La burocracia cubana retrasa la llegada de Baleària

VALENCIA. La aspiración del presidente de Baleària, Adolfo Utor, de dotar a Cuba de un servicio de ferris, tendrá que esperar por el momento. La ardua tarea de convencer a los dirigentes del régimen castrista, como el propio dirigente esperaba, llevará tiempo, puesto que el gobierno del país, pese a la reciente apertura, trabaja con muchísima planificación.

Según explica Utor, la nación realiza planes económicos bienales en los que determina las inversiones que se realizarán en el país, y el proyecto de la firma valenciana ha quedado fuera del último plan cerrado por el gobierno, en el que se ha priorizado el transporte de cruceros.

No obstante, Utor confía en que el aperturismo de la nación cambie el modelo de planificar las inversiones y permita que el proyecto se acelere, puesto que "ha sido acogido con entusiasmo por parte del Gobierno".

El proyecto de la firma pasa por invertir cerca de 35 millones de euros en la construcción de una terminal en la bahía de La Habana para operar ferries que realicen rutas con otros países de la zona. El interés yace en la posición estratégica de Cuba en el Caribe, "para conectar con Tampa y Miami en Estados Unidos pero también con Jamaica por el sur".

El proyecto en Cuba incluye también la puesta en marcha de cuatro barcos solares que comuniquen distintos puntos de la bahía, una propuesta en la que Cuba está más interesada y que podría ver la luz antes que la de la terminal.

Baleària pretende exportar a Cuba "su modelo de negocio consolidado ya en España", basado en "el tráfico combinado de pasaje, vehículos y carga rodada". "Tiene como objetivo contribuir al desarrollo económico y social de La Habana y de Cuba, atendiendo a criterios de sostenibilidad e innovación", afirma la empresa.

Por otra parte, la sociedad estudia presentarse a un nuevo concurso en Puerto Rico e incrementar sus tráficos en la Bahamas.