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Las canciones de Lola Puñales vuelven a la vida

El grupo sube su discografía a Bandcamp, incluyendo un disco inédito hasta ahora

21/01/2025 - 

VALÈNCIA. Se cumplen 30 años de los primeros ensayos y directos de Lola Puñales, una de las bandas que contribuyó a alimentar una escena independiente en la música valenciana de los años 90. Y sus canciones llegan por primera vez a la red para ofrecer a quienes disfrutan de la arqueología musical uno de los eslabones perdidos del underground en la ciudad durante aquella época, un grupo que encontraba su espacio en locales como Woodstock, Turmix, Wah-Wah o La Roxy.

Sin la existencia de las redes sociales, con internet todavía en pañales, Lola Puñales desapareció prácticamente sin dejar un rastro. A pesar de ser un grupo muy bien tratado por la crítica del momento y de estar entre los ganadores de varios concursos musicales, tampoco se materializó su fichaje por ningún sello discográfico.

Era la receta perfecta para que una de las bandas más malditas de la ciudad en esa década, se disolviera dejando solo pequeñas huellas en la hemeroteca, con multitud de artículos y buenas reseñas comentando las publicaciones de sus maquetas autoeditadas (actualmente inencontrables), los dos LP recopilatorios de los citados concursos y muchos de los innumerables conciertos que ofrecieron durante casi una década en la capital valenciana.

Una banda, tres épocas

Los tres componentes fijos de Lola Puñales empezaron a tocar juntos en 1995. Vicente Perelló Oliver, actual batería de La Frontera, Luis Auserón y Delta Hot, entre otros, llevaba la percusión. Rafa Noguera Rodríguez era el guitarra, actualmente docente. Y Javier Lacasta Llácer – posteriormente, integrante de Lülla e ilustrador – aportaba el bajo.

Desde los inicios, su método de composición generalmente fue la improvisación en el local de ensayo, seleccionando y elaborando después un repertorio a partir de las mejores tomas, que finalmente se grababan en estudio.

A esa base instrumental constante se llegaron a unir, en diferentes épocas, hasta siete personas que han tenido trayectorias profesionales y musicales de lo más diverso. Por ejemplo, formó parte de Lola Puñales Alfonso Tadeo, quien anteriormente había sido cantante de Primavera Negra y hoy es uno de los cocineros y dietistas del Valencia Club de Fútbol. También el copropietario del teatro Sala Russafa, David Campillos, que ha militado en formaciones como la citada Primavera Negra, Los Canadienses, Tent, The Grannies Band, Néstor Mir, Uncle Son o Trinidad, entre otras.

Se suma como integrante temporal de Lola Puñales el capitán de barco Diego López, que más tarde participó en Lülla y Ontario. Además, contaron como vocalista con Luis Veiga-Pinto, actualmente pintor, poeta y docente. También con la escritora y docente Carolina Otero, integrante de bandas como Lülla o Mad Robot, que en la actualidad lidera su proyecto musical Carolina Otero & The Someone Elses. Y se incluye en la lista de cantantes Beatriz Castro Vergara, con una fugaz colaboración.

Otra de las curiosidades de la historia de este grupo es que el productor y técnico de sonido Alfonso G. Rodenas, ganador de varios Premios Grammy, grabó y mezcló su último LP, Amor en crudo. Corría el 2003 y la banda no llegó a editar el álbum por la disolución de sus miembros.

Bandcamp devuelve la vida al grupo

A Lola Puñales se le atribuyó etiquetas como math rock, post hardcore, experimental noise o avantgarde metal. La crítica los relacionó con grupos como Helmet o Prong, a pesar de que entonces los músicos de la banda los desconocían. Pero sí admitían beber del rock con raíces, desde Triana a Medina Azahara; de la música siniestra de Birthday Party o The Cure; y del funk metal de bandas como Primus o Red Hot Chili Peppers. También de la música independiente del momento, como Pixies, PJ Harvey o Portishead. Y el propio grupo reivindicaba su filia por artistas totalmente alejados de la escena musical alternativa, como la artista Concha Piquer y los compositores Antonio Quintero, Rafael de León y Manuel Quiroga. Los cuatro fueron los artífices de la copla Lola Puñales, cuyo título adoptaron como nombre de la formación.

De casi una década de trayectoria, quedaron registros sonoros de las grabaciones en estudio correspondientes a tres épocas. Por una parte, de la primera de sus dos etapas instrumentales (1995-1996). Por otra, de la fase en la que colaboraron con el vocalista con Luis Veiga-Pinto (1997-1999). Y, finalmente, de la época en que se integró Carolina Otero como vocalista (2000-2003). Un total de cinco maquetas y un LP inédito que reúnen todas sus canciones. Por primera vez llegan a Internet, estando disponibles para los aficionados a la arqueología musical en la plataforma de Bandcamp . A ellas se suman tres videoclips disponibles en Youtube que pueden verse como un curioso yacimiento arqueológico musical, ya que incluyen extractos de críticas de la época, fotografías y carteles de conciertos, cubiertas…  

Esta publicación rompe el silencio mantenido por el grupo durante más de dos décadas y coincide con la inauguración de la exposición Desmemòria Subterrània. Art, música i descaro en la València de los 90. A partir de febrero, el Colegio Mayor Rector Peset acoge esta muestra en la que aparecen diversos materiales de la banda, junto a los de otros grupos y artistas de la época como Los Mocetones, Los Girasoules, Las Máquinas o Felpudo Tos, nacidos en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia, además de los de grupos como Fritzcarraldo, Chococrispies, Tent, Amor Sucio o Carmina Burana, entre otros muchos.  

Todo ello ofrece la oportunidad de conectar con nuevos públicos y de aportar documentación hasta ahora inencontrable de artistas que llenaron de vida los locales, radios, fanzines y revistas especializadas hace tres décadas. Un ambiente en el que Lola Puñales, alejados de lo que podría considerarse una banda estándar por sus composiciones y biografía, encontró influencias musicales, amistades y una escena en la que desarrollar su particular sonido.