La exposición de María Marchirant estará disponible hasta el 31 de octubre
VALÈNCIA. Este viernes, 25 de septiembre, de 17 a 23 horas, Vangar inaugura, con motivo de Abierto València organizado por LaVAC (Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunidad Valenciana), La bañera de la rusa, una exposición de la artista valenciana María Marchirant.
La bañera de la rusa recibe el nombre de un recoveco en el litoral mediterráneo. Este lugar, llamado así por los locales, era el lugar predilecto de baño de la mujer de un coronel zarista, que huyendo de la revolución rusa de 1917 fue a parar a esta zona costera. Los pescadores de la zona le pusieron este nombre por la costumbre de la señora de bañarse desnuda. Esta pequeña historia acompaña la narrativa de la exposición y, en medio de la sala -por si alguien lo olvida-, una escalera de piscina nos da el acceso, quizás, a todo este universo flotante.
Desde la talasoterapia o aprovechamiento de las propiedades terapéuticas del agua del mar hasta el uso lúdico que hacemos de ella, se establece una serie de vínculos entre los humanos y la acción de bañarse en el mar. Esta relación entre el cuerpo inmerso y la naturaleza oceánica que lo envuelve está determinada por condicionantes como la temperatura, la corriente, el viento o la profundidad. Sin embargo, más que estas sensaciones físicas, aquello que, viniendo de dicha experiencia, se traslada a la pintura, es la acotación de ese espacio inabarcable que supone el agua marina, alcanzada a través de la creación de espacios como charcas, calas o incluso piscinas artificiales, y que convierten este abismo en un lugar para el disfrute, tan seguro como placentero.
Aparece en la mente la imagen de los desaparecidos baños de la playa del Postiguet (Alicante), unas curiosas construcciones flotantes que, delimitando un espacio interior destinado al nado y al ocio, se erigían sobre el mar. A través de largas pasarelas que salvaban la arena y sus incomodidades, se accedía al Diana, la Alhambra o la Alianza. Estos espacios conformaban los vestigios del turismo balneoterápico de principios del siglo XX y fueron el precursor directo de nuestro veraneo. Lo que interesa, en este caso, no es tanto el hecho de que alguien pudiera pagar por bañarse en el mar -recordemos que es algo que sigue muy vigente-. Lo que pretendemos explorar es que en la extensión de estas formas que se adaptan a la vez que delimitan el paisaje, encontramos el imaginario de o incluso las referencias directas a aquello que se muestra en esta exposición.
María Marchirant (Xàtiva, 1993) es graduada en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València, completando su formación en la Akademia Sztuk Pięknych en Krákow, en Polonia. A su vuelta cursa el Máster en Producción Artística en la UPV. Durante este periodo desarrolla un proyecto de investigación y producción que toma el paisaje y la naturaleza como coproductores en la pintura. Ese mismo año realiza distintos cursos complementarios con artistas en instituciones cómo el IVAM, l’Espai Rambleta o el Centre del Carme Cultura Contemporània.
Sus obras, caracterizadas por el gesto del vertido y la aguada, han sido seleccionadas en certámenes cómo PAMPAM!19 (Reials Drassanes del Port, València), la muestra PIAC (Nau Bòstik, Barcelona, 2017), en el Premio de Pintura Juan Francés (2016) y cómo semifinalista en la Beca TFAC (2017). Hasta la fecha ha expuesto en muestras colectivas en València, Barcelona, Madrid, Krakòw y Londres, entre otras ciudades. Los procesos de creación de María Marchirant recogen la tradición de la pintura de paisaje junto a la recuperación de la experiencia de la naturaleza. Relaciona la fluidez de la pintura con los espacios donde el agua es la protagonista. La muestra permanecerá en el espacio de la calle Císcar de Valencia hasta el 31 de octubre de 2020.