Pasear por Montanejos un fin de semana de verano es descubrir que en cada rincón están pasando cosas. En una planta baja, equipados con kimonos, varios luchadores practican aikido; suben sonrientes por una cuesta un grupo de amigas tras hacer yoga en el río; se prepara en la plaza el escenario del concierto nocturno que celebrará el mes del orgullo; decenas de motoristas almuerzan junto a sus cascos; niños salpican a otros niños; carteles invitan a descubrir exposiciones de pintura y fotografía; unos ingleses compran miel de la zona en un puestecito de la calle... No es una localidad turística más, es un pequeño paraíso en su preciso momento de eclosión. Acaban de obtener la bandera azul para su playa fluvial, la primera en España concedida a un río de interior, que refrenda lo que muchos valencianos saben desde hace años: Montanejos es uno de los mejores lugares donde se puede ir a tomar el baño.
El paraje fluvial de la Fuente de los Baños es icónico, magnético, imponente… y resulta constantemente instagrameado como "el paraíso que no sabías que estaba a una hora de Valencia". Ahora bien, hay mucho que hacer en Montanejos además de los baños, mucho que experimentar y que te invita a pasar en el pueblo una buena temporada. Para empezar, por ejemplo, los otros baños, los del Balneario de Montanejos, fundado en 1997, y que tiene la gran fortuna de contar con el agua mineromedicinal que brota de la Fuente de los Baños. Un pequeño milagro de la naturaleza, que emane agua a 25 grados en un lugar sin actividad volcánica. Pero, oye, esas benditas casualidades están para aprovecharlas y disfrutarlas. Masajes, peelings, tratamientos y zonas de relajación con jacuzzi y chorros de presión. Todo pulcro, profesional, accesible y con tarifas realmente competitivas. Así que, si aparece la lluvia, te apetece un poco de calma o necesitas descontracturar la espalda, el balneario es tu opción ganadora. Con un aliciente extra para las familias:

Hemos visitado la Fuente de los Baños, hemos disfrutado del jacuzzi y ahora toca la parte gastronómica. Uno de los "debes" de muchas localidades del interior es la escasa oferta gastronómica de calidad. Jesús Molina, gerente del grupo Caps, es consciente de ello y por eso ha querido convertir el Hotel Restaurante Casa Palacio de Montanejos en un referente de la zona. Así es como han surgido los Encuentros Gastronómicos de Montanejos, inaugurados el 12 y 13 de julio con la visita de los responsables del asturiano Parador del Rey, Gonzalo y Paloma. Pastel de centollo, crema de andaricas, carpaccio de cecina, escabeche de pitu… y por supuesto: cachopos. Ahora bien, del menú que pudieron degustar vecinos, turistas y clientes del hotel cabe destacar la fabada. De repente en Montanejos, un fin de semana de julio, te puedes comer la mejor fabada de tu vida mientras suena una gaita y bebes sidra ecológica. Si eso no es un motivo para la visita…
Estos encuentros, además de contar con profesionales del sector, son una semilla para consolidar el turismo gastronómico en la población. Y el debut dispuso además, de un montón de cartas ganadoras. Vinos de Matarromera, desde su archiconocido Ribera del Duero crianza, pasando por un verdejo fermentado en barrica o su Rioja de autor. Quesos de Castellón y de Asturias como el cabrales o el Gamonéu seleccionados por Aitor Vega, un referente de los quesos en la región. Sidras de Viuda Angelón —realmente especiales—, cerveza Turia, carnes de vacuno de Trasacar y dulces de la panadería asturiana de Los Chatos. Una oportunidad única para sumergirse en la gastronomía asturiana, sin salir de la Comunidad Valenciana.



De repente aparece un grupo de chavales asiáticos en el hotel; son estudiantes de viaje de fin de curso que vienen desde Pekín para hacer rafting y otras actividades de montaña. Unas parejas de amigos franceses comentan que ya es el cuarto año que visitan Montanejos mientras se bañan en otro rincón escondido del río, alejados de la Fuente de los Baños. Pasa "el trenet" turístico —gran opción para las familias— de camino al Estrecho de Chillapájaros. Allí se puede observar cómo suben escaladores por alguna de sus más de 200 vías, o se lanzan al vacío, haciendo puenting, uno tras otro un montón de valientes. Un poco más arriba el embalse de Arenoso, frío a la vez que hipnótico, la última parada del trenet y de algunas de las muchas rutas por senderos que salen de Montanejos. No dejan de pasar cosas, y muchas las desconocemos porque quedan eclipsadas ante la fascinación que provoca la Fuente de los Baños. Un poco como pasa con el cachopo y la gastronomía asturiana, o con nuestra paella: su fama no deja brillar otros platos autóctonos.

Pero bueno, cachopo en el Restaurante Casa Palacio de Montanejos tienen todo el año, igual que el agua sigue brollando a 25 grados durante las cuatro estaciones en la playa fluvial. Lo interesante es poder hacer la visita con calma en cualquier momento, y aprovechar, si se puede, el próximo encuentro gastronómico para conocer los muchos atractivos del pueblo. De hecho, desde la pandemia se han sumado más de 100 vecinos y vecinas, que ya cuentan con biblioteca, coworking o una joyería artesanal. Tanto ellos, como los miles de visitantes que acuden cada día podrán volver en septiembre a la siguiente cita de las jornadas, en este caso con Andalucía como protagonista. Y descubrir por qué tantos turistas locales y extranjeros han quedado enamorados del encanto natural de este pueblo, donde pasan muchas cosas, algunas de ellas tan excepcionales como sus aguas termales.