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AUDIOS - los momentos que hicieron peligrar el gobierno de València

 "No voy a salir de la comisión de investigación aunque se haya votado"

26/07/2020 - 

VALÈNCIA. Ya han pasado casi diez meses desde que el gobierno municipal de València pasara por sus horas más bajas. El motivo puede parecer insignificante, pero simbólicamente lo fue todo e hizo tambalear la estabilidad del ejecutivo local, conformado por Compromís y PSPV. Los hechos se desarrollaron en una de las primeras sesiones de la comisión de investigación de la EMT, en octubre, y constituyeron horas de tensión entre miembros de las dos formaciones de gobierno, tal y como revelan los audios a los que ha tenido acceso Valencia Plaza.

La comisión estaba creada para dar luz sobre el fraude de cuatro millones perpetrado en septiembre contra la empresa municipal de transportes que preside Giuseppe Grezzi (Compromís). Entonces, unos estafadores anónimos supuestamente engañaron a una directiva para transferir dinero desde las cuentas de la entidad local a una compañía sita en China para una falsa compraventa empresarial. 

Lo que fue un escándalo en el funcionamiento interno de la empresa se tradujo en el mes de octubre en una crisis sin precedentes del gobierno valenciano cuyo alcalde es Joan Ribó, también de Compromís. Cuando se estaba constituyendo la comisión de investigación con los mismos consejeros de la firma pública, saltaron los resortes por la fata de acuerdo entre las dos fuerzas de gobierno.

El motivo principal fue la presencia o no del presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, cuando declarasen trabajadores de la propia empresa. La oposición -PP, Ciudadanos y Vox- entendía, junto al PSPV, que el dirigente debía abandonar por norma las comparecencias de empleados de la EMT para evitar influir indirectamente en sus declaraciones. Algo por lo que no estaban dispuestos a pasar en Compromís, donde defendían que los trabajadores que se sintiesen incómodos, pidieran la salida del presidente o de cualquier otro consejero. Esta propuesta, con todo, no convencía al resto porque significaba que el empleado en cuestión debía significarse.

Comisión de investigación. Foto: KIKE TABERNER

La tensión entre los consejeros de Compromís -Grezzi, Pilar Soriano y Lucía Beamud- y los del PSPV -Elisa Valía y Ramón Vilar-, empezó cuando los socialistas plantearon la propuesta, que ya habían hecho pública en un Consejo de Administración previo. Son momentos que registra el audio que preside el artículo. "En las comparecencias que tengan una relación laboral o contractual con la EMT, consideramos que debería ausentarse el presidente del Consejo de Administración".

Fueron las palabras, pronunciadas por la socialista Elisa Valía, que desencadenaron todo lo demás. Tras un silencio que baila entre el pasmo y la incredulidad, Grezzi responde: "¿El qué?". "No no se ha abordado eso", dice Pilar Soriano. Se refería la ex edil de Medio Ambiente -ahora asesora de Compromís-, a las negociaciones previas en las que ambos partidos habían acordado todo lo que votarían sobre la forma de la comisión. Todo menos eso, a juicio de Soriano, y de ahí la sorpresa.

"A mí me han dicho que...", asegura Valía antes de que vuelva a la carga Soriano: "No, no, no, no". "Pues lo abordamos ahora", interviene el socialista Ramón Vilar. "Elisa, ¿qué has dicho? Por favor, repite", insiste Grezzi. "No, no, no, no", continúa su compañera de bancada: "Elisa quiere romper la baraja, ¿eh?". El ambiente se calienta por momentos.

"No, no, la baraja no", se defiende la socialista Valía. Y le corta tajante Soriano para lanzar un órdago: "Yo llamo ahora mismo y digo que habéis roto la baraja". Pretendía Soriano advertir de la situación a su grupo municipal, probablemente al vicealcalde por su formación, Sergi Campillo, quien hasta el último momento llevaba las negociaciones en la trastienda con otra edil del PSPV, Pilar Bernabé, vía whatsapp.

