VALÈNCIA. Los 5.800 trabajadores de la factoría de Ford Almussafes elegirán este próximo martes 21 de febrero a sus representantes sindicales en el comité de empresa para los próximos cuatro años. Y lo harán en un año que sin duda estará marcado por la adjudicación de los nuevos modelos eléctricos y la negociación de nuevos ajustes laborales en la planta. De hecho, si en algo coinciden todas las organizaciones que concurren a la convocatoria es que llegan unos años de transformación en la factoría ante el nuevo escenario que atraviesa el sector de la automoción a nivel mundial.
Y es que, pese a que la planta valenciana logró vencer a la planta alemana de Saarlouis y conseguir los nuevos modelos eléctricos, lo cierto es que la carga de trabajo va a ser menor en los próximos años y, por tanto, se va a requerir de menor mano de obra. La multinacional ya está adelgazando su estructura en Europa para minimizar costes y ganar "competitividad". A ello se suma los vaivenes en el mercado por la falta de componentes y la transición de la mayoría de marcas hacia la electromovilidad. Un cóctel que vaticina una reestructuración a la baja de la plantilla valenciana. Una batalla que deberá librar el nuevo comité de empresa.
Las votaciones se celebrarán a partir de las 04.00 del martes 21 de febrero y finalizarán a la 18.00 horas del mismo día. P,ara ello se instalarán 19 mesas electorales distribuidas por todas las plantas (15 para los colegios de especialistas -producción- y 4 para técnicos y administrativos).
Además, la dirección de Ford ha cancelado el ERTE en la planta durante un periodo de 24 horas, es decir, desde las 22:00 horas del lunes 20 hasta la misma hora del martes 21 para facilitar las votaciones. A día de hoy, una media de 150 personas al día están sometidas al ERTE, un porcentaje mínimo de la plantilla de cerca de 6.000 empleados, de ahí que la dirección haya aceptado la petición de la mesa electoral de cancelación temporal del expediente.
Actualmente, la distribución de la representación sindical en el Comité de empresa es la siguiente: UGT mantiene la mayoría con 21 delegados; STM cuenta con nueve; CCOO, tres, y CGT, dos, lo que suma un total de 35 delegados, frente a los 31 que están ahora en juego, por la reducción de plantilla en los últimos años. En este contexto, UGT acude a las elecciones con la intención de revalidar su mayoría absoluta en la planta por sexta vez consecutiva y con la confianza de haber cerrado el nuevo convenio colectivo de la planta valenciana, que sirvió de base para pelear contra los alemanes por la supervivencia de la planta.
Un convenio que contempla una contención salarial y flexibilidad laboral en caso de recibir la nueva carga de trabajo. Entre las medidas, incluye incrementos lineales no consolidables en las tablas salariales que suman 7.000 euros entre 2022 y 2025 para la plantilla y retornar a la senda del IPC en el año 2026. También recoge otras medidas como aumentar en 15 minutos los turnos, trabajar hasta 18 sábados al año o incorporar un turno de noche.
Pero, además, las elecciones se producen con el escenario de fondo de la incertidumbre en el mercado por falta de componentes y los miles de despedidos que ya ha anunciado la multinacional en Europa. Una reestructuración que afectará a 3.800 trabajadores en Europa: 2.300 en Alemania, 1.300 en Reino Unido y 200 en el resto de Europa. La mayoría de despidos, unos 2.800, se concentrarán en el área de ingeniería, aunque también afectará en menor medida a las divisiones administrativas, de marketing, ventas y distribución.
Un 'hachazo' laboral del que, por el momento, se ha librado Almmussafes, pero que llegará más pronto que tarde. Así lo admiten los sindicatos que son conscientes de que la carga de trabajo de los próximos años y requerirá menor masa laboral. Por tanto, se asume que la nueva representación sindical en la fábrica deberá lidiar este año con una dura negociación para abordar nuevos recortes en la fábrica. El 'run run' lleva meses sobrevolando en el ambiente de la plantilla.
La última gran reestructuración en las instalaciones valencianas fue en 2020 cuando se cerró un ERE que afectó a 630 empleados. Pero, además, desde que en marzo de ese año estallara la crisis sanitaria, la factoría ha encadenado de manera trimestral Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) que no solo han mermado la plantilla, sino que han obligado a dejar la factoría sin actividad en varias ocasiones.
De hecho, este 2023 Almussafes ya ha iniciado el ejercicio con la producción a la baja en 400 unidades para el primer semestre debido a los paros en uno de los dos sistemas de fabricación. Y a partir de abril la fabricación también caerá. ¿El motivo? La salida ese mes de los modelos S-Max y Galaxy de la factoría, un año antes de lo previsto inicialmente. Un adelanto en el marco de la transición que la firma del óvalo está acometiendo hacia la electrificación.
Una decisión que tendrá un claro impacto en la actividad de las instalaciones, ya que estos dos coches representan casi el 6% del volumen total de la producción anual en la factoría. De esta forma, Almussafes únicamente mantendrá el Kuga y parte de la Transit, mientras que hace solo dos años fabricaba hasta cinco modelos diferentes. Por tanto, lo más previsible es que en marzo arranquen unas duras negociaciones para acordar un nuevo ajuste en la factoría valenciana.
Además, todavía se está pendiente de la adjudicación de los nuevos eléctricos que, previsiblemente, se anunciarán este año. No obstante, no empezarán a producirse hasta pasado 2025 ya que la primera unidad saldrá de la planta valenciana en 2026. Por tanto, durante estos años, la factoría tendrá menor carga de trabajo. Además, los eléctricos precisan de un 30% menos de empleo que los de combustión y a ello se sumará el previsible desmantelamiento de la planta de motores que emplea a cerca de un millar de trabajadores.
Pero, además del empleo, también está el contexto internacional con una profunda crisis de abastecimiento de materiales, principalmente de semiconductores, que en varias ocasiones ha provocado la suspensión de la actividad no solo en Ford, sino también en otras industrias. A ello se suma la profunda transformación del sector de la automoción hacia la electromovilidad.
Por tanto, llegarán años complicado que, como admitía UGT, supondrá una "profunda transformación" que la fábrica valenciana "tendrá que experimentar" en los próximos años debido a que el futuro del automóvil "va a ser muy diferente al actual". "Habrá muchas situaciones que negociar y acordar en los próximos años", admiten.