ESTÁ DETRÁS LA SAGUNTINA VERÓNICA ABIÁN

Otrura, la ‘anti-start-up’ de alma valenciana que destronó a Jimmy Choo en el zapatero de Leiva

En tiempos de start-ups, todavía quedan industrias lentas. Y no solo eso: también ideas de negocio, planes empresariales y estrategias de crecimiento que abogan por la calma. Se puede ser ambicioso y “no presionar ni sobreproducir”, como dice la valenciana Verónica Abián, la ‘estratega romántica’ de Otrura, la firma de artesanía que entusiasma a rockeros y estilistas por igual

2/10/2019 - 

VALÈNCIA. Mucho se ha hablado últimamente de Leiva en los círculos de moda. Al rockero del barrio madrileño de Alameda de Osuna se lo rifan las firmas de lujo. De hecho, comparte diseñadora de cabecera con Meghan Markle, la uruguaya Gabriela Hearst, quien encontró en el cantante al ‘muso’ de su línea masculina, presentada en marzo de este año. Sin embargo, no es el único hito de moda del músico: también ha inspirado unos zapatos. Se venden por 1.075 euros y son de la firma de artesanía Otrura. En esta ecuación intervienen dos nombres valencianos: el de Mayte de la Iglesia, estilista del artista, y el de Verónica Abián, mente estratega de esta marca y natural de Sagunto. Como ella misma cuenta entusiasta, “la firma internacional de calzado Jimmy Choo fue la elegida para acompañar a Leiva en su anterior gira”. Ahora su hueco lo ocupa esta enseña española. El listón estaba alto. “Creamos un modelo especial para él, el zapato abotinado Panamericana. Quisimos rendir homenaje a la libertad de la música de los 70 y a la vida en la carretera tan propia de los músicos. Es un trabajo minucioso de artesanía de más de 60 horas de trabajo”, comparte Abián, que habla en plural aludiendo a Sergio de Lázaro, el director creativo y comercial de esta firma, que éste fundaría en 2016 como proyecto personal después de casi dos décadas dedicadas al sector del lujo, con nombres como Hermès, Christian Dior, Etro, Roberto Verino o Carolina Herrera en su currículum.

Que una firma joven busque abrirse un hueco en la artesanía podría revelar un exceso de romanticismo. Pero tanto Verónica Abián como Sergio de Lázaro tienen claro que su apuesta es altamente actual. “Otrura nace con la visión de ser una casa de moda global basada en la excelencia de los oficios dentro de un lenguaje estético y conceptual contemporáneo. Durante más de dos años nos lanzamos a la búsqueda de artesanos. Nos propusimos mantener los oficios. Empezamos con una colección de zapatos porque encontramos el tipo de proveedor que deseábamos en Italia. Pero podría haber sido una colección de costura o marroquinería si hubiéramos dado con el colaborador adecuado”, comparten, al mismo tiempo que son transparentes en lo que a su visión respecta: “Pensamos que no puedes crear creyendo que vas a hacer realidad cosas más bellas que tu competencia. Nosotros no hemos venido para reinventar la rueda. Pero lo que sí pensamos que nos diferencia en España es esa visión global. No hablamos de lujo, hablamos de buscar la excelencia, la permanencia de los oficios, los materiales, la responsabilidad con las personas en lo que creamos”. Esto último se plasma en su filosofía de trabajo, que Verónica describe así: “Escuchar la capacidad de cada artesano y no superarla. Respetarle al no sobreproducir, al no presionar, al no rebajar las calidades, al darle tiempo para crear, para coser, para empalmillar… Crear a mano las prendas para que se puedan arreglar, porque solo lo que se hace a mano, se deshace y rehace”. Así mismo, mantienen el contacto con cada una de las personas que compran sus creaciones para ofrecerles la posibilidad de “reparar el paso del tiempo o repensar una pieza porque su dueño haya cambiado de necesidades”. Como ellos dicen, quiénes mejor que los propios artesanos que concibieron un producto para darle una nueva vida. Además, es fácil descubrir de qué manos se trataban: las etiquetas de Otrura contienen la información de su artífice, el año y el taller donde se confeccionó, así como el número de serie. Como una obra de arte.

