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Cuando la maternidad entra en la cocina: Restaurante Lienzo

Fui a comer a Lienzo una semana antes de que María José Martínez diera a luz. Era 29 de octubre: en una sobremesa íntima y distendida, charlé con ella y con su pareja Juanjo Soria sobre un tema del que también deberíamos hablar en voz alta. Ella estuvo trabajando hasta el día anterior a que naciera su hija Cristina

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María José es cocinera y autónoma, jefa de cocina de su propio restaurante, Lienzo, del que es copropietaria junto a su pareja y socio, el sumiller y jefe de sala Juanjo Soria. Hace unos días fueron padres, yo estuve comiendo allí una semana antes. Este artículo es el resultado de una sobremesa reposada, de una charla íntima en un momento en el que cada vez se habla más de la (necesaria) conciliación entre la vida personal y la profesional en hostelería. Porque la gastronomía también tiene mucho que decir, porque los cocineros también son personas que tienen una vida fuera de la cocina.

 

“Ha sido un viaje. Los primeros meses de embarazo trabajé como siempre, no bajé el ritmo aunque Juanjo me lo decía. Sé que tendría que haberlo bajado: no lo hice porque me encontraba bien… hasta que un día sangré y fuimos corriendo al hospital y los médicos me dijeron que tenía que levantar el pie del acelerador. Fue entonces cuando empecé a delegar más”. María José describe así el inicio de su embarazo. “Es muy activa, no sabe estar quieta, por eso este último mes está siendo el peor para ella porque no se puede mover como a ella le gustaría. No aguanta estar en el servicio porque enseguida se cansa, no podemos salir a caminar por el mismo motivo y eso es lo que peor lleva. A mí lo único que me ha cambiado es el hecho de intentar estar un poco más pendiente de ella”, nos explica Juanjo.

 

María José es la jefa de cocina de Lienzo, tiene una segunda y otras tres personas en el equipo. Son cinco en cocina sin contar con ella, que son quienes van a trabajar las seis primeras semanas obligatorias de su baja de maternidad. Afortunadamente tienen una estructura que está preparada para sostener la nueva situación. En este tiempo, además, han ido haciendo cambios, pensando también en el futuro, han ido contratando más personal para poder “despegarse”. En sala son cuatro personas más Juanjo, que se coge las seis primeras semanas obligatorias de baja de paternidad. “En Lienzo tenemos ocho mesas, creemos que con esas cuatro personas en sala más que de sobra”, explican a Guía Hedonista.

 

“El segundo trimestre fue maravilloso, estuve trabajando y todo bien. Eso sí, no entraba mucho a la zona de calor de cocina porque no es bueno. Pero sí que elaboraba con el equipo, creaba los platos nuevos… Y este último trimestre he estado en la banquetita justo enfrente de la cocina o me han puesto una mesa y una silla para hacer cosas sentada. Yo digo que estoy de prácticas”. El día que yo fui a Lienzo, 29 de octubre de 2025, María José estuvo gran parte del servicio en la posición que describe: sentada en un taburete, coordinando todo como si fuera una directora de orquesta.

 

La cocinera murciana confiesa que estos meses de embarazo se ha sentido muy mimada y muy arropada por su equipo, que siempre ha estado pendiente para que ella no hiciera determinados esfuerzos, no se agachara y para ayudarla en todo lo que fuera necesario. Porque hay una parte de peligro inherente a la profesión de cocinero, que es el tema de coger pesos, cazuelas o el calor. “Hay un riesgo físico, pero yo a veces no lo he podido evitar y me he metido ahí dentro, hasta la cocina, nunca mejor dicho”.

 

El personal es uno de los grandes quebraderos de cabeza de la hostelería en la actualidad, pero María José y Juanjo se consideran afortunados. “Tenemos un equipo muy majo ahora y eso es tener mucha suerte, porque es complicado hoy en día. Hay momentos en los que te desgastas muchísimo y encontrar gente que aprecia las buenas condiciones, los extras que damos y que por encima de todo están sumando, tienen ilusión y apoyan el proyecto es algo precioso. Y se agradece que en algo tan bonito como una maternidad, no te hagan pasarlo mal sino que te apoyen. Yo tanto en cocina como en sala ahora mismo estoy encantada”, confiesa María José mientras toca madera, la pata de la silla en la que está sentada.

 

Le pregunto qué ha sido lo más difícil durante estos meses. “Hay muchísima gente que deja de contar contigo, para muchos proyectos te dejan de llamar, he sentido que me han dejado de lado, pero solamente estoy embarazada, no soy menos válida por ello ni estoy enferma”. Mi cara es de sorpresa. “Sí me han llamado sobre todo mujeres para participar en mesas redondas pero a alguna he dicho que no porque estando embarazada hay que evitar los viajes largos o coger aviones… Yo no quería asumir esos riesgos, sobre todo este último mes. Prefería estar aquí tranquila”.

