A estas alturas seguramente no te sorprenda demasiado ningún restaurante italiano. Pasta, pizza, burrata, y postres con nutella y mascarpone son la base desde la que se parte en cualquier restaurante transalpino. Ahora bien, lo raro es encontrar restaurantes donde sea la “mamma” la que haga los postres, y sus dos hijos el jefe de sala y el pizzaiolo. Tal vez por ello Harinella desprenda tanta verdad, uniendo la tradición de los platos de la Puglia, con un ambiente familiar. Anna, Ivano y Fabio también ofrecen pizzas, pasta, entrantes con mucho queso y el clásico tiramisú casero. Como la pasta fresca, que la preparan ellos cada mañana, por eso solo tienen de dos tipos orechiette y paccheri, las más típicas del tacón de Italia. Y la pizza, fermentada 48 horas, es muy ligera, y más consistente y bastante más crujiente en los bordes que la clásica napolitana. A destacar la Annarella, pizza premiada el 2024 bastante original y compensada.
Justo esta semana han actualizado el mobiliario y la decoración del local, haciéndolo aún más amable. Porque, si has estado en Puglia -Apulia en castellano- ciertamente su amabilidad informal es contagiosa. Te conquistan sin pretensiones desde Salerno a Santa María di Leuca. Donde como pasa en Harinella encontrarás buen café, burratas fritas, un ragú adictivo y un tiramisú canónico. Personalmente estoy muy a favor de los postres fuera de carta que prepara Anna según le apetece, así como de su pizza Pistacchino, la clásica de mortadella y pistacho, en este caso con tomates secos. Por cierto, el nombre, además de un tipo de harina, es la máscara del carnaval de Putignano, pueblo natal de los hermanos Romanazzi, que han traído lo mejor del sur de Italia a el Carrer Quart.

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