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made in cv / lucía messeguer

«Echo en falta constantemente un mayor empleo del humor en el diseño»

| 19/02/2019 | 5 min, 43 seg

VALÈNCIA.- Ironía, color y collage son las herramientas que definen tanto el trabajo como la personalidad de esta diseñadora gráfica murciana afincada en la ciudad de València, que ha colaborado en los últimos años con firmas como Gucci o Louis Vuitton.

— ¿Qué importancia tiene para ti el collage como expresión artística y creativa?

— En un inicio el collage suponía una válvula de escape. Cuando me encontraba inmersa en la vorágine del proceso de trabajo el collage simbolizaba una liberación, como el que se toma un café o se fuma un cigarro. A día de hoy se ha convertido no tanto en una pasión como en una herramienta más que puedo emplear en proyectos personales o profesionales. No lo uso con la misma dinámica que lo empleaba hace un año, por ejemplo, pero he de reconocer que el collage me ha traído muchísimas alegrias. He empleado el collage desde mis inicios profesionales. Ya en la agencia BSM, uno de mis primeros empleos, usaba esta técnica en trabajos para marcas como Cimarrón o Caroche. Siempre ha estado ahí, pero en estos momentos el collage ha cobrado una importancia distinta en mi vida porque lo uso de una manera más liberadora, más artística tal vez.

— ¿Qué te permite expresar el collage que no puedas transmitir mediante otra técnica?

— La herramienta en sí misma es maravillosa. Puedes encontrar un concepto jugando con mil imágenes. O contar diferentes historias a través de una pequeña composición. Para mí esta posibilidad es muy importante porque en el collage suelo emplear múltiples imágenes. Puedes narrar una historia mediante una sola imagen y eso supone una herramienta brutal de síntesis.

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— ¿Es tu trabajo con el collage un reflejo de tu personalidad?

— No me he hecho nunca esa pregunta pero es muy posible. Soy una persona observadora, inquieta, pero a la vez analítica y metódica. Por ejemplo, la explosión del color me fascina y siempre está implícita en mi método de trabajo.

Collage, ilustración, diseño gráfico... ¿son compartimentos estancos o vasos comunicantes? ¿Hay trasvase de ideas, conceptos o técnicas?

— Hay un hilo conductor entre ellos. Yo no me considero ilustradora, el collage lo siento como una forma propia de ilustración. Creo que al final la composición, la forma, la función, la estética y el concepto están detrás de cada una de las disciplinas de las que hemos hablado. Aunque a veces es fruto de la espontaneidad, no puedo realizar un collage sin un concepto definido, y lo mismo sucede cuando hago una marca, un naming o un cartel. Hay un equilibrio entre todas estas disciplinas que posibilita que estén conectadas.

— El empleo de la ironía y el humor en tus proyectos me recuerda a la labor de profesionales como Gustavo Solana o Diego Mir. ¿Es necesario incluir más humor en el diseño? ¿Qué aporta el humor a un proyecto?

— Sin duda hay que usarlo más. Yo lo echo en falta constantemente. El trabajo de Diego Mir me encanta y además tiene un componente social siempre presente, como en el proyecto Words not walls (‘Palabras no muros’). Parece que los diseñadores tenemos un poco de miedo a hacer reír y creo que precisamente el diseño es una herramienta que nos lo permite. Cuando las marcas me lo permiten intento meter en mis proyectos esa chispa de humor, o de color, porque a veces esa chispa te da una composición muy acertada, explosiva y colorista.

— ¿Aceptan las empresas este toque de humor de buen grado?

— Bueno, hay veces que ni se me ocurre plantearlo porque el encargo no lo requiere. Tengo la suerte de tener tres clientes que son pilares del estudio desde hace varios años y, por ejemplo, con Grefusa he realizado trabajos en los que jugamos con humor porque el producto lo permite. Sé con qué clientes me puedo permitir este juego y cuando ‘me dejan’ lo llevo a cabo. Lo mismo sucede también en el caso de Cammmpillo, el cliente que más libertad y juego creativo me permite experimentar.

— ¿Abruma trabajar para firmas internacionales como Gucci o Louis Vuitton o te lo tomas como un encargo más?

— Aquí te voy a ser muy sincera. Te diría ‘No, que va...’ pero da un poquito de vértigo. La primera vez que Gucci me contactó —que fue por instagram— creí que se trataba de una broma. Luego resulta que te lo ponen tan fácil, es tan cómodo trabajar con ellos profesionalmente desde el mismo briefing que esa sensación de vértigo inicial se evapora. De todos modos hay que tener en cuenta que cuando se trabaja para este tipo de firmas el vértigo es mayor porque la visibilidad que dan a tu labor es extraordinaria. Tienen un trato de respeto al profesional del diseño de otro nivel. Consideración absoluta a tu trabajo, a tu tiempo, a tus costes. Esa sensación es muy difícil de experimentar aquí. Ese trato hace posible que te relajes. Aunque he de confesar que siempre me he sentido abrumada a la hora de entregar el proyecto final, ya sea para una empresa grande o una pequeña, porque cuido muchísimo cada detalle del proceso creativo. 

— ¿El siguiente paso en tu trabajo será el empleo de la imagen animada?

— Creo que es necesario conocer todas las herramientas que están a tu disposición: fotografía, vídeo... Sinceramente, no tengo una intención clara de avanzar con la imagen animada o el vídeo. Mi intención simplemente es conocer lo mejor posible esta herramienta para emplearla cuando el proyecto lo requiera. Quiero seguir experimentando con ella, sobre todo en relación con la animación de marcas, que es lo que más me interesa.

— ¿Experimentar e investigar es algo imprescindible en tu trabajo? ¿Concibes el entrar en una situación de acomodo profesional?

— Necesito experimentar constantemente para no encasillarme. En el proceso de investigación para un proyecto abro y expando mi mente porque la solución gráfica para el encargo creativo de una empresa o producto puede estar en otro sector o en cualquier otra herramienta. Un paseo, un libro, una película, una conversación... Cualquier situación o persona es susceptible de ofrecer una idea que te inspire.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 52 de la revista Plaza

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