VALÈNCIA.- El alicantino Jordi Azorín se convirtió el año pasado en el nuevo director general y consejero delegado de Hidraqua, empresa del grupo Suez, referente en la gestión del ciclo integral del agua. Forma parte de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), como presidente de la comisión del Agua. Es ingeniero industrial por la UPV y máster en Gestión Integral del Agua por la Politécnica de Cataluña. Cuenta con una dilatada experiencia de más de veinte años en el sector del agua y medioambiente, en los que ha ocupado diversas responsabilidades hasta ponerse al frente de la firma valenciana. La empresa que dirige lleva cincuenta años trabajando en la Comunitat, donde gestiona el agua potable de setenta y siete municipios, con un total de 2,58 millones de habitantes, gracias a una plantilla de casi mil doscientas personas. Azorín atiende a Plaza para hablar de sostenibilidad, medio ambiente, digitalización y responsabilidad social en la empresa.
—La sostenibilidad se ha convertido en un factor esencial en las empresas...
— Hace más de diez años que lideramos este campo, porque lo llevamos en el ADN. No puede ser de otra forma porque nos dedicamos a gestionar un recurso básico; somos una empresa más medioambiental que de aguas. De hecho, nuestros objetivos como empresa son más ambientales que económicos y, además, cuantificables: cuánto reduces tu huella de carbono, cuánta energía obtienes de autoconsumo, cuántos vehículos eléctricos tienes… Llevamos proyectos como la renaturalización de espacios, la integración de las infraestructuras en el medio, la observación de aves en las EDAR… Un ejemplo: queremos conseguir reducir un 20% el consumo de agua de la población que gestionamos, con campañas de sensibilización o uso de agua regenerada para regar, entre otras medidas. Ahora el objetivo es reducir el consumo global de energía para minimizar el residuo que deja la parte que no es renovable. Y la tercera pata es adaptarnos al cambio climático, que nos afecta tanto en la escasez de nuestro recurso como en forma de lluvias torrenciales.
— Otra tendencia en las empresas es la digitalización desde un punto de vista sostenible.
— Llevo veinte años en la compañía, y cuando entré ya teníamos digitalizada la toma de muestras de cloro en tiempo real, y hace quince años ya digitalizamos las órdenes de trabajo. Todo ello siempre orientado hacia el cliente. Por ejemplo, en atención al usuario tenemos chats de WhatsApp o la posibilidad de enviar la lectura del contador con una foto. Y hay que destacar nuestra operación centralizada, de la que los centros Dinapsis serían la esencia. Tenemos un operador que sigue los movimientos de nuestros vehículos en tiempo real, por ejemplo, y también hemos podido hacer previsiones de demanda con modelos matemáticos.
— En cuanto a los fondos Next Generation, ¿están en algún proyecto?, ¿cómo valoran la iniciativa?
— Pues está siendo un goteo. Estos fondos deberían financiar soluciones globales, pero por la forma en que se han articulado, van a situaciones parciales. En positivo, cuando se anunciaron se habló de reconstrucción verde, con lo cual decidimos que era el momento de desempolvar algunos proyectos que ya teníamos planificados y que no se habían hecho por falta de fondos. Nosotros llevamos muchos años trabajando con Europa, por ejemplo, con el proyecto Guardian: cinco millones de euros que paga la UE para financiar un proyecto destinado a aumentar la resiliencia al fuego en una zona del Parc Natural del Túria. Los tres proyectos que recuperamos para Next Generation son el de La Albufera; un drenaje sostenible para la Vega Baja, y otro para paliar la escasez de agua en Alicante.
* Lea el artículo íntegramente en el número 89 (marzo 2022) de la revista Plaza