 

Hablamos del aspecto emocional. María José me explica que lo peor ha sido aprender a gestionar la incertidumbre, al equipo o el qué hacer después, cuando nazca Cristina. Ser empresaria, además de cocinera, supone una tensión y un estrés añadidos.

 

El (largo) camino hasta llegar al embarazo

 

“Fue en 2019 cuando pensamos que queríamos ser padres, entonces teníamos 35 años y nos pusimos manos a la obra, pero llegó la pandemia y como se paralizó todo, lo pusimos en pausa”. En 2024, al ver que de manera natural no llegaba, empezaron un tratamiento de fertilidad. “Estiramos tanto la cuerda, esperamos tanto tiempo que como llevábamos dos años y no pasaba pues pusimos solución. Afortunadamente hemos dado con gente súper profesional y ha sido todo a la primera, estamos muy contentos”. María José dice que se considera afortunada, porque su caso es una excepción. Ahora tiene 41 años.

 

- “¿Creéis que os ha condicionado vuestra profesión en este aspecto, quizá esta maternidad y paternidad algo tardía? Aunque ahora es bastante habitual ser padres a partir de los 30 y muchos…

 

+ “Cuando tú quieres llegar a algo, cuando estás concentrado en un proyecto, dejas un poco de lado lo personal porque estás enfocado en conseguir las metas profesionales que te has puesto. Y sabes que la maternidad te para. Y si no sabes parar, puede que te lo pierdas. Yo lo pasé muy mal pensando que quizá habíamos esperado demasiado, tenía miedo por si ya no podíamos ser padres”.

 

María José y Juanjo abrieron Lienzo cuando tenían 30 años. Y reconocen que la estrella Michelin que les dieron en 2021 fue muy importante de cara a tener una estabilidad, de afianzar el negocio económicamente. “Sí, los primeros años lo notamos mucho. Este año está siendo raro, quizá por la situación geopolítica y todos lo que está pasando, notamos que la gente está más contenida”.
 

"Es injusto, porque en muchos grandes restaurantes el propietario nunca está y nadie se queja”.

 

Les pregunto si les preocupa que pueda cambiar algo a nivel del negocio a raíz de su nueva situación personal y María José me responde con una anécdota muy reveladora. “Una noche me tuve que ir a casa porque me encontraba mal, estaba muy cansada, y vino una mesa de clientes que vienen todos los años. Juanjo sí que estaba, todo lo demás era como siempre. Nunca habían escrito una reseña positiva del restaurante, pero ese día lo hicieron en tono negativo, quejándose de que yo no estaba. No preguntaron por mí en ningún momento. Les llamé para explicárselo y no me contestaron, así que les envié un e-mail contándoles que estaba embarazada de cuatro meses, que llevaba 11 años sin faltar a ningún servicio salvo en ocasiones muy contadas de asistencia a eventos profesionales. No me contestó, pero borró la reseña. Esa noche salió todo bien, comieron fenomenal, dejaron propina… y lo único que les molestó es que yo no estuviera. Es injusto, porque en muchos grandes restaurantes el propietario nunca está y nadie se queja”.

 

Miramos hacia el futuro. A partir de ahora, ¿cómo se van a organizar María José y Juanjo? “Yo siempre he dicho que voy a ser el amo de casa que va a cuidar de nuestras hijas”, responde Juanjo sin dudar. “Tenemos que ser realistas: los viajes profesionales y esa parte de generar negocio fuera del restaurante le corresponde a María José en un 99,9%. Y yo estoy encantado de que ella salga y de quedarme yo con la cría”. Juanjo explica que desde siempre lo ha pensado, que no tendrá problema en trabajar media jornada para poder compatibilizar el restaurante con su rol como padre. Le brillan los ojos cuando me lo cuenta. María José aún no sabe cómo reaccionará esas primeras semanas, porque reconoce que es muy protectora, que le costará mucho separarse de su hija. Y sobre todo está el tema de la lactancia, ese vínculo que une a la madre con su bebé, a veces tan invisibilizado socialmente en lo emocional y tan tangible en lo físico. Al menos los primeros meses, en el caso de las madres que dan el pecho, hay una necesaria presencia que impide otras tareas profesionales. “Esto saldrá como tenga que salir, hemos fluido mucho en el embarazo y yo creo que seguiremos fluyendo”, sentencia María José. La vida sigue, ahora con Cristina en la familia.

 

 

 

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