VALÈNCIA.- España ha tenido dieciséis secretarios de Estado para el Deporte desde que, en 1977 Adolfo Suárez nombrara a Benito Castejón. Los trece gobiernos que hemos tenido desde entonces no han sabido o no han querido tratar al deporte como se merece. De 1977 a 1987 asistimos a una década totalmente sosa en la que reinaron en el Consejo Superior de Deportes Benito Castejón, Jesús Hermida y Romà Cuyàs. Un trío que poco o nada aportó al deporte español. Fue en 1987 cuando la designación de Barcelona como organizador de los Juegos Olímpicos despertó el interés de un gobierno por el deporte. Había que realizar los mejores Juegos de la historia y Felipe González buscó como gran revulsivo a Javier Gómez Navarro para que guiara los designios de España en esos Juegos.
Gómez Navarro se tomó en serio el encargo, pero con una ventaja que no habían tenido otros: el Gobierno se volcó con las empresas que pusieron dinero para que los atletas españoles triunfaran en la cita. Así nació el ADO (Asociación de Deportes Olímpicos) que está compuesto por tres organismos que han estado involucrados en el proyecto desde el mismo instante de su creación: el Comité Olímpico Español (COE), el Consejo Superior de Deportes (CSD) y Radiotelevisión Española (RTVE). Su labor no tiene ni ha tenido ánimo de lucro.
El programa ADO creado en 1988 garantiza unas dignas condiciones económicas y de entrenamiento para los deportistas de élite españoles. Ese programa que puso en marcha el equipo de Gómez Navarro, con Rafael Cortés Elvira como director general, trajo consigo una nueva Ley del Deporte más moderna y equitativa, ya que lo que había era lo que se había heredado de la Secretaría Nacional de Deportes de la época franquista.