Diez series para no perderse en 2016
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La series del 2016 que nos dejaron huella (1ª parte)
VALENCIA. “Hay demasiada televisión. Así de simple”. John Landgraf, Presidente del canal de cable FX Networks, dejó boquiabierto al público asistente durante el evento organizado por la Asociación de Críticos de Televisión el pasado agosto. Calculó que tan solo en EEUU se cerraría el año con 450 series, más del doble de las producidas en 2009. El acelerón en siete años no tiene parangón. La razón es obvia: la irrupción de plataformas de streaming como Netflix, Amazon y Hulu tienen la culpa. No sólo por su catálogo, sino por el efecto dominó que han provocado en toda la industria.
Hay un segundo subtexto demoledor en las palabras de uno de los ejecutivos más brillantes de la televisión actual, responsable último de títulos tan atractivos como Fargo, Louie, Atlanta, The Shield, The People vs. OJ Simpson, The Americans, o American Horror Story: las plataformas de contenidos online también se consideran televisión. Un concepto que todavía hoy, en determinados espacios de debate, nos resistimos a aceptar, mientras que en el siguiente gráfico se comprueba de un plumazo cómo los contenidos de las nuevas plataformas copan progresivamente mayor espacio contagiando al resto de canales en una durísima batalla que se libra por lo bajini.
El análisis presentado por el propio Langraf redunda en ese punto de vista. En la imagen se enumeran las series producidas en los últimos siete años, ya sean para su visionado en un primer pase por televisión como por la vía online. El departamento de investigación de un canal como FX lo tiene claro y de ahí que los compare: porque compiten por lo mismo, por la atención de un espectador que tiene que dividir su tiempo de consumo audiovisual cada vez entre más canales, estén donde estén. “Demasiados”, como dice Langraf.
Ante semejante panorama para qué mentirles: no hemos visto todas las series del 2016. Desde Valencia Plaza hemos procurado abarcar toda la variedad de géneros, hemos seleccionado títulos de diversas procedencias geográficas, y nos hemos sumado tanto a determinados títulos mainstream como a lo más indie. Es seguro que habrán echado de menos algunas referencias porque no hay duda de que faltan. Y a nosotros horas de vida. La rutina del seriéfilo se asemeja a la del corredor de maratón. Requiere un trabajo de largo recorrido.
En segundo lugar, las estrecheces de los rankings y la inevitable subjetividad nos generan cierto recelo. Para evitar una sola mirada, y dado que publicamos sobre series tanto los sábados como los lunes, este año repasamos el 2016 de forma colectiva, en dos artículos que se publican hoy y el próximo lunes. No son dos listas de más a menos ni de menos a más. Son simplemente dos listas.
Como tercer elemento diferenciador nos hemos centrado únicamente en estrenos. Tal vez por ello echen en falta títulos como Veep, Juego de Tronos, Vikings o The Americans que continúan dando satisfacciones a los espectadores. Otras piezas Premium, como la sublime Planet Earth, debido a que pertenece en realidad al género documental, no está incluida, aunque mantiene su puesto de honor en el estante de “palabras mayores” de 2016.
A continuación repasamos las series del año que nos dejaron una profunda huella (1ª parte):
Un crimen, un deportista de élite como sospechoso, una persecución televisada en directo seguida durante horas por todo el país, un juicio mediático que duró ocho meses, una opinión pública dividida por el conflicto racial, una historia basada en hechos reales, y un guión, dirección y casting que han arrasado en los premios más importantes del año, como los Emmy o los TCA.
Hay quienes consideran que la serie que aparece de forma rotunda en casi todos los rankings publicados en los medios no merece tal categoría por tratarse de una historia local, como si The Wire o cualquier serie que se desarrolle en cualquier ciudad de los EEUU no lo fuera, como si The Crown o Victoria en el caso de Gran Bretaña no lo fueran o, si revisamos títulos de series documentales, como si Making a Murderer no lo fuera. No importa ser un espectador no norteamericano que no conoce en absoluto la historia de O.J. Simpson para engancharse con los ingredientes de American Crime Story. Imprescindible.
La adaptación libre de la británica Criminal Justice, que iba a protagonizar James Gandolfini, nos alegró el verano. El trabajo actoral de John Turturro y las cualidades camaleónicas de Riz Ahmed nos deslumbraron al interpretar los guiones de Peter Moffat, Richard Price y Steve Zaillian. De nuevo se trata de un crimen en una ciudad tan arisca como Nueva York, con un sistema judicial y penitenciario lleno de defectos, y un sospechoso que a la vez es víctima del sistema. Trágica y desasosegante.
Probablemente la serie más peculiar de la lista. La virtuosa Phoebe Waller-Bridge, creadora y protagonista de Fleabag, ha sorprendido a propios y extraños con su comedia personal y agridulce. Nacida de un monólogo teatral, y emitida en un canal minoritario como es la BBC3, ha captado la atención en territorios tan saturados como los Estados Unidos. La creadora indie visitó el programa de Jimmy Fallon como confirmación de que cierra el año como una de las artistas en ascenso.
Junto a Waller-Bridge, el joven Donald Glover son el soplo de aire fresco de este 2016. Rapero, actor, guionista, el creador de Atlanta satiriza los estereotipos sobre los afroamericanos con un estilo narrativo con toques surrealistas y un lenguaje visual tremendamente original.
Estamos convencidos de que el discreto éxito de Quarry en cuanto a espectadores en su país tiene mucho que ver con la saturación seriéfila de la que hablábamos al inicio. La serie de Cinemax, hermana pequeña de HBO, sobre el regreso de un marine de Vietnam en 1972 a su casa en Memphis justo en el momento histórico de mayor rechazo social, juega con esa ambigüedad moral que está tan de moda últimamente. Posee una dirección exquisita, un trabajo documental sobre la época impecable, y está ambientada con música de Memphis. ¿Qué más quieren?
Gozo. Satisfacción. Éxtasis. Emoción. La BBC lo ha vuelto a hacer y nos sentimos orgullosos aunque ni siquiera seamos británicos. La nueva adaptación de Guerra y paz de Tolstoi ya de por sí tenía atractivos suficientes. Si además la lleva a cabo la mejor televisión pública del mundo, con el mejor guionista británico de su historia, el octogenario Andrew Davis, creador entre otras cosas de House of cards, con la cantera de actores tan prolífica y exquisita que existe, como es la nacida en aquel país, el resultado final es la vibrante e inolvidable miniserie. Imposible que títulos como este no nos hayan dejado una profunda huella.
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