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el ayuntamiento lleva a cabo cambios quirúrjicos para emplear el excedente de parcelas sin uso

No hay niño para tanto colegio: por qué hay más de 500.000 m2 de suelo educativo sin usar en València

7/06/2024 - 

VALÈNCIA. Si caminando uno por las calles de València, más allá de la almendra central, se encuentra con un gran solar baldío de tierra y hierba y plagado de coches, probablemente ahí iba un colegio. La capital del Túria cuenta con decenas de suelos educativos sin ejecutar, terrenos que en su día se pintaron sobre el plano para ubicar allí dotaciones escolares pero que nunca se han acabado de desarrollar y, no en pocos casos, han acabado siendo empleados por los vecinos como aparcamientos de manera interina durante lustros.

Se trata de parcelas que actualmente la administración no está empleando para el uso urbanístico adjudicado, pero la normativa obliga a los ayuntamientos a fijar unas reservas mínimas de suelo para equipamientos en los planes urbanísticos en función de la potencial población en cada zona. El desajuste llega cuando estos pronósticos no se cumplen, o si la administración no ejecuta los colegios pendientes por diferentes motivos, de manera que los suelos se quedan sin emplear durante largos períodos de tiempo. Es lo que ha pasado en múltiples casos en el Cap i Casal.

El Ayuntamiento de València tiene cuantificados estos solares. Son más de medio millón de metros cuadrados en parcelas sin uso dispersos por la ciudad, según el Plan Especial de Directrices de Calidad Urbana, aprobado en 2018. Este documento es una guía del consistorio que estudia las características urbanas distrito por distrito, y cifra las reservas educativas sin ejecutar en 547.443 metros cuadrados. Por ponerlos en contexto, se trata de casi el 30% de todo el suelo educativo previsto en la ciudad; y está grafiado en color naranja oscuro en el plano (al principio de esta noticia). Como se puede comprobar, el centro de la ciudad, el distrito de Ciutat Vella, es el que menos suelo educativo presenta vacante, mientras que destacan zonas del extrarradio como Campanar, Benicalap y Rascanya en el norte, y Jesús o Patraix en el sur.

En este solar de Benicalap iba un colegio. Fotos: ESTRELLA JOVE

Uno de los motivos es el desajuste entre las previsiones poblacionales y la realidad demográfica. Estos terrenos educativos serían necesarios si la ciudad de València llegara a las cifras de habitantes que se proyectaron al ir diseñando la ciudad en expansión. Pero no es lo esperado, explican en el consistorio, donde admiten el desfase. "La normativa de la Conselleria utiliza un cálculo de población según el cual en València llegaría a haber un millón de habitantes", explican desde el área de Planeamiento del Ayuntamiento: "Pero no lo hay ni lo habrá en mucho tiempo", auguran. De hecho, subrayan que para la elaboración del mencionado plan, se contemplaban "ocho escenarios distintos y en ningún caso se superaban las 870.000 personas".

Así, señalan, para la elaboración de proyecciones se presuponía que todo el suelo residencial está construido y que, además, todas las viviendas están habitadas. A ello se suma la tendencia demográfica negativa que sigue la población en edad escolar no solo de la Comunitat Valenciana, sino particularmente de la ciudad de València. Desde que se aprobó el Plan de Directrices, la población en edad escolar del Cap i Casal se ha reducido en los últimos seis años en un 2%, pasando de 146.000 a 143.500 niños y adolescentes, tal como refleja el padrón municipal.

Desequilibrios y propuestas de futuro

De este modo, una proyección poblacional que por el momento no se ha cumplido y una tendencia que no augura repentinos avances en ese sentido han hecho que hoy por hoy haya tanto suelos "parados", aseguran las mencionadas fuentes, más de los deseables. Un excedente que no significa que no hagan falta colegios, sino más bien que, hoy por hoy, no son necesarios todos los que están 'pintados' sobre el plano. Afirmación que tampoco es absoluta: también depende del distrito.

En ese aspecto sí se comprueba un claro desequilibrio en la distribución de las ratios de suelo educativo por habitante. El Plan de directrices expone que zonas como Campanar, Patraix, Algirós, Poblats Marítims y Quatre Carreres se encuentran en niveles aceptables o deseables en función de sus habitantes; hay otras como Extramurs, Camins al Grao, Rascanya o Benimaclet que se encuentran próximos al umbral aceptable; y otras como Ciutat Vella, Russafa, Jesús, Nou Moles, o Pla del Real, bastante lejos de esos niveles.

El Plan de Directrices, en ese sentido, aconseja por una parte aumentar el suelo educativo donde las ratios son excesivamente bajas, y "optimizar la intensidad" de estas dotaciones "evitando tipologías extensivas". Pero también insta a actuar sobre las parcelas de reserva escolar "sin servicio" permitiendo en ellas "usos provisionales" e incluso cambiar su calificación urbanística para "la implantación de equipamientos de proximidad" en las "áreas con excedente de suelo de reserva escolar".

Nuevo edificio en València. Foto: EDUARDO MANZANA

Poco tiempo después, en la comisión de reconstrucción de València que constituyó el Ayuntamiento tras la pandemia en 2020, donde intervinieron expertos en diferentes materias, el encargado del equipo de revisión del Plan General de la ciudad, José Vicente Gregori, traería estas ideas al debate de nuevo. Así, puso sobre la mesa que había más de 600.000 metros cuadrados de reservas educativas sin ejecutar de los cuales 515.000 ya habían sido adquiridas por el Ayuntamiento pero estaban sin construir. Motivo por el cual planteó su uso provisional para aparcamientos, espacios deportivos o "de relación con las personas".

Corrigiendo el desfase: cambios quirúrjicos

La situación expuesta hizo que la administración autonómica abriera un poco la mano a los encargados del planeamiento en los ayuntamientos e introdujera una disposición en 2020 para permitir el cambio de uso educativo a otro diferente de manera justificada. Concretamente, este nuevo apartado del decreto de reservas educativas faculta a la Conselleria de Educación a "exonerar o minorar parte de las reservas educativas" siempre y cuando "exista un estudio sociodemográfico de la evolución de la población que permita justificar las previsiones poblacionales y su diferencia" respecto a los cálculos que se hicieron al aprobar cada plan urbanístico.

Esto ya supone flexibilizar de algún modo la capacidad de actuación urbanística por parte del consistorio. De hecho, ya se hizo uso de esta disposición en la elaboración del Plan Especial del Cabanyal, por ejemplo. Y se prevé llevar a cabo también en el Plan de Campanar, actualmente en tramitación y que reduce las reservas educativas por innecesarias para dedicarlas a equipamientos múltiples. "Cada vez que tenemos que hacer una actuación de este tipo debemos justificar los cambios con un estudio", explican en el departamento de Planeamiento. Así que, por el trabajo, por el momento, se hace de manera quirúrgica.

El pasado mes, la alcaldesa de València, María José Catalá, anunció que habilitaría un aparcamiento provisional cerca del Mercado de Torrefiel y para ello se estudia ubicar el parking en un solar próximo que actualmente está calificado para uso educativo. Es un ejemplo, pero hay más. También se espera cambiar suelo educativo del antiguo Colegio de Jesuitas para un proyecto de residencia: la Conselleria ha confirmado aquí que las necesidades de suelo escolar están cubiertas. O en el barrio Penyaroja, donde el Ayuntamiento también estudia el cambio de un suelo educativo para centro sanitario en una parcela que no cumplía los requisitos necesarios levantar un colegio.

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