemos que intentar cohabitar la sanidad con la economía y hay que tomar medidas para que la economía no pare. El confinamiento del año pasado de estar absolutamente toda la actividad paralizada, excepto la esencial, es un escenario que deberíamos intentar no contemplar, excepto que fuera gravísima la situación sanitaria. Hay que trabajar en el respeto a la salud; intentar mantener la economía, y generar esos hábitos sociales que eviten que se desarrolle de una manera exponencial. 

-¿Cómo valora la gestión de la pandemia por parte de las administraciones?

-Creo que todo el mundo ha dado el cien por cien de lo que sabía, pero visto ya en perspectiva, se han cometido errores grandes. Quizás en muchos casos se hubiera tenido que cerrar antes de lo que se hizo y no se tendría que haber cerrado al cien por cien todo. Pero lo enmarco todo dentro de la ignorancia. Otra cosa es los apoyos económicos. Ahí vemos que hay países que lo hemos hecho peor y otros que lo han hecho mejor, con importantes dotaciones a fondo perdido a todas las empresas. Creo que esa es una medida inteligente porque a la larga sale más barato que pagar subsidios y tener a la gente desempleada. Por lo tanto, soy partidario de que se tiene que apoyar a las personas, pero también a la economía. No olvidemos que el sistema del bienestar se sostiene cuando hay actividad económica en las empresas, cuando los trabajadores cobran sus salarios y pagan impuestos. La solución es intentar mantener la actividad y, para ello, en muchos casos hay que apoyar directamente a las empresas.

-¿Se ha tenido una mirada cortoplacista en las medidas para incentivar la economía en lugar de mirar a futuro? 

-Valoramos positivamente los créditos ICO, porque lo primero era tener liquidez, pero no olvidemos que ese dinero lógicamente se tiene que devolver. Por lo tanto, es un gesto del Estado, pero no es una ayuda a cuenta de los presupuestos y a veces la letra pequeña es muy perjudicial para las empresas. Valoramos muy positivamente los ERTE, porque han ayudado a mantener el empleo. 

Pero lo triste de esta situación es que se haya utilizado la situación sanitaria muchas veces para hacer política. Hemos metido en el saco de la solución sanitaria muchos temas que en su momento no tocaban, como por ejemplo convocatorias de elecciones por intereses partidistas, cuando la sociedad en este momento lo que necesita son soluciones. Estamos hablando de rumores que hay en el aire de reducción de jornadas en las empresas a cuatro días, cuando verdaderamente lo que quieren muchos es poder abrir. Son cortinas de humo que se están poniendo encima de la mesa y que lo que hacen es desvirtuar la realidad de la solución de los problemas.

"Se están poniendo encima de la mesa cortinas de humo para desvirtuar la solución de los problemas"

-¿Los empresarios valencianos se han sentido respaldados por parte de la Generalitat?

-Como representante de la CEV, que es la que tiene la interlocución directa con la Administración, creo que han hecho lo que han podido. Nos han escuchado, aunque a veces no nos han oído. Pero han hecho todo lo que han podido y hay que poner en valor eso. A veces se han equivocado en ciertas cosas, pero no seré yo quien critique lo que han hecho.

-¿Qué retos se ha marcado Femeval para este año? 

-La generación de nuevos servicios y poner toda la estructura de la Federación a disposición de las empresas para dar cobertura a las nuevas actividades y apoyar a las empresas en el camino de la transformación digital para ayudarles en esta travesía. Y luego la segunda pata sería la representación institucional al máximo nivel en todos aquellos organismos en los que consideramos que tenemos que tener voz. 

-¿Cuáles son las expectativas del sector para este ejercicio? 

-Se está manteniendo el número de empresas de la Federación y continúa la actividad. Lo que sí detectamos es que el automóvil es el sector en el que más van a incidir todos estos cambios. Las expectativas son de mantenimiento y, aunque caiga alguna empresa, podremos aguantar, porque las empresas están preparadas.

Foto: EDUARDO MANZANA

-Usted rechazó presidir Feria Valencia y ahora parece que su reestructuración está en marcha. Economía presentó hace unas semanas su propuesta, que plantea que la institución sea una corporación privada con control público. ¿Cómo valora esta posibilidad?

-Yo creo que tanto la Conselleria de Economía, la de Hacienda, como el Ayuntamiento, están ahora haciendo lo que se tenía que haber hecho hace años. Si esto se hubiera hecho hace años y no hubiera sucedido el tema de la pandemia, estaríamos hablando de una feria referente casi a nivel mundial y con una evolución exponencial. Hay que poner en valor que, aunque tarde, pero se ha hecho. Y ahora queda matizar la propuesta de la Conselleria de Economía por parte de la Cámara de Comercio, de la CEV y de la propia Abogacía de la Generalitat para ver que sea factible. Y esperar que esta solución pueda ya antojarse como definitiva.

Por tanto, creo que hay poca capacidad de elegir modelos diferentes a este en este momento. En principio, hay que tomar una decisión, sea una o sea otra, y tirar para adelante, pero hay que hacerlo ya. Lo importante es la subrogación de la deuda, que era imprescindible para la viabilidad. Y retomar la actividad. 

-¿Descartaría ahora presidirla?

-En su día agradecí la petición de la Conselleria de Economía, pero pensaba que no se daba la situación. El proyecto no tenía ninguna viabilidad. Ahora, según el modelo que decidan, ya valorarán si hace falta presidencia o no. En estos momentos, el problema de Feria Valencia no es la presidencia. Yo, en cualquier caso, estoy muy metido en el proyecto de Femeval, en Cepyme y la CEV y considero que bastante responsabilidad tengo ya como para asumir más.

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