VALENCIA. Qué duda cabe que los puentes se construyeron para obtener el placer de cruzarlos. Uno de ellos, el Puente de Oresund, se ha convertido no hace demasiado en un reclamo turístico por aquellos seriéfilos que devoran capítulos como algunos leones salvajes embuchen vísceras. Casi con el mismo deleite. En este puente se ubica la trama de Bron, Broen, una serie escandinava de investigación policíaca cuya trama gira en torno a la aparición de una persona asesinada en el mencionado Puente de Oresund, conocido por unir dos países y dos ciudades: Copenhague, capital de Dinamarca y Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia. Cruzar tal puente se antoja una experiencia de proporciones notables para cualquier viajero que haya decidido pasar una temporada en una ciudades más hipsters de Europa
Con el proceso de gentrificación que han experimentado la mayoría de capitales europeas hemos conocido a ese perfil de jóvenes bohemios, con barba, de clase media-alta, culturetas y obsesionados con una moda y estilo de vida natural. Son los llamados hipsters que tienen en Escandinavia un buen foco de referencia.
Visitando los dos barrios principales de Malmö, el viajero conoce los dos extremos de una misma ciudad. El casco antiguo, con sus calles empedradas en las que -no sin cierta dificultad- deambulan las bicicletas, transcurre entre la Stora Torget (Plaza Mayor), Lilla Torg (Plaza Menor) y las plazas de Gustavo Adolfo y David Hall. El otro polo es el barrio de Västra Hamnen, luminoso y vivaz, que acoge a la mayoría de primeros turistas que se acercan a la ciudad. Allí se ubica el Turning Torso, un edificio de casi 200 metros, obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava que se acaba de construir en el año 2005, en cuyo interior residen ciudadanos con poco temor a la alturas. El edificio está compuesto por cubos móviles que van girando hasta dar una impresión de construcción torcida completamente. Muy cerca de este emblema de Malmö y cuando el tiempo lo permite, es posible dar un paseo en barco por Slottsparken, un precioso parque en el centro de la ciudad.
Otro de los edificiones que refulgen en esta ciudad es el del Teatro de la Ópera de Malmö. Perteneciente a la arquitectura funcional escandinava, es obra de los arquitectos Sigurd Lewerentz, Erik Lallerstedt y David Heldén. Más de 1500 plazas es posible ocupar frente a uno de los escenarios más grandes de Europa.
Por último, conviene visitar la plaza más cosmopolita de la ciudad y de nombre impronunciable para cualquiera que domine el idioma escandinavo: Möllevångstorget. A menudo lo comparan con el Soho neoyorquino o el Malasaña madrileño. Aquí, cada fin de semana, se instala un mercadillo de frutas y vegetales. La mayoría de las paradas son regentadas por ciudadanos de otros países. Es aquí donde residen los ciudadanos de más de 160 nacionalidades distintas, lo que hace de Malmö una de las ciudades más multiculturales de Europa.
Malmö se ha convertido en un escaparate mundial del diseño y la arquitectura de vanguardia. Más de 800 tiendas pueden encontrarse en sus calles. Entre ellas, por supuesto, establecimientos de diseño sueco o tiendas de ropa y objetos de segunda mano. Especialmente propicia es la época navideña para estas compras. Los mercados navideños -ubicados en Castillo de Malmöhus, Katrinetorp y Södertull- con las mejores decoraciones, las esculturas de hielo y los impresionantes escaparates de tiendas que compiten por ser el mejor en el llamado Skyltsöndag ('domingo de los escaparates'), hacen las delicias de los viajeros que adoran estas fechas. También allí encontrarán objetos krafties, puestos con mercancía sostenible, biológica y de comercio justo.
Los bollitos de azafrán, las castañas o las salchichas son algunas de las delicias navideñas de la gastronomía sueca que tienen el llamado 'Julbord' o bufé navideño su máxima expresión: arenques en escabeche, reno ahumado, salmón, paté de venado... Para combatir el frío, nada mejor un café caliente y unas sabrosas onzas de chocolate. Para lo primero, no duden en acudir a Soldekaffe, una cafetería que abrió en febrero de 2006 y que tiene el mejor café de Malmö que acompañan con pasteles y sándwiches diversos. Para lo segundo, la Malmö Chokladfabrik, es el lugar perfecto. Apuestan por un comercio sostenible y justo con ingredientes ecológicos. Tienen, además, un lema con el que es difícil no coincidir: "Creemos que lo que el chocolate puede hacer por el mundo sólo está limitado por los límites de la imaginación”.