arte e instituciones

La última 'enchufada' de Carlos Fabra sigue al frente de su cargo

Lorenza Barboni dirige el Espai d'Art como directora de programación; llegó en 1999 como secretaria y ha conseguido convencer a los críticos, pero su puesto no está validado de manera oficial

18/09/2015 - 

VALENCIA. Fue Carlos Fabra quien la contrató. Ella misma lo admite sin ambages. La actual directora del Espai d’Art Contemporani de Castelló, Lorenza Barboni, llegó al espacio de la mano del polémico ex presidente de la Diputación de Castellón. Él la colocó como secretaria de dirección de José Miguel G. Cortés, colocado a su vez por la polémica Consuelo Císcar. Fabra es muy amigo de sus padres y de hecho su hermana es amiga íntima de una de las hijas de Fabra, Claudia.

El enchufe, empero, no supuso un contrato considerable. En sus primeros años en el EACC Barboni cobraba 90.000 pesetas al mes. Licenciada en Bellas Artes, con un máster en Nueva York de tres años, se ganó a Cortés quien la ascendió a jefa de Comunicación. ¿Y Fabra? ¿Qué decía él? “Nada; desde entonces no hemos hablado de trabajo”, comenta Barboni. La relación quedó en eso, una amistad con poco trato, “familiar” pero sin presencia alguna en su quehacer del sheriff, como se conocía en Castellón a Fabra.

Barboni continuó trabajando hasta que en 2008 fue nombrada rectora del Espai, tras cohabitar con Juan de Nieves en la dirección del espacio desde 2004. La marcha de De Nieves, pactada, dejó a Barboni como única responsables del centro de arte contemporáneo. Como quiera que conocía la casa desde su inauguración en 1999, muchos la vieron como el relevo natural. Y tenía el beneplácito del todopoderoso Fabra, que seguía siendo el hombre con más poder de Castellón. No decía nada, pero siempre estaba ahí.

En la actualidad Barboni continúa comandando la nave, contratada como directora de Gestión y Comunicación, si bien, como ella misma admite, su situación no es la ideal ya que la plaza como tal no está reconocida en el catálogo de puestos de la administración. Se incumple el manual de las buenas prácticas. Su situación no tiene parangón ni siquiera con el San Pío V, donde se está a la espera de un concurso, ya que ella no ha sido nombrada de manera transitoria, no es funcionaria como sucede en el caso del Museo de Bellas Artes; simplemente estaba y continúa estando. Es una trabajadora más. Con contrato. Y no hay previsión de cambiar la situación. Al menos a corto plazo. ¿Y si hubiera concurso? ¿Se presentaría? “No lo sé. Quizás sí. Tendría que pensarlo”, responde lacónica.

MÁS TIEMPO INDEFINIDA

En teoría en la futura RPT (Relación de Puestos de Trabajo) de CulturArts está previsto incluir una plaza de Jefe de Programación, que supondría cubrir el hueco que se da en el espacio museístico, donde, al igual que sucede en otros departamentos del ente autonómico de gestión cultural no hay oficialmente responsable. Porque la situación del Espai no es la única. En Teatres se marchó Inmaculada Gil-Lázaro, en el Instituto de la Música falleció Inmaculada Tomás… “Estamos descabezados”, bromeaba este jueves una técnico del área de Teatres. No sólo ha sido la transición política, sino también un cambio de ciclo natural. Pero de todos los departamentos de CulturArts sin coordinador (Instituto de la Música, Teatres, Espai, el Teatro Principal de Castellón cuyo director se ha jubilado y gestiona una administrativa…) el que más tiempo lleva en esa situación de indefinición es precisamente el Espai que dirige Barboni.

El porqué Barboni se ha mantenido tanto tiempo en el puesto es, en gran parte, mérito suyo, según explica el expresidente de la asociación de críticos de arte José Luis Pérez Pont. Hombre crítico con la gestión del PP, sus enfrentamientos con Císcar fueron sonados, Pérez Pont hace una excepción con Barboni de quien dice que ha conseguido que durante todos estos años del gobierno del PP en las instituciones valencianas el Espai haya mantenido “una programación de calidad internacional y a costes razonables”. Igualmente, se valora su trato correcto con los artistas, críticos y profesionales. El propio Pérez Pont ha trabajado para el Espai y asegura que siempre que han organizado desde su asociación mesas redondas o actividades han gozado de “total libertad”.

UNA SITUACIÓN ANÓMALA

De hecho, los críticos con ella hablan sobre todo de situación anómala, de estatus irregular, pero le reconocen que ha tenido la habilidad de articular una programación que tiene cabida en los circuitos internacionales. Ejemplo de ello sería la actual muestra dedicada a la escultora coreana Lee Bul (Yeongju, 1964), que viajará a la Vancouver Art Gallery y ha estado en Castellón tras haber pasado por el Musée d'art moderne de Saint-Etienne. O la futura exposición que abrirá la temporada de otoño, que presentó este jueves, dedicada al artista y compositor japonés Ryoji Ikeda (Gifu, 1966).

Con todo, pese a esa calidad, no ha contado con el interés ni el aprecio de los responsables políticos locales que le han puesto todos los impedimentos posibles. “La odian en el PP, en Castellón Cultural, pero como tenía el beneplácito de Fabra nadie se atreve a tocarla”, cuentan desde la capital de la Plana. Las situaciones han bordeado en ocasiones lo absurdo. Así, por ejemplo, se le bloqueó un gasto de 100 euros para una perfomance, el mantenimiento de las instalaciones del Espai ha sido de continuo soslayado y de manera constante Barboni ha tenido sus más y sus menos con algunas intromisiones por parte de políticos locales.

La gestión de Barboni también ha tenido sus sombras. Se le han recriminado gastos como los 83.000 euros que se desembolsaron por una escultura de Lawrence Weiner,Bajo el sol, que en febrero de 2010 se inauguró en el Parque El Pinar del Grao de Castellón. La obra se encuentra en un estado de conservación deficiente. Se manejó una partida inicial de unos 30.000 euros; el coste final fue casi tres veces más alto. Con un presupuesto para actividades que ronda los 60.000 euros trimestrales, Barboni dispone de más margen de maniobra que otras instituciones similares de la Comunitat Valenciana.

El cambio político no ha supuesto una modificación en su estatus. No se habla de ella ni de su relevo. Apenas tiene detractores y, por el momento, sigue al frente del Espai en una situación provisional que, como dicta el adagio, va camino de hacerse eterna.