VALENCIA. Hace ya un buen puñado de años que Miami dejó de ser únicamente el escenario donde se ubican videojuegos o películas de acción. Sigue siendo el enclave favorito en el que las grandes fortunas y personalidades de la música y del cine localizan sus impresionantes mansiones. Hubo un año clave para que esta mutación se hiciera real: en 2002, la Art Basel -quizás la feria más importante del mundo- abre sucursal en Miami. El elevado número de fortunas que pululaban por la zona interesaron a los gestores culturales que vieron a clientes potenciales entre los residentes de Miami. En Miami Beach, la parte más noble de la ciudad, comienzan desde ese año a aflorar galerías de arte, exposiciones, eventos, ferias paralelas tan destacadas como Scope. A partir de ese momento, todo tipo de iniciativas artísticas toman la ciudad. Quizás, la más destacable sea aquella que pone al street art, graffiti y arte urbano en el mismo centro del arte mundial. Pero nada de esto hubiera sido posible sin los vecinos de un barrio clave para esta eclosión artística: Wynwood.
Wynwood es un barrio histórico al norte de Miami. En su origen existía un asentamiento de la comunidad portorriqueña. Hasta hace siete u ocho años, este barrio apenas salía en las guías turísticas y muchos transportes públicos preferían no llegar hasta él: violencia, drogas, armas, prostitución, bandas callejeras sembraban el pánico entre sus vecinos. En la actualidad, lo que se conoce como 'Wynwood Arts District' aglutina las oficinas, museos y galerías del arte contemporáneo -más de 70-. Un año después de la instalación de la Art Basel, en el 2003, Mark Coetzee y Nina Arias fundaron este distrito generando algunas de las iniciativas más deslumbrantes como Moca (Museo de Arte Contemporáneo del Norte de Miami) o la colección Rubell CIFO, uno de los ejemplos de cómo las colecciones en el sector artístico privado nada tienen que envidiar a las colecciones públicas.
“Desde que Art Basel hizo sede en Miami poco a poco se fue convirtiendo en un epicentro del arte a nivel mundial, de manera espontánea y siempre en ascendente desde sus inicios, en parte gracias a la preocupación y dedicación de determinados colectivos para que siguiese creciendo, siempre promocionándolo de la manera adecuada e intentando traer a los mejores de todo el mundo”, explica Felipe Pantone, artista muralista valenciano que expone su arte en Miami desde hace un par de años. Junto a Escif, son nombres importantes de los artistas valencianos que exponen en Miami. El pasado año Pantone expuso en la feria Scope para la Cyrus Gallery de San Francisco y pintó un mural en el edificio de Mana. En cada esquina, la fisionomía del barrio se ha vuelto entusiasta y viva, colorida y optimista. No en vano, Miami es actualmente uno de los sitios con mayor creatividad de mundo.
El mecenas que está detrás de esta completa mutación es Tony Goldman, un visionario y emprendedor inmobiliario que ha revitalizado zonas deprimidas como el South Beach de Miami o el SoHo de Nueva York, concitando el interés de marcas conocidas como la cervecera Beck's que ha creado el Beck's Urban Canvas, un proyecto que pretende conectar al arte y a los artistas del 'street art' con las comunidades. Y es que el arte callejero en Miami, además de fomentar un consolidado y complejo negocio que mueve millones de euros a nualmente, ha traspasado razas y estratos sociales, convirtiendo a Miami en la capital del arte urbano y de la multiculturalidad. Nombres como Don Rimx, Edwin David Sepúlveda, 2Alas, DiDi o Magnus han dejado su huella escrita en estas paredes y murales que proporcionan a la ciudad la atmósfera de un museo viviente.
Wynwood acoge una de las comunidades creativas más importantes del mundo. Este barrio, originariamente un polígono industrial habitado por los llamados 'workers', se ha transformado por obra y gracia de la gentrificación y del grupo de personas que se esconde detrás de Wynwood Walls, cuya labora ha ido desde la rehabilitación de almacenes abandonados, fábricas cerradas y otras edificaciones no utilizadas, transformándolos en complejos de arte, galerías, restaurantes, cafés y otros lugares creativos. Otras de sus iniciativas pasan por pintar hoteles o, por ejemplo, el estadio de los Dolphins. Al frente de este proyecto está el artista valenciano Felipe Pantone: “El trabajo que he realizado forma parte de un proyecto llevado a cabo por Goldman Global Arts y tiene por título Art Unexpected. Toda la gente involucrada en el proyecto ha conseguido reunir a muchos de los mejores talentos del arte urbano. El título del proyecto no puede ser más acertado, puesto que convierte el estadio en un museo improvisado, y en cualquier rincón puedes encontrar obras de artistas de mucho nivel”, explica Pantone desde Miami.
A este crecimiento inesperado en un corto período de tiempo ha contribuido además la vida nocturna alternativa de Miami. “Lo que más me interesa es aquello en lo que se convierte la ciudad”, comenta Pantone. Y quizás sea cierto que ese “carnaval de arte contemporáneo y arte urbano” que se celebra desde Art Basel es capaz de transmutar por completo a una ciudad que recibe a visitantes de todo el mundo. Y en esa visita, la llamada 'floribbean cuisine' es un buen reclamo. La curiosa cocina de lugares como Trinidad-Tobago, Jamaica o Bahamas encuentra acomodo en los restaurantes de Miami. Las especias como curry y cilantro, las frutas tropicales, la yuca cocida o fruta, las sopas de pescado, el lechón asado, el marisco de South Beach, las barbacoas norteamericanas con toques latinos, el llamado 'rodizio' brasileño (carne asada en espetos)... un universo completo de sabores pueden degustarse en Miami. El final todo banquete, eso sí, debe estar acompañado de un buen café cubano, una pequeña pero potente dosis de café servida en una taza del tamaño de un dedal. El elixir definitivo para continuar con una jornada de arte por las calles Miami.