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Presenta el libro en València este viernes

Katixa Agirre y 'De nuevo centauro', entre la utopía y la distopía

23/11/2022 - 

VALÈNCIA. En la frontera de los temas, de los debates, de las cosas, el mundo y la literatura son más interesantes. Y Katixa Agirre está ahí, escribiendo entre la realidad y la ficción, y escribiendo —en el caso de su nuevo libro, De nuevo centauro, publicado por Tránsito y traducido por Aixa de la Cruz— entre la utopía y la distopía. Porque si bien dibuja un mundo en el que hay refugiados climáticos, en el que ya no se viaja, y en el que la dependencia tecnología es irreversible gracias al metaverso, ella defiende que, en realidad, no es una distopía.

“En esta novela he seguido apostando porque si estoy en una encrucijada y las cosas pueden salir bien o mal, pues mejor si salen un poco mejor. Aunque haya cosas que evolucionan a peor, también hay pinceladas de otras cuestiones que mejoran en el futuro: se cura el cáncer, hay una renta universal y una revolución fiscal… He querido contar y subrayar que hay cosas que van a ir a mejor, porque si las imaginamos así, las estamos empujando. Mi libro tiene mucho más de utopía que de distopía, y lo hace de manera consciente y desde un convencimiento político. No se me ocurre ningún caso en el que la distopía te haga reaccionar, solo te deja una sensación de abatimiento y nihilismo”, explica la autora a Culturplaza.

“Realmente lo único que he hecho ha sido exagerar una dependencia que ya está en el mundo de hoy a través del teléfono móvil, por ejemplo. Por eso tampoco creo que sea una distopía. Luego, mi posición personal sobre la tecnología es muy ambivalente, y tanto quienes piensan que nos mejora como especie como las personas que opinan todo lo contrario tienen razón”, añade.

De nuevo centauro se centra en Paula Pagaldai, que a través de una gafas de realidad virtual, viaja a París para conocer más sobre Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora (especialmente de libros infantiles), y madre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein. Pagaldai encontrará, a través de un avatar, la manera de relacionarse también sexualmente con Wollstonecraft, difuminando así las fronteras entre la realidad y la ficción, pero también dibujando qué pasaría si alguien fuera dueño de su sexo-género en una nueva realidad.

La novela, por lo tanto, se proyecta en el futuro pero habla del pasado. Agirre se sitúa en medio, aunque desdibuja la marca del tiempo en el que escribe como autora. “Es una reflexión sobre cómo vivimos la historia y nuestro pasado. Creo que el pasado, como el futuro, no son compartimentos estancos. Lo vivimos de manera mezcladas todo el rato. El presente no existe, existe un pasado que reinventamos y repensamos cada vez que volvemos a él, y existe un futuro que estamos proyectando e inventando sin saber cómo va a ser. Podemos planear, pero la vida se acaba imponiendo en el futuro”, desarrolla la autora.

Y ya centrados en la figura de Mary Wollstonecraft, esa huella del pasado que contrapone el futuro en la novela, “cuando vuelves a sus ideas y sus escritos, te das cuenta que tiene muchas cosas que decirnos sobre el género o sobre el amor libre. Temas que están de rabiosa actualidad y que estaría bien, que nos sacáramos de la cabeza del ombligo y entendámos que nuestras convicciones parten de personas que han estado mucho antes que nosotros pensando. Que no somos nada especiales, en este sentido”.

Toda escritura sobre el futuro revela los intereses, las filias y la fobias de quién está detrás. En el caso de Agirre: “la idea de cómo se está borrando la línea que separa lo real y lo virtual me interesa mucho, me parece muy estimulante, pero lo veo conectado con una cosa que planteo en el libro: y es que no necesitamos la tecnología para eso. Yo misma intento hacerlo en mi literatura,  desdibujar aquello que es real de la ficción. En el momento en el que empezamos a contar algo, aunque haya sido un hecho, se convierte en ficción. Todo lo que tiene que ver con la representación, y la realidad virtual es tan solo una representación más rigurosa, me apasiona”. 

Entre lo que le horroriza: “el transhumanismo, que aboga por dejar los cuerpos atrás, digitalizar las consciencias. Quedarnos como una simple memoria digital me parece distópico total”. Por eso el encuentro de Paula, la protagonista, con Wollstonecraft es tan corpóreo, dentro de las posibilidades que da esa realidad virtual. Conforme avanza el libro, la protagonista irá aprendiendo a dejar la tecnología atrás y ser más consciente de su propio cuerpo.

Sobre la forma, Agirre, que ha escrito varias historias de literatura infantil y juvenil, traslada un estilo sencillo pero muy sugerente a la novela: “Yo escribo como puedo. Tengo un estilo: ser muy directa, que el texto fluya mucho —leo mucho en voz alta para comprobar que se lea bien—, y, en definitiva, contar historias. A mí lo que me gusta es contar historias y fascinar a través de la pura narración, no tanto a través de un juego lingüístico”.

¿Como ella se fascinó con Wollstonecraft? “Sin duda, me fascinaron sus historias. Le conocía como pensadora, pero cuando conocí más a fondo su vida, que fue tan novelesca (sus amoríos, la revolución francesa, etc.), ya me pareció un personaje genial para una historia de aventuras”.

Katixa Agirre presenta De nuevo centauro este viernes 25 en la librería Ramón Llull, junto a María Jesús Espinosa de los Monteros.

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