VALÈNCIA. Como cada primavera, dejamos atrás los errores del pasado y miramos hacia el futuro. Eso ocurre en lo que llamamos "semana de la moda". Los españoles, con nuestra cantera resplandeciente de talento nacional, miramos hacia el mundo con nuestras dosis de diseño. Y, mientras en España se celebraba el conocido Madrid es Moda, que precede siempre a la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, Palomo Spain presentaba su colección The closet en la Gran Manzana neoyorquina durante la NYFW y lo hacía referenciando el universo queer que tan bien ha sabido perfilar con el paso de los años.
Una nueva vuelta de tuerca a su imaginario que, si bien en su última pasarela reivindicaba a un hombre más agresivo y formal de lo que nos tenía acostumbrados, ahora regresa de nuevo a esa delicadeza fantasiosa que un día lo encumbró y que esta vez se presenta cargada de plumas, colores pastel y lazos, pero eso sí, en una clave más streetwear que en anteriores ocasiones. Y vestidos babydoll, maxiabrigos o vestidos XL en lycra fueron su propuesta, así como las maxifaldas, mini vestidos y abrigos acolchados.
Eso sucedía a las cinco de la tarde hora española y dos horas más tarde, el eldense Juan Vidal presentaba su tercera colección cápsula con EsFascinante. Inspirado por el estampado de lunares –el de toda la vida– que se ha ido reinterpretando a lo largo de los años, desde que en los cincuenta lo pusieron de moda, se presentó a través de siluetas embriagadas de una atmósfera clásica a la vez que contemporánea y dirigidas a todo tipo de mujeres.
También Duarte presentó su colección SS23 en el contexto de Madrid es Moda. La fenêtre, inspirada en la incomparable luz y la sensación de estancamiento del tiempo que caracterizan a la Riviera francesa y que bañó la inspiración de obras de Matisse, Gauguin, Picasso o Cézanne y a la vez le dieron al diseñador su colección más atrevida y ecléctica hasta la fecha. Días antes Dominnico eligió el ME Madrid Hotel para presentar su colección NENNE VOL.2 PRE FALL 23. Y los monos de trabajo del mundo del motor se mezclaron con la confección artesanal, la naturaleza y la premisa del upcycling dando una colección colorida en la que el plata como protagonista fluye entre blancos, rosas, verdes ácido y azules Klein, dando el atisbo de positividad que nos espera en el futuro.
El quince de febrero se marcó en el calendario, sin duda. A los que no nos gusta San Valentín nos ha hecho creer en algo entre las nubes del mes de febrero. Ese día, Ernesto Artillo presentó su colección hecha a partir de las prendas que quienes llegan en patera de África a su Málaga natal dejan en el suelo de las playas, dándonos la lección de que la moda no es tan frívola, ni tan superficial como parece. Con figuras clave de nuestro panorama nacional como Laura Ponte, el artista desarrolló su talento en una colección que, sin duda, no se olvida. También ese día fue el turno de Pertegaz, que fue más Pertegaz que nunca.
Con una selección de piezas icónicas y atemporales de siluetas fluidas en tonos neutros como el camel, el negro o el burdeos, que contrastan con notas de color vibrantes como el buganvilla, el lima ácido o el fucsia, sello inconfundible de la casa. Una vuelta a los sesenta con drapeados y juegos de volúmenes. O Ángel Schlesser, que tras la reciente llegada de Alfonso Pérez a su dirección creativa, ha apostado por dar un paso adelante en la manera de concebir una nueva estética. Bajo el título Femme, el diseñador ha buscado fusionar los dos pilares fundamentales de la marca: el perfume y la moda. Una historia retrospectiva de la firma, contada a través de los colores -que evocan a los frascos de las fragancias, como el amarillo con el rosa o el morado con naranja-, las flores incorporadas a las mangas y detalles y formas geométricas, más que presentes en esta nueva etapa de la firma.
El inicio de la MBFWMADRID el 16 de febrero nos habló de Agatha Ruiz de la Prada y sus catarsis de color, que siendo lo siempre se personificaban en un merecido y descarado homenaje a sus perfumes. Y el alicantino Hannibal Laguna revivió un sentimiento nacional a través de brocados, transparencias, tules y tafetas que cuentan más de una identidad colectiva de lo que pensamos -a la vez que lo hace de sus treinta y cinco años de historia-. Una apuesta segura, como lo que es siempre el equipo Helbig y sus dos cabezas pensantes -Teresa madre e hija-, quienes a través de la más pura artesanía hablan de pasado con sabor a presente desde Barcelona para el mundo.
Y así, sin más, la moda española nos enseñó que su sitio en el mundo era internacional, así como que empezó con algo tan sencillo como aprender a enhebrar una aguja.