Giuseppe Grezzi y Pilar Soriano (Compromís). Foto: KIKE TABERNER

Soriano expone la postura de Compromís, la que había planteado en la negociación con los socialistas y sobre la que creía que había acuerdo. "Eso es precisamente lo contrario de lo que pretendemos", responde Vilar: "La propuesta esa es más incómoda, más molesta para quien tiene que decir: 'Oiga, que se salga alguien'". Cerrada en banda, Soriano le corta: "No, no, no. O sea, que no. Se vota y ya está. Pero desde luego que quedará claro, ¿eh?".

En este momento, el protagonismo recae en el propio presidente de la EMT, para explicar que habrá empleados que no tengan problema con su presencia y que él es un miembro de la comisión porque así había quedado claro en la constitución de la misma.

Grezzi: "No voy a salir de la comisión aunque se haya votado"

Tras la intervención de la oposición, en la que defendió postulados similares a los del PSPV, Soriano solicitó un receso. Un último intento de conseguir convencer a los socialistas antes de la votación y paralizar así el planteamiento que previsiblemente iba a salir adelante. Una propuesta de receso que rechazó el propio PSPV y la oposición. La consejera popular Marta Torrado salta para decir: "Receso ya hemos hecho para ir a comer". Vilar, por lo bajini, sentencia: "Que se vote". Y recibe el apoyo de Torrado.

Momentos después se produce la votación con luz verde de la oposición y de los socialistas (6 votos) frente a los consejeros de Compromís (3 votos). La propuesta sale aprobada, pero Grezzi no ha quedado satisfecho e interviene para advertir de que no está dispuesto a acatar la decisión mayoritaria: "Yo soy miembro de pleno derecho de esta comisión y no voy a salir de esta comisión aunque se haya votado aquí".

Continúa la intervención el edil de la coalición valencianista, apoyado por arranques espontáneos de Soriano -"exactamente"-, exponiendo que abandonará una comparecencia cuando él considere que no ha de estar por petición expresa del compareciente. Es decir, que aplicará la propuesta de Compromís pese a que ha sido rechazada.

Arguye el presidente de la empresa que él es miembro "de pleno derecho" porque así se aprobó en la constitución de la comisión y que, de hecho, hubo una propuesta entonces de la oposición que iba en la línea actual de los socialistas, pero no se había aprobado. De ahí que el edil no diese legitimidad a esta votación. Las cosas quedaron así: el punto salió aprobado, pero los miembros de Compromís se negaban a cumplirlo cuando se diera el caso. 

Todo ello ocurría en el interior de la sede de la EMT, en la plaza de Correo Viejo de València. Fuera, pasadas las seis de la tarde, la inesperada llegada del vicealcalde de Compromís, Sergi Campillo, avisado de lo que había ocurrido, hacía saltar todas las alarmas. Su homóloga socialista, Sandra Gómez, estaba de luna de miel y se enteraría al día siguiente del anuncio de Campillo.

La "crisis sin precedentes" tras la comisión

Campillo se introdujo en la sede, y más tarde salieron todos los consejeros para hacer sus respectivas declaraciones. La oposición y el PSPV sostenían lo mismo: Grezzi debía abandonar las comparecencias de los trabajadores de la EMT. La sorpresa la daba Compromís, y fue Sergi Campillo quien soltó la bomba a los medios: "Hoy hay un antes y un después en el gobierno de la ciudad". "El PSOE ha provocado una crisis de gobierno, sin duda, sin precedentes".


Unas palabras a las que los socialistas intentaron restar dramatismo esa misma tarde en un comunicado, negando que hubiera una crisis de gobierno, y apuntando únicamente a "una crisis en la EMT que tenemos que solucionar juntos", por lo que solicitaban a sus socios "prudencia" y circunscribían las discrepancias a la empresa municipal, sin extenderlas al ejecutivo local. 

Al día siguiente, jueves, el alcalde de la ciudad, Joan Ribó (Compromís) adelantaba que su grupo estudiaría "la consecuencia" de lo que consideraba una deslealtad de los socialistas. Para el viernes, la decisión estaba tomada: Compromís aprobó en la Junta de Gobierno Local sin el apoyo de los socialistas apartar a la portavoz del PSPV, Sandra Gómez, que seguía de luna de miel, de la comisión delegada de La Marina.

