El certamen de cine undeground y experimental llega a su 16 edición cargado de cortometrajes internacionales, aullidos, conciertos y un taller de cocina caníbal
VALÈNCIA. Cine creado en los márgenes de la industria, cine que nace de los interrogantes más perturbadores. Cine que retuerce lo establecido y aporta prismas insólitos. Cine insensato, alternativo e independiente que bucea sin bombona de oxígeno en la exploración creativa. Ese es el material del que se nutre Catacumba, el festival audiovisual de espíritu outsider cuya XVI edición tendrá lugar del 31 de octubre al 4 de noviembre en el Teatro Capitolio de Godella. Lo que comenzó como un juego entre amigos se ha convertido en asentada oda a esas transgresoras formas de mirar que ponen nuestro universo patas arriba.
La iniciativa surgió en los albores del siglo XXI como una muestra cinematográfica, de ahí pasó a un concurso de cortometrajes y, finalmente, al Catacumba Film Festival tal y como lo conocemos. Ha evolucionado el formato, pero también las temáticas tratadas: “en un principio nos centrábamos en el cine de terror, pero hace tres años dimos un giro a las producciones underground y experimentales. Buscamos esos códigos de comunicación más clandestinos”, explica Javier Llorens, director del evento junto a Sergi Inclán. En la edición actual, el festival cuenta con un presupuesto de aproximadamente 12.000 euros, repartidos entre el Ayuntamiento de Godella y la Filmoteca de València, y otorga unos 2.500 euros en galardones. En cuanto a la imagen gráfica, este año corre a cargo del ilustrador Martín López.
A la hora de seleccionar los títulos exhibidos, procedentes de setenta nacionalidades, prima la singularidad “buscamos mostrar un material diferente que utilice el cine como un arma para hacer reflexionar al público. Esa es nuestra motivación fundamental”. El otro criterio se basa en el uso de técnicas experimentales “que se alejen del lenguaje cinematográfico estándar”. Catacumba galopa veloz en dirección contraria a los convencionalismos, huye de ellos como cualquiera huiría del quinto jinete del apocalipsis. “Existen unos circuitos comerciales y una industria que siguen ciertos cánones e intenciones de direccionar nuestros gustos. Nosotros pensamos que, frente a eso, es necesario contraponer otras realidades fílmicas que existen”, señala Llorens, quien reconoce que el proyecto es frecuentado de forma mayoritaria por un público “cinéfilo y muy fiel. Vuelven año tras año”.
Un festival en el que prima el eclecticismo y lo inesperado, cuenta, como no podía ser de otra manera, con una programación de lo más pintoresca e imprevisible. Por ello, desde Cultur Plaza hemos seleccionado algunos de las citas ineludibles de la XVI edición de Catacumba. Unas pinceladas de ese descenso al mundo subterráneo que resulta tan desasosegante como embriagador.
Catacumba apuesta fuerte por el Stop Motion, tanto es así que esta técnica de animación no solamente cuenta con su propio apartado dentro del festival sino que también acoge un debate “en el que esperamos ahondar en este ámbito que en València cuenta con tantos creadores y tanto movimiento”, apunta el responsable del evento. En este punto, surge un nombre propio: Pablo Llorens “el festival ha tenido desde sus orígenes una gran relación con él y es una de las personas más influyentes en este campo en España, uno de los primeros que se lanzaron a crear estas piezas, por ello queríamos darle una relevancia especial a esta forma de trabajar”.
Así, durante la tarde del 2 de noviembre se realizará una proyección de tres horas con 18 cortometrajes basados en dicha técnica. El mejor de ellos recibirá el premio La innombrable. Además, en el coloquio Las edades del Stop Motion, tres personas “en diferentes fases de su carrera” hablarán sobre cómo es trabajar con esta técnica. En concreto, los ponentes serán Rubén Garcerá, “que está empezando”; Carla Pereira, que ya ha trabajado en títulos relevantes como Isla de Perros, de Wes Anderson; y el propio Pablo Llorens, que repasará su trayectoria en este campo “y hablará de sus momentos de gloria y de otros no tan buenos”.
