VALÈNCIA. Ayer a las 19:00, a miles de kilómetros de distancia de València, la Franja de Gaza vivía otra jornada terrible de ataques aéreos sobre población. Ante el corte de agua potable por parte de Israel, hay ciudadanos que ya están optando por beber agua del mar. Grupos pro-palestinos han llamado a una jornada de huelga mundial en el día de hoy para ejercer presión internacional sobre Israel, que sigue ensañándose con los palestinos.
También ayer, pero en la mismísima ciudad de València, Vox y el Partido Popular daban los últimos retoques del que, previsiblemente, será un acuerdo de gobierno que firmarán hoy mismo y que supondrá la entrada del partido de Abascal en la Junta liderada por María José Catalá. La alcaldesa no pudo acudir, así, a la inauguración de La Mostra de València—Cinema del Mediterrani, que tuvo lugar en el Palau de la Música. Las dos coordenadas presentadas tienen algo que ver con la gala de inauguración de ayer.
La Mostra de València levantó el telón anoche ante centenares de personas en una noche en la que, contando a vuelapluma, había otras tres convocatorias culturales simultáneas. Sin embargo, el mundo del audiovisual quiso estar de lado del festival, con la presencia de los principales nombres del sector valenciano, incluida Teresa Cebrián, presidenta de l’Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, los directores de festivales como Cinema Jove, La Cabina o Socialmed, y por supuesto un buen puñado de cineastas e intérpretes.
Nadie se lo quería perder porque, en esté pistoletazo de salida de la sexta edición de su nueva etapa, La Mostra va recogiendo frutos de lo que ha ido sembrando a lo largo de las cinco ediciones anteriores: un público (sorprendentemente) joven se acerca a conocer una de las pocas ventanas de cine independiente de la que goza la ciudad a lo largo del año.
También acudieron autoridades municipales como el concejal del Cultura, José Luis Moreno, la ex-concejala del mismo área, Glòria Tello, o la representante de asuntos culturales en el PSPV-PSOE, Maite Ibáñez; además de representantes del Institut Valencià de Cultura, pero no de Conselleria de Cultura, que estarían en otro de los actos simultáneos y no se hicieron la foto de familia con Paolo Sorrentino, el flamante invitado de honor de esta edición.
La gala, dirigida por Anna Marí y presentada por Paloma Vidal y Daniel Tormo, hizo el repaso habitual a la programación amenizada por las canciones de Júlia. El gran momento, que iba a ser el de la entrega de la Palmera de Honor de Javier Cámara a Sorrentino, quedó en un escueto discurso de agradecimiento y la confesión de que, por “circunstancias personales”, estar presente en València no era cosa fácil en días como ayer. Cámara, que formó parte del elenco de la serie dirigida por el italiano, The Young Pope, se ciñó a entregarle el galardón sin mediar palabra.
Tal vez por eso el gran momento lo protagonizaron las integrantes del jurado internacional, íntegramente femenino. Maria Hatzakou, Fatma Cherif, María Trénor y Michela Occhipinti, cedieron la portavocía a la libanesa Diana Al-Halabi, que explicó que les cuesta “celebrar algo ante lo que está sucediendo ante nuestros ojos” y anunció que el jurado se suma hoy a la huelga general mundial propuesta por grupos pro-palestina, por lo que el festival les ha reprogramado las proyecciones que tenían previstas para hoy para que puedan despejarse la agenda. “No sé cómo podemos vamos a poder ver películas, en un momento en el que solo podemos ver noticias”, valoraba Al-Halabi, antes de pronunciar un “¡Palestina Libre!” refrendado con entusiasmo por el resto del público de la gala.
Y es que La Mostra de València, además de Mediterránea, se ha distinguido por su compromiso por mostrar la realidad hostil en la que viven muchos pueblos más allá de Europa. La selección de películas que se podrá ver estos días así lo demuestra. También lo hizo de manera explícita Eduardo Guillot, en una entrevista en Culturplaza de la que ayer se hicieron eco en la gala, recitando una de las respuestas del director artístico: “Toda película es política y toda decisión de programación es política. Tan político es apostar por una programación frívola como hacerlo por una que se implica más con la realidad. Desde su nacimiento, en los años 80, Mostra de València ha sido sensible a las situaciones que se estaban generando en el Mediterráneo y, desde que volvimos, siempre ha estado presente la intención de recuperar aquel sentido que tenía aquella Mostra, no la de los últimos años".
El encargado de leerlas, por iniciativa propia, fue Alfonso Amador, director de Marina, Unplugged, la película de inauguración, un film rodado en formato de falso documental que sigue los ensayos de la líder de un nuevo movimiento de extrema derecha que ensaya un discurso teatralizado en el que expone sus ideas populistas. Mientras esto sucedía, mientras el público veía esta película, a unos pocos metros, se estaba cerrando el acuerdo de gobierno PP-Vox para los próximos tres años y medio.
En Gijón, hace apenas unas semanas, Vox, responsable de Cultura gracias a un pacto similar, intentó boicotear el Festival Internacional de Cine eliminando el premio a la película de lengua asturiana y proponiendo otro “cercano a sus valores”. Para la alcaldesa y líder del Foro Asturias, Carmen Moriyón, eso fue la gota que colmó el vaso y rompió el acuerdo de gobierno gracias al cual gobierna. En otra ciudad, Sevilla, su Festival de Cine Europeo ha recibido un importante revés porque las administraciones hicieron efectiva un cambio de fechas que, tal y como apuntó todo el sector del audiovisual, hería de muerte al certamen. Lo hacían bajo la excusa de que el evento no coincidiera con otro de gran calado, los Latin Grammy, que se celebrarán los próximos tres años en Andalucía. La presión social y profesional les hizo dar marcha atrás, aunque la edición de este 2023 será de azúcar y descafeinada.
La Mostra de València y su equipo son conscientes del contexto. Por eso reivindican la libertad y la autonomía que les han otorgado desde su vuelta en 2018. El festival que renació y que quiere ser el contrapunto de estos otros relatos de lo que ocurre en estos tiempo. Por eso ayer, sin necesidad de que saliera nadie de la dirección a decirlo, La Mostra se reivindicó a ella misma y a su papel por ella y por todos sus amigos, que valoran precisamente este carácter contestatario. Un aspecto que se verá reflejado en la programación a lo largo y ancho de estos días.