En definitiva, se sucedieron tres días de tensiones y declaraciones cruzadas -post en Facebook de Grezzi incluido- que pusieron contra las cuerdas la estabilidad del gobierno municipal y las relaciones de confianza entre ambos socios. El presidente de la EMT intentó por activa y por pasiva no cumplir lo que había aprobado mayoritariamente la comisión de investigación, postura apoyada tanto por Campillo como por Ribó públicamente. Finalmente, 15 días después el edil se enmendó y acató no acudir a las declaraciones de empleados de la empresa.

La comisión de investigación acabó las comparecencias en enero, y desde entonces, desde hace medio año, se está a la espera de unas conclusiones. La presidenta de la comisión, Elisa Valía, deberá presentar un borrador a los consejeros en el que se incluirán -o al menos esa es la intención de los socialistas y la oposición- algún tipo de responsabilidades por el fraude, con toda probabilidad las del gerente de la firma. Compromís rechaza esto. Si las posturas no cambian, podrían esperarse nuevas turbulencias. El fraude está también judicializado.

Interrogantes del fraude: conciliación y responsabilidades

Los audios a los que ha tenido acceso este diario también desvelan muchos interrogantes, cuando no contradicciones, sobre el funcionamiento interno de la empresa municipal y cómo las deficiencias del mismo podrían haber facilitado la consumación de la estafa de cuatro millones de euros. Por un lado, se encuentra la realización de la conciliación bancaria: esto es, el cruce de los movimientos registrados en las cuentas bancarias con los movimientos reales para advertir desajustes.

Este procedimiento, de haber sido diario, habría permitido detectar las salidas de dinero inusuales hacia una cuenta en Bank of China, según explican expertos en la comisión. Los audios confirman lo que ya se había publicado: el presidente de la empresa, Giuseppe Grezzi, insiste en que esto se realizaba de manera diaria. Una empleada del departamento encargado rechaza que fuera así.

Uno de los audios desvela que la consejera Valía le pregunta a esta trabajadora, encargada de hacer la conciliación habitualmente, si ésta se hacía "a mes vencido", a lo que le contesta afirmativamente. Esto es, según la empleada, se realizaba una vez había finalizado el mes en cuestión, y no de manera diaria. Esta empleada estaba de vacaciones, y en estas circunstancias, asegura, nadie hacía este trabajo porque se consideraba como una tarea que "podía esperar". "El trabajo de ella, como no tiene plazos, se dejaba", subraya en otro momento.


Para comprender las disquisiciones hay que atender primero al organigrama de la EMT. El gerente, Josep Enric García, tenía por debajo -y por ese orden jerárquico- a la jefa de Gestión, María Rayón; la jefa de Finanzas, Esmeralda Aparisi; y la jefa de Administración, Celia Zafra. Es la subalterna de esta la encargada de hacer las conciliaciones. Al estar ésta de vacaciones, esta tarea recaía en Zafra, que es la que fue engañada por los estafadores.

El fraude se produjo entre el 3 y el 23 de septiembre. Un momento de condiciones excepcionales en la empresa pública: tanto el gerente, Josep Enric García, como la directiva situada en el escalón inferior, la jefa de Gestión, María Rayón, estaban inoperativos. El primero estaba de viaje -aunque volvió a mitad de mes-, y Rayón se encontraba de baja maternal. 

Todo ello permitió la acumulación de funciones en Zafra, lo que impidió actuar al cortafuegos de la división competencial. Y es que este paso de control, el de la conciliación bancaria, recayó sobre Zafra, que también era la que preparaba las facturas. ¿Por qué? "Si el departamento hubiera estado bien cubierto, María [Rayón] habría delegado prácticamente todas las funciones en Esmeralda [Aparisi]. La realidad es que Esmeralda tenía muchísimas responsabilidades. [...] En este caso, la decisión fue que Celia Zafra hiciera la conciliación, porque era razonable que fuera así", explica el gerente en su declaración.

Otro tema menor, pero también reseñable, se refiere a los procedimientos que se siguen en el seno de la empresa. Según la dirección hay unos protocolos de funciones perfectamente establecidos entre los empleados. Sin embargo, la trabajadora mencionada con anterioridad, preguntada por la existencia de este manual de procedimientos responde: "Sí, pero hecho a mano. Parte por mí, parte por Celia". Se le pregunta si está elaborado por ellas o por la empresa, y responde que por las propias empleadas, no por ninguna instancia superior.

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