No solamente de imágenes en movimiento vive Catacumba. Una de sus actividades más deliciosamente extravagantes es el Concurso Internacional de Gritos. Puesta en marcha en 2015 “empezó como una iniciativa estúpida, y lo sigue siendo, pero es el único certamen de este tipo que existe en España. Hemos creado una nueva iniciativa deportiva”, comenta orgulloso Llorens. La dinámica es sencilla: participantes de distintas nacionalidades se reúnen en el Capitolio de Godella para exponer sus personalísimos berreos ante el patio de butacas y los espectadores eligen a su favorito. “Al principio se trataba únicamente de gritos de horror, ahora cada uno puede elaborar un discurso a la hora de emitir su aullido”, destaca Llorens.
La madre del cordero, el cogollo del asunto. Doce películas llegadas de las cuatro esquinas del mapamundi, desde Canadá hasta Rusia, pasando por Hungría, Italia o Brasil. En este apartado se congregan títulos como Lotte that Silhouette Girl (Carla Patullo y Elizabeth Beecherl, 2018), Water Demon (Cristian Tomassini, 2018), Meninas Formicida, (João Paulo Miranda Maria, 2017); o Wildebeest (Nicolas Keppens y Matthias Phlips, 2017). Cortometrajes exhibidos los días 1 y 3 de noviembre que juegan con los sentidos y desvelan los rincones oscuros del imaginario colectivo. Los participantes de esta sección optan a alzarse con los prestigiosos premios Feto de Oro del Jurado o Feto de Oro del Público.
¿Has sacado adelante un cortometraje con pocos medios técnicos pero con mucho ingenio y una mirada cautivadora? Entonces este es tu apartado ideal. Se engloban aquí las piezas que optan al Premio Muñeca Rota, un galardón otorgado por los propios organizadores del festival. En concreto, los títulos que compiten en esta edición son Pesticidas, de Jaume Quiles, Timecrowave, de Bob Rose y Me llamo Koji, de David Muñoz. Poco presupuesto, grandes ideas.
Este bloque acoge los cortometrajes de ADN local, mediterráneo. Las piezas escogidas para competir en esta entrega son El viatge (Alberto Evangelio), Normal (Paco Caballer), Ámome (Alba Capilla), La deserción (Paco Esteve), Patchwork (María Manero), Bienvenido al infierno (Simón Fariza) y Trabaja en cosas que no le reportan mucho dinero y sin embargo (Miguel Blasco).
¿Quién dijo que el cine no abría el apetito? Mariví Martín impartirá el domingo 5 de agosto un taller en el que plantea una una reflexión sobre el canibalismo a partir de los ejemplos que ha ofrecido el cine de esta práctica . "Eso sí, no se van a cocinar humanos ni vamos a comer humanos en ese taller", resalta Llorens (por si a alguien el había surgido la duda).
La profusión de ritmos y sonidos estará presente a lo largo del festival gracias a tres actuaciones. La primera será el concierto del grupo valenciano La Plata, que ejercerá como evento inaugural de Catacumba 2018. El sábado 3 llegará el turno de Johnny B. Zero y, por último, el 4 de noviembre Antonio J. Iglesias & mono33 bajarán el telón del festival con un espectáculo en el que acompañarán musicalmente distintos fragmentos de títulos cinematográficos.
Durante la jornada del 2 de noviembre, el festival abandonará Godella para establecerse por unas horas en la sede de la Filmoteca de València. Allí se realizará una proyección de piezas restauradas por el centro cinematográfico y que se encuentren relacionadas con los orígenes del celuloide y el underground. Entre las producciones exhibidas se encuentran obras con la firma Lluis Rivera o Rafa Gassent, además de proyectos filmados entre 1900 y 1920. Cine outsider de hoy, de ayer y de siempre.
Como explicaba Javier Llorens, su audiencia ha ido creciendo junto a ellos. Precisamente para adaptarse a sus necesidades vitales, han decidido poner en marcha una matinal infantil que, en cierta medida, sustituye a las ‘sesiones gamberras’ de madrugada. “Nos hemos dado cuenta de que gran parte de nuestro público ya tenía otro tipo de actividades y horarios”, apunta el responsable de la iniciativa. En este caso, la proyección elegida , que podrá verse el domingo 4 de noviembre, será El cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata, 2013), uno de los últimos títulos del emblemático Studio Ghibli.