VALÈNCIA. Añicos. Cuando la doctora en Bellas Artes María Gómez Rodrigo se puso manos a la obra con su nuevo encargo no las tenía todas consigo de que saliera adelante. Una escultura de un Cristo crucificado que data del siglo XVII, fragmentada en varios pedazos durante la guerra y cuyas porciones llevaban años guardadas en un baúl, ha sido uno de los grandes retos acometidos por el Laboratorio de Arte de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València (UV). Reto conseguido. Será hoy mismo cuando la sala Palmireno de la mencionada facultad acoja la presentación de la pieza restaurada, una obra de “inusual factura y complejidad” que viajará próximamente a la localidad de Rubielos de Mora, donde descansará la pieza.
La escultura, que se encontraba “seriamente dañada, fragmentada en varios en pedazos y muy destrozada en algunas partes”, explica la propia restauradora, se trata de un Cristo crucificado del siglo XVIII, de bulto redondo y 1,97 metros de altura, fabricada en cartapesta (cartón-piedra) y gran calidad artística. “Los trabajos de restauración han sido muy laboriosos dada la condición de la obra y han requerido de técnicas novedosas apropiadas para solucionar el complejo ensamblado de los miembros maltratados y muy debilitados por la pudrición de la materia. Pero finalmente el resultado ha sido espectacular”. Este supone el segundo “milagro” de María Gómez, que ya restauró las pinturas quemadas en la Catedral de València en 1936.
La operaciones se han realizado en el marco de un trabajo docente de carácter Service Learning, cuyo resultado revierte en bien social, es decir, una pedagogía que combina el currículo académico con el servicio comunitario. El proceso se inició con un estudio histórico, seguido por el examen de investigación de los materiales y el proceso de restauración que la profesora María Gómez ha llevado a cabo en todo momento delante de los estudiantes de Historia del Arte, alumnos que han recogido todas las fases y los pasos de la intervención en sus cuadernos de campo hasta la culminación del trabajo. “Debido a que la técnica de esta escultura es muy poco habitual y por requerir una intervención muy compleja y novedoso ha despertado mucho interés en Valencia y en otros lugares de España”, cuenta.
La recuperación de esta obra de arte ha necesitado de un constante trabajo de investigación y pruebas creando día a día fórmulas y métodos innovadores para solucionar cada centímetro de la materia desaparecida y permitir la unión de los miembros para rehacer la figura. El acto de presentación comenzará con un vídeo y una potente performance, donde se presentara la obra, incluyendo su impactante presencia física en la Sala Palmireno para que sea pueda ser vista por todos los asistentes y se puedan comprobar los detalles su restauración. A continuación tendrá lugar una mesa redonda con especialistas en Patrimonio histórico artístico, en la que presentarán reflexiones relativas a la conservación y restauración de los bienes culturales y se debatirán propuestas y posibilidades. Finalmente, se aplicará iluminación ultravioleta sobre el crucifijo para que se puedan distinguir todas las zonas retocadas y los repintes.
María Gómez Rodrigo es licenciada en Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia en 1990 y doctora en Bellas Artes por la Universitat de València, actualmente trabaja como profesora titular del Depto. de Historia del Arte de la Universitat de València. Entre sus trabajos de investigación, restauración y conservación de patrimonio histórico-artístico destaca el hallazgo en 1991 en la Catedral de València de un importante número de pinturas gravemente quemadas desde 1936 y que constaban como desaparecidas. Igualmente, a su cargo consta la investigación y recuperación de importantes pinturas quemadas de pintores del gótico, renacimiento y barroco valenciano, así como del siglo XIX, publicado en el libro: Las pinturas quemadas de la Catedral de Valencia.