La catedrática se suma a la corriente crítica con empresas como Uber desde el punto de vista de la ética empresarial
VALENCIA. En un tiempo incierto que adolece de falta de voces respetadas, el discurso de Adela Cortina se escucha alto y claro. La catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València es lo que cabría definir, y sin ningún tipo de rubor, como una erudita. No obstante, lejos de construir su discurso sobre la abstracción, sus palabras se enredan con las realidades más prosaicas. De política, educación y sanidad, pero sobre todo de economía, habló este jueves en un encuentro informal en torno a su figura, enmarcado en el ciclo de Desayunos con Maestros que organiza Espai Rambleta en Valencia.
Si Cortina siente debilidad por un tema, sin duda se trata de la ética empresarial. Es también directora de la fundación para la Ética en los Negocios y las Organizaciones (Étnor), ente que esta semana celebraba la clausura de su XXV Seminario y proclamaba la necesidad de un gran pacto en el sector. Por todo ello, no desaprovecha ocasión para dar unas cuantas pinceladas sobre su concepción del buen hacer en los negocios. Esta vez tuvo palabras críticas con la siempre controvertida economía colaborativa, pero también definió su postura en cuestiones como las auditorías, las certificaciones o el propio control a la Administración. A continuación, algunas lecciones de su charla:
Investigadora y profesora del Centro Weatherhead de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard