Estos son los retos que esperan a Marisa Arlandis, la nueva presidenta del Real Club Náutico de Valencia
VALÈNCIA.- Las elecciones a la presidencia del Real Club Náutico de Valencia han traído el resultado del cambio en la junta directiva. Por primera vez en la historia, una mujer va a presidir los destinos del club náutico más importante de España y quizás de Europa. Alejandro Fliquete, presidente saliente, ha dejado el club con un listón muy alto deportivamente hablando. Durante su mandato, el Náutico de València se ha colocado como líder de la vela infantil, juvenil y de crucero. Los socios han decidido que, a partir de ahora, Marisa Arlandis se haga cargo de gestionar ese patrimonio deportivo que Fliquete y su junta directiva han dejado tras cuatro años de mandato.
La verdad es que a Fliquete le ha tocado bailar con la más fea. De sus cuatro años de mandato, dos de ellos los han pasado prácticamente en blanco a causa de la pandemia. Cogió el club en una ruina deportiva absoluta, en la que lo dejó la junta saliente presidida por Julián Vico. Un Trofeo de la Reina tocando fondo, una escuela de vela muy desactivada y un futuro deportivo un tanto incierto. Fliquete se encontró un club sin rumbo, sin un gerente de garantías y con una política deportiva sustentada por algunos empleados del club enamorados del deporte y del propio club.
Lo primero que reactivó Alejandro Fliquete fue el Trofeo de la Reina. La junta directiva lo tuvo claro desde el minuto uno. La Reina era el buque insignia del club y la vela su activo más importante. Para ello, y antes de nada, buscó al único hombre capaz de reactivar el legado que dejaron hace años Manel Casanova, Paco Balaguer y José Miguel Martín. Se trata de Rafael Chirivella, un viejo roquero de la vela española que, sin grandes aspavientos y delirios de grandeza, siempre ha sido un pilar importante de la vela valenciana y en el que han confiado siempre todos los presidentes de la Federación territorial. Chirivella se puso manos a la obra y comenzó a fabricar un Trofeo de la Reina nuevo. Eliminó la cantidad para dar paso a la calidad e intentar revivir un trofeo muerto desde hacía ocho años. Confió en un espectacular comité de regatas y unió el village a la regata, que había sido separado de ella por Vico y su junta.
El club, que navegaba sin rumbo fijo, necesitaba un gerente profesional y con garantías que supiera, además de gestionar una masa social muy importante, la parte deportiva. Para eso, Fliquete contrató a Carlos de Beltrán, un joven conocido en las élites de la vela española e incluso en algunos ámbitos internacionales. De Beltrán, con la ayuda de Pedro Quiroga, director deportivo del Náutico, se puso a trabajar con Chrivella y el Trofeo de la Reina comenzó a renacer, tanto que se está colocando como líder de las regatas del Mediterráneo español y ya ha dejado de ser una regata más de club.
Fliquete también deja una base de regatas que es la envidia de Europa, tanto por su gran actividad como por su estratégica situación. Una infraestructura que puso en marcha Manel Casanova y que hasta que no llegó Fliquete y su junta directiva no se le comenzó a sacar partido. Una escuela de vela envidiada por todo el mundo, con una salida al mar privilegiada que desemboca en El Saler, el campo de regatas de Manel Casanova, donde se han celebrado hasta ahora todos los Trofeos de la Reina y muchas regatas de la Copa América de 2007.
Tanto ha ido el cántaro a la fuente, que el año pasado la junta de Fliquete consiguió atraer a los barcos más de moda de estos tiempos, los Swan. Increíblemente, lograron arrancarle a Palma el Mundial Swan One Design y el Nations League. No era fácil esa empresa, pero el caso es que en el próximo mes de julio los Swan estarán en el Real Club Náutico de Valencia preparando el Mundial y una semana más tarde compitiendo en él. La intención de Rafael Chirivella, Pedro Quiroga y Carlos de Beltrán es montar un campo de regatas especial para que los Swan tengan la oportunidad de entrenarse mientras compiten en el Trofeo de la Reina. La cita valenciana espera poder reunir a cerca de cincuenta barcos Swan representando a más de quince países, por lo que el club valenciano va a revivir los éxitos de antaño cuando organizó el Mundial de cincuenta pies.
La élite de la vela mundial de crucero, de la mano del astillero finlandés Swan, recalará en aguas del golfo de Valencia, compitiendo por este prestigioso e importante trofeo de las clases Club Swan 50, Swan 45 Club Swan 42 y el nuevo Club Swan 36, un pura sangre diseñado por Juan Kouyoumdjian, que incorpora grandes innovaciones como los revolucionarios foils, un aparejo flexible, y la posición adelantada de la tripulación, otorgando un gran espectáculo en el campo de regatas, como se ha podido comprobar en las últimas regatas en las que ha tomado parte.
2022 puede ser el año del sorpaso del Trofeo de la Reina al resto de las regatas del Mediterráneo español, todas ellas caducas y sin apenas interés. Esta es la primera cruzada con la que se ha encontrado la nueva presidenta del Real Club Náutico de València, Marisa Arlandis. La nueva presidenta, empresaria de éxito y enamorada de la vela, ya ha experimentado lo que es pertenecer a una junta directiva de esta institución deportiva. Formó parte de la de Fliquete durante su primer año de mandato. Arlandis es consciente del valor que tiene para el club el deporte y espero que se rodee de los grandes activos humanos que tiene en estos momentos y que pueda incorporar algunos más. Mejorar la comunicación es una de las asignaturas pendientes del club valenciano, en las que debe hacer mucho hincapié la nueva presidenta del club.
Marisa Arlandis se ha convertido en la segunda mujer que preside un club náutico en España. Se ha unido a Maica López Galán, presidenta del Real Club Náutico Gran Canaria. Ambas han roto la barrera que separaba a las mujeres de la inefable integración social que tenían en el ámbito náutico español. No hace mucho tiempo había aún clubes en España que limitaban la entrada a las mujeres en algunas de sus dependencias, así como en su participación en las grandes regatas.
Desde que Julia Casanueva ganó la moción de censura a José Ángel Rodríguez Santos y se convirtió en la primera mujer presidenta de la Real Federación Española de Vela, parece que el viento ha soplado a favor de la vela femenina. La paridad en los Juegos Olímpicos, la inclusión de regatistas femeninas en la Volvo Ocean Race, los equipos femeninos de vela de crucero de la clase J80 impulsados por Casanueva y el salto a la vela mixta con patrones femeninos y tripulantes masculinos han colocado a la mujer con mucho más protagonismo del que tenía hace muy pocos años en todos los ámbitos náuticos.
No sé las intenciones que tiene Marisa Arlandis con respecto a la política deportiva de club, pero imagino que será potenciar los logros que el Náutico ha conseguido durante estos cuatro difíciles años pasados. Es una presidenta muy activa que participa en las regatas de la clase Snipe, es decir que se moja y sabe lo que es bueno y lo que es malo para el deporte náutico. Su idea de gestión de club náutico es ampliar las miras en todos los aspectos, pero sin dejar de lado la parte deportiva. Marisa puede hacer historia.
* Lea el artículo íntegramente en el número 90 (abril 2022) de la revista Plaza
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