ALICANTE. Fortuna es el primer corto de ficción de Jairo González (Benidorm, 1990), que a sus treinta y dos años se lanza a la dirección tras una primera etapa en la que este cineasta se ha prodigado en la creación de contenidos para agencias de publicidad y productoras de cine, tareas en las que continúa inmerso para el grupo Secuoya. Sin embargo, el director, guionista y productor presenta ahora su primer trabajo de ficción, después de allanar el camino con el corto documental Un diabético en el Dakar, proyecto en el que narraba la historia de Daniel Albero, un piloto con diabetes tipo uno, el único que ha participado hasta ahora en el Rally Dakar, una de las pruebas más duras del mundo.
Con este nuevo corto, Fortuna, el alicantino se introduce en el cine más puro y duro a través de un thriller ambientado en los años noventa con el que narra la truculenta desaparición de un niño en un pequeño pueblo, donde todas las miradas se posan sobre una misteriosa mujer. Una historia de verdades, mentiras, ira y búsqueda de la justicia que cuenta en su reparto con Mónica Bardem, Nerea Barros y Julio Jiménez. Trabajo con el que González está girando por festivales nacionales e internacionales, pasando así por las secciones oficiales del británico Bolton Film Festival y el estadounidense Los Ángeles Shorts Film Festival. Ahora irá a Octubre Corto, de Arnedo (La Rioja), calificador para los Goya.
Ha dirigido anuncios para Lexus, Lotería Nacional, el Metro de Madrid o el Ministerio de Igualdad, por lo que el proceso de dirección de este corto no le ha pillado de nuevas. Con esos trabajos previos no solo fue abriéndose camino sino también matando el gusanillo por abordar y satisfacer una de sus pasiones cinematográficas, que es el thriller, un género al que lleva tiempo queriendo echarle mano. Así que González y otros dos compañeros de trabajo decidieron emprender por fin la aventura. Ellos son Ana Albi, que ha desarrollado las tareas de directora de fotografía en Fortuna, y Óscar Pérez. “Me ayudaron muchísimo, por eso, aunque esté escrita por mí, siempre digo que es una obra de los tres”, apunta el autor.
“Quería hacer un thriller porque hay películas o series del género que me han marcado mucho y son para mí muy relevantes, como No es país para viejos”, describe. Empezaron con ello, tratándolo desde un punto de vista que fuese diferente. En este sentido, la desaparición con la que se inicia la trama no es más que un ápice de la intrahistoria. “Una excusa para introducir el misterio en una historia corrompida construida a través de una mentira de una familia que al final se acaba enfrentando”, describe. Un cortometraje que está pensado para llevarlo posteriormente al largo formato. “Ojalá podamos hacerlo de aquí a dos años”, apunta. De momento, ya tiene el primer borrador del guion. “Fue Mónica Bardem quien me animó a escribirlo, porque pensaba que había una historia muy potente detrás y que podría haber un muy buen trabajo”, recuerda.
“Yo he empezado en la publicidad, he hecho como diez o doce grandes campañas, y es un formato complejo que se asemeja mucho a la ficción”, comenta. Todo muy planificado, a diferencia del documental, que considera un género más vivo en el que se pueden encontrar elementos que cambien la dinámica o el plan de trabajo. “Me gustan ambas cosas, así que he disfrutado mucho el camino hasta aquí, sobre todo porque he tenido un gran apoyo”, confiesa. Habla concretamente de Nerea Barros, Mónica Bardem y los productores de Doc Land y Cariñito Films. “Todos ellos me han ayudado a sacar el proyecto adelante, que no ha tenido ninguna subvención y se ha podido hacer gracias a todos mis ahorros”, destaca.
Entiende que para ser director de cine hay diversos caminos, pero él eligió aprender de los grandes directores interiorizando y aplicando después su propio criterio. “Cuando hacía publicidad trabajaba en campañas de hasta cincuenta mil euros, pero las grandes campañas de medio millón yo me iba como ayudante de dirección para aprender y observar cómo superaban las dificultades y los retos”, comenta. Cuando se decidió a hacer este corto no fue sencillo, pero sí tenía una idea de cómo hacer las cosas para tratar de que fuera bien. “Todo fue de cara, a excepción de un día que tuvimos que parar por la tormenta Filomena”, afirma satisfecho. Un proyecto que salió bien, según apunta, “por el equipo que hay detrás”.
Si cuenta con los ingredientes perfectos, tampoco le falta ambición. González apunta alto y reconoce que el objetivo final es colarse en la lista de cortometrajes seleccionados para ser nominados a los Premios Goya. “Nuestro objetivo es estar entre los quince cortos finalistas que luego optan a las cinco nominaciones de los Goya”, apunta. Puede que sea complicado, pero esa es la intención y algunos de los premios que está cosechando en el camino le dan esperanzas para ello. Es el caso del tercer premio en el concurso Cortos Divinos - Nuevo talento (patrocinador Oficial de los Premios Goya), así como el premio a la mejor actriz para Mónica Bardem en el Festival de Internacional Luna en Corto, además de haber sido elegido para la sección oficial de múltiples festivales nacionales e internacionales.
González tenía muy claro los actores con los que quería contar. El primer perfil al que tocó la puerta es Nerea Barros. “Siempre había querido trabajar con ella porque me parece una actriz maravillosa, avalada con ese Goya por su papel La isla mínima”, destaca. Después trató de acceder a otros actores y actrices que no pudieron compatibilizar este trabajo con otros proyectos. “En ese momento, Nerea me dijo que dejara de buscar porque veía claramente en el papel a Mónica Bardem, así que le llamó y le pidió por favor que leyera el guion; rápido nos llamó para decir que se incorporaba”, recuerda.
Julio Jiménez llegó a través de una audición y encajó en cuanto hizo la prueba. Él mismo se encargó de contactar con Júlia Fortaña, con quien había trabajado anteriormente cuando estudiaba en la universidad. Además, una parte importante del corto la entraña Lucía Valero, que en la vida real es periodista especializada en sucesos relacionados con la infancia. “Fue la única periodista que pudo estar con la familia en el Caso Gabriel, es una gran profesional y una persona maravillosa que le ha dado un toque de realismo esencial al cortometraje”, destaca.
Jairo González nació en Benidorm, pero inició sus estudios en el IES Berlanga de Sant Joan d’Alacant y después se trasladó a Gandía, València y finalmente a Madrid. En esa etapa alicantina, rodó un corto experimental en localizaciones de Dénia, Jávea y Benidorm. Una vez grabado, surgió la idea de Fortuna y dejó el proyecto parado. Ahora retoma las riendas de Carolina’s Summer para que vea la luz a principios del próximo año. Y es que se encuentra en plena gira de Fortuna por festivales, pero también está inmerso en la posproducción de este corto que verá la luz en enero de 2023. Una historia LGTBI+ entre dos chicas con un punto macabro con el que trata de darle a la trama una dinámica peculiar.
Aitana Sánchez-Gijón es la mujer más joven en recibir este premio y la segunda galardonada de menos edad, por detrás de Antonio Banderas, que lo logró con 54 años