El Festival València Música Valenta y el O’Freshk, dos ejemplos de festivales al margen de la norma para este fin de semana
VALÈNCIA. Se ha establecido más o menos tácitamente que la paulatina retirada del frío y el cambio de hora marcan el inicio de la primavera. Sin embargo, hoy habría que añadir ya algo cuya rotundidad es mayor incluso que la de renunciar a una hora de sueño por la mañana con tal de disfrutar de una más de sol por la tarde: el inicio de la temporada de los festivales. Se acerca inexorablemente esa época del año en la que los laboratorios de clonación, las agencias de contratación, promotoras y cerveceras, observan con orgullo y alegría lo que tanto esfuerzo de rutinaria iteración les ha costado conseguir.
Sin embargo, afortunadamente siempre hay un giro de guión, una vuelta de tuerca, un hidden track vital que supera la magia del bonus. Por fortuna, como ya hemos podido certificar con propuestas como las del Truenorayo, el VESOS o el mismo Surforama, no todo festival que se desarrolle en el País Valencià ha de remitir escrupulosamente a la fórmula de sol, hedonismo barato y radiofórmula indie. Menos mal. Son festivales que siguen queriendo ser festivales con la misma dignidad con la que un seguidor de Muse en 1998 sigue queriéndolo ser en 2017. Este fin de semana, sin ir más lejos, dos festivales desafían a los estigmas: mientras el Festival Valencia Música Valenta se estrena, el O’Freshk firmará su séptimo año consecutivo.
A Júlia y Arthur Caravan hay que añadir la presencia en el cartel de Mox Nox, Cavallo & Hugo Mas, Mox, Mí Sostingut, Forces Elèctriques d'Andorra y Las Víctimas Civiles. Todos ellos, claro, utilizan el valenciano como lengua vehicular para sus canciones. También lo hace Xavi Castillo, pieza fundamental en la singularidad del FVMV: incluir el espectáculo de un humorista en la fórmula festival imperante es como incluir un grupo que no esté sonando todos los días en Radio 3. Es jugársela. Sin embargo, la propuesta de Castillo encaja a la perfección con la filosofía del festival.
El objetivo de la organización es que el Festival Valencia Música Valenta aporte “normalidad a la escena musical valenciana y a su circuito”. Sin embargo, en un momento en el que grupos como Senior i El Cor Brutal, Gener o los propios Arthur Caravan empiezan a asomar sus canciones en la programación más o menos habitual de conciertos, el festival puede considerarse un paso más hacia esa normalización u ofrecer la tentación de creer en la rentabilidad de lo exótico; como ya sucede con la cuestión de la insuficiente presencia de las mujeres en los festivales, la credibilidad de la propuesta depende siempre de la autenticidad de quiénes la proponen. En este caso, este último extremo no parece ofrecer ninguna duda; sí, ya que se menciona, el de la presencia de mujeres en el festival (anecdótica más allá de Júlia).
La tendencia natural a descartar lo que escapa de nuestro entendimiento provoca pérdida de visión musical periférica. Lejos de los márgenes del circuito de festivales indie se desarrollan proyectos tan aparentemente consolidados como el O’Freshk (a pesar de que las noticias de su web se quedan en 2015). Sin hacer mucho ruido, la fiesta multicultural -así la definen ellos- celebrará el sábado 8 su séptima edición consecutiva en el Jungle Club de Ribarroja; en su caso, lo de no hacer ruido tiene la mayor carga metafórica que admite una expresión, ya que su propuesta, alejadísima del pensamiento único, cuenta con cuatro espacios en los que tienen cabida desde música electrónica a hip hop, trap, dub, EDM, metal, hardcore, reggae o ska.
La gestión del O’Freshk, que con ‘From London to Valencia’ juega con el vínculo artístico entre las dos ciudades y Madrid y Barcelona, difiere también de la fórmula habitual: hasta cuarenta colectivos participan en el festival bajo la coordinación de la promotora Nexux. Con más de medio centenar de artistas en el cartel (entre los que destacan Elementrix o The Warriors (foto izquierda)), el O’Freshk se aproxima a modelos como el del Rototom, aunque concentrados en un sólo día: en sus 19 horas ininterrumpidas ofrece vida al margen de la música con acciones artísticas por la mañana, un mercado artesanal e incluso el clásico atemporal de las paellas.
Cuando hace un par de años Javier Pérez ‘Tijuana’ hablaba de la Valencia Blues Society ya deslizaba la intención de forjar un festival de blues en la ciudad; más allá de que no sea un género tradicionalmente bien tratado en Valencia. “Queremos organizar un festival de blues en Valencia con figuras internacionales, pero no queremos convertirnos en una productora o promotora de bandas: queremos seguir siendo básicamente una fuente de cultura”, explicaba. A finales de aquel 2015 la sociedad de blues que él mismo preside consiguió celebrar la primera edición del Valencia Blues Festival en las instalaciones de Casino Cirsa. El próximo 28 de mayo repetirá ubicación para la segunda entrega del festival, al margen del modelo clonador.
“En esta segunda edición pretendo sentar la bases definitivas para que, a partir del próximo año, (el festival) pueda competir y superar cualquier otro del género a nivel nacional y situar el festival de nuestra ciudad como referente”. Para ello, la sociedad que preside Pérez ‘Tijuana’ presenta un cartel encabezado por Big Joe Lewis & His Blues Kings, referente del revival blues británico, el que toma la herencia directamente desde Chess Records. Junto a él, el catalán Víctor Puertas & The Mellow Tones, el argentino Daniel De Vita y los valencianos Tres Hombres (con la figura fundamental de Nacho Baños al frente) y Revolution Recess Band.
En la última edición más de 380 actividades se dieron lugar en el barrio, siempre con el objetivo de fomentar la participación del vecindario y difuminar las fronteras entre lo público y lo privado. Casi 70 de ellas respondieron a conciertos. Algo muy similar, aunque con distintas texturas, sucede en otros barrios con festivales como Intramurs (que este año se celebrará del 19 al 29 de octubre, y que el curso pasado contó en el apartado musical con, por ejemplo, Fela Borbone) o Distrito 008, que cierra su séptima edición este fin de semana con exposiciones y proyecciones, pero también con conciertos como el de Strings Theory el viernes a las 22 horas.