VALÈNCIA. También el Govern de la Nau tiene propósitos para 2019. Año nuevo, vida nueva, pero normas a medio hacer y proyectos aún por terminar. Algunos por empezar. "En cuatro años no se puede cambiar todo", señalan en el ejecutivo local. Pero hacer, sin duda, se ha hecho. Este jueves, el pleno municipal prevé aprobar el Plan Normativo del consistorio, que contiene las líneas maestras en las que se quiere avanzar en el próximo ejercicio.
Un área de calado inexcusable es la de Movilidad Sostenible, dirigida por Giuseppe Grezzi. Aquí, la esperada ordenanza de movilidad, que 'legaliza' el uso de los patinetes y los llamados vehículos de movilidad personal (VMP), está acabada de hornear y su proyecto ha sido aprobado recientemente en la Junta de Gobierno. Todavía le espera un período de exposición pública, pero en el Ayuntamiento se tiene la certeza de que antes de elecciones estará aprobada definitivamente.
El sector del 'sharing' también está por regular, y para ello la ordenanza es una piedra, pero se necesitan otras. Por ejemplo, una ordenanza fiscal ad hoc, que ya está recogida en este plan de 2019. Los cálculos del edil de Hacienda, Ramón Vilar, cifran esta tasa o canon en 25 euros anuales por patinete eléctrico, 60 euros anuales por moto, y 360 euros por coche. Sin embargo, son todavía cábalas a falta de concreción. Si se necesitara una regulación más al respecto, no está contemplada todavía. Según desveló Valencia Plaza, el equipo de Grezzi no prevé regular el 'sharing' hasta después de elecciones (mayo), o incluso después del verano.
Coleando tiene el italiano, por otro lado, la reforma de la ordenanza municipal de aparcamientos, que viene a actualizar la de 1994 y que está pendiente de que se apruebe en el Pleno. Entre otras cosas, aumenta las dimensiones de las plazas y el ancho de los carriles de circulación, e incluye estacionamientos para bicicletas y vehículos de personas con diversidad funcional. Asimismo, se está tramitando el nuevo reglamento de la EMT que incluye, por ejemplo, la posibilidad de subir mascotas a los autobuses, la prohibición de escuchar música sin auriculares ni en el interior de los buses ni en las paradas, donde también se quiere prohibir el fumar.
Dentro de las diversas actuaciones urbanísticas, destacan los planes de protección de Ciutat Vella (PEP) y del Cabanyal-Canyamelar (PEC). El primero ya ha salido a exposición pública y vecinos e interesados ya han realizado las correspondientes alegaciones. Ahora, el consistorio está elaborando los informes previos a la aprobación provisional en el pleno, que se prevé en 2019.
El PEC, por su parte, lleva otro ritmo. Dijo Vicent Sarrià, concejal de Urbanismo, que su intención era dejarlo avanzado durante esta legislatura. Pero hay un escollo: los Bloques Portuarios. Ya está más o menos claro que se derribarán para su posterior reconstrucción a no más de 100 metros de su actual huella. Hasta ahora se estaba a la espera de esclarecer qué se iba a hacer con ellos para incluirlos como toca en el planeamiento especial, lo que ha retrasado la tramitación del PEC.
También se quiere avanzar en la reforma interior de la Ciutat Fallera, cuyo anteproyecto está en elaboración y afecta, además de Urbanismo, a otras concejalías como Cultura Festiva, de Pere Fuset. Planes especiales se quieren elaborar para Orriols y les Cases de Bàrcena; mientras que se quiere revisar los de Nazaret y Campanar.
En la delegación de Medio Ambiente de Pilar Soriano se está preparando la reforma de la ordenanza de contaminación acústica. Tal y como contó este diario, dicho borrador incluye nuevas restricciones para las terrazas de la hostelería. Según un artículo, estas podrían perder la licencia al acumular tres quejas vecinales en tres años, lo que ha levantado quejas entre el sector hostelero, especialmente de zonas afectadas por recortes de terrazas y restricciones horarias. También incluye un apartado entero dedicado a las campanas
Estos son algunos ejemplos de los numerosos reglamentos y marcos normativos en los que quiere trabajar València el próximo año. Todos no podrán llegar antes de elecciones, sino que irán más allá, dado que en muchos casos son proyectos plurianuales de largo alcance. "En cuatro años no se puede cambiar todo", insisten en el Ayuntamiento.