La obra permanecerá de forma indefinida en la Casa Museo Benlliure, la casa del pintor que reúne una gran parte del fondo pictórico municipal sobre este artista y sobre su familia.
Paradójicamente, este tipo de pinturas, tan propias de Benlliure, están muy escasamente representado entre los fondos de su casa museo, carencia que puede hacerse extensible al resto de colecciones públicas valencianas, explica el consistorio en un comunicado.
Por ello, su adquisición por parte del Ayuntamiento suple en parte el vacío existente y permitirá enriquecer el discurso del museo facilitando una mejor comprensión del pintor.
La sopa en el convento de Asís, que fue adquirida por 20.066 euros, comisiones e impuestos incluidos, es un óleo de 60x100 centímetros (100x140 centímetros con marco) y ejemplifica a la perfección el estilo más característico del pintor.
Representa una sacristía, probablemente de la Basílica de Asís, donde un grupo de diez personas reciben un plato de sopa de la caridad. Esta acción, que da nombre al cuadro, escenifica el cumplimiento de una de las siete obras de misericordia que la doctrina de la Iglesia católica impone a sus fieles.
Pincelada suelta heredera de Fortuny
La obra despliega la maestría desplegada por Benlliure para desarrollar la escena, dar verosimilitud a los personajes y recrearse en una pincelada suelta heredera del estilo de Fortuny.
Por lo que se sabe, el óleo formó parte de la colección privada Santamarina, en Argentina, con anterioridad a 1920. Posteriormente fue vendido en la Galería Arts de València y se incorporó a una colección privada valenciana, donde ha permanecido hasta que fue adquirido por el Ayuntamiento.
Aunque el estado de conservación del cuadro era aceptable en el momento de la compra, había un pequeño desgarro y la acumulación de suciedad y barnices oxidados requerían una intervención en la obra, trabajo que han efectuado las restauradoras Anna Boix e Inés Ayala.
El análisis previo refería que existían sucesivas capas de barniz y retoques aplicadas en intervenciones anteriores, que pretenden refrescar la obra, y producen un efecto de filtro amarillento de aspecto plástico que enmascaran los colores y texturas de las pinceladas originales.
Además, se observó la presencia de un desgarro del lienzo producido por un fuerte golpe, mientras el marco tenía mucha suciedad acumulada, golpes, abrasiones y piezas que faltaban.
Todas las patologías detectadas se han revertido con el trabajo llevado a cabo durante los últimos meses por las restauradoras, que han conseguido devolver a la obra su aspecto y policromía original. El marco se ha sometido a una profunda limpieza y consolidación de las partes debilitadas, reintegrando los faltantes y restituyendo el dorado.