VALÈNCIA. No fueron pocos los que en Podemos se miraron con extrañeza y cierto estupor el pasado 12 de junio cuando el que había sido su candidato a la Presidencia de la Generalitat, Rubén Martínez Dalmau, acudía raudo a la llamada del líder socialista, Ximo Puig, para celebrar una reunión en el Palau de la Generalitat junto con la máxima referente de Compromís, Mónica Oltra, para desbloquear el Pacte del Botànic II.
Hasta entonces, los negociadores de la formación morada habían batallado en la mesa con sus futuros socios e incluso se habían atrevido a lanzar un órdago que incluso podía poner en peligro la primera ronda de investidura de Puig. En aquel punto de la negociación, la posición de Podem giraba en torno a asaltar las competencias sobre Transición Ecológica que pretendía mantener Compromís, además de retener las de Vivienda ya logradas durante anteriores conversaciones.
En una reunión de apenas una hora, Puig salió con la investidura asegurada y Martínez Dalmau con la Vicepresidencia Segunda del Ejecutivo -que se había puesto en entredicho- y unas peregrinas competencias en Arquitectura Bioclimática que pocos acertaron a entender. De hecho, dirigentes de la formación morada optaron por ocultar su enfado en público ante el movimiento acometido por el también profesor universitario, si bien algunos no pudieron reprimir en privado su malestar.
Desde entonces hasta ahora, la preocupación entre varios referentes del partido ha ido en aumento al constatar lo que califican como "institucionalización" creciente de Martínez Dalmau que, algunos, llegan a tachar de "sumisión" especialmente hacia el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Un hecho que también se confirma en comentarios de altos cargos próximos al líder socialista, quienes admiten que el jefe del Consell mantiene una "muy buena relación" y "sintonía" con el vicepresidente segundo.
En esta línea, desde un poblado sector de Podem no terminan entender lo que califican de "tibieza" por parte de Martínez Dalmau en determinados asuntos en los que la formación morada ha pasado desapercibida mientras Compromís se ha hecho fuerte. Ejemplo de ello fue la medida posición institucional del vicepresidente segundo con el bloqueo de las entregas a cuenta por parte del Gobierno central.
Un silencio que, hasta el momento, también se ha mantenido respecto a los recortes presupuestarios dirigidos desde la Conselleria de Hacienda que lidera el socialista Vicent Soler y que, según informó este diario, rondarían los 50 millones de euros en vivienda social, precisamente el departamento estrella de Martínez Dalmau. Unas cifras que, a día de hoy, ni confirman ni desmienten desde este área.
Está por ver si el vicepresidente segundo saldrá a la palestra para oponerse -tal y como han hecho miembros de su partido como la síndica, Naiara Davó- ante una posible prórroga presupuestaria que desde PSPV y Compromís están dispuestos a asumir.