“No buscaremos blandir la bandera ‘eco’, pero es importante explicar el lado oscuro. Por ejemplo, las consecuencias de sobreproducir. Nosotros solo confeccionamos bajo pedido” (Verónica Abián, Otrura)

Uno de los temas recurrentes (y urgentes) en la agenda de quienes forman parte de la industria de la moda es la sostenibilidad. ¿Es compatible ésta con una firma que lanza a mercados productos de piel? “Pensamos que la sociedad tiene dos retos enormes actualmente y desde Otrura, a nuestro humilde nivel, lucharemos por superarlos: la sostenibilidad y la lucha por los derechos individuales. Respecto a los segundos, se tiende a creer que están conquistados y nada más lejos de la realidad. Y en esto, las casas de moda deben posicionarse. Respecto a la sostenibilidad, ésta no va solo de utilizar algodón reciclado, también va de crear piezas que se puedan arreglar o que sepamos que pueden durarte toda una vida. No sirve de nada saber que una prenda está confeccionada con algodón reciclado y que cueste 4 euros. Sabemos el precio de los tejidos y de la mano de obra, por lo que, ahí, algo falla. Tenemos que ir más allá. No buscaremos blandir la bandera ‘eco’, pero es importante explicar el lado oscuro. Por ejemplo, las consecuencias de sobreproducir. Nosotros solo confeccionamos bajo pedido”. De esta forma, Otrura se posiciona con una parte de la industria que apuesta por una producción y un consumo basados en el slow fashion (en oposición al fast fashion). “¿Qué pasa con el gasto de energía de esas firmas que buscan la exclusividad pero que, al sobreproducir, terminan en outlets? ¿Es sostenible crear colecciones todas las temporadas, además de las de Crucero, Prefall, Alta Costura, Niños...? O, sin ir más lejos, ¿nos hemos parado a pensar en el coste que tiene recibir un paquete de Amazon un domingo? Y no solo hablamos de un coste medioambiental: existe un coste social. Sostenibilidad también es cuidar a la comunidad en la que, desde hace generaciones, se han desarrollado los oficios. Es ayudar a que evolucionen”, defiende.

Poco a poco, su red de artesanos abarca el mapa español. Al mismo tiempo, la oferta de productos de Otrura crece y sus embajadores también, con la consultora y editora de moda valenciana Maite Sebastiá y el actor Fernando Andina como protagonistas de su más reciente campaña. “Nuestras colecciones de costura femenina se patronan y se confeccionan en talleres de Madrid y Castilla-La Mancha donde el más joven se dedica a la labor desde hace más de 14 años y trabajan solo para las casas con mayor reconocimiento nacional e internacional. En cambio, la línea de costura masculina se crea en nuestro taller de València, con la herencia de la sastrería más tradicional y el deseo de evolucionar el oficio”. No obstante, la base de operaciones de Otrura está en Madrid. La centralización sigue siendo, de alguna manera, determinante cuando se habla de moda. “Digamos que más que a la parte industrial del proyecto, afecta al ámbito de comunicación, que sí que está totalmente centralizado en la capital. Nosotros no tendríamos problemas de estar en València en el aspecto creativo y de producción. Llevamos mucho tiempo hablando con el Instituto de Biomecánica de València o con el departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de València por temas relacionados con la omnicanalidad. Pero las sinergias son más fáciles en Madrid, simplemente, porque es donde más empresas están implantadas. Estamos seguros que no hubiésemos podido participar con Oteyza en la MBFWM (Mercedes-Benz Fashion Week Madrid), ni tampoco colaborar con Leiva de no estar allí”, reconoce Abián, que continúa: “Nos haría ilusión ver que la imagen de València crece, que su peso en el sector de la moda aumenta y no solo a nivel industrial, sino también creativo y conceptual”. ¿Y cómo valora la emergencia de start-ups relacionadas con la industria textil en la ciudad en los últimos años? “Creemos que la labor de Lanzadera es absolutamente positiva, pero también ha generado cierta miopía de lo que es emprender, en general, y hacerlo en la moda, en particular. En el ecosistema local, tanto por parte del emprendedor como del inversor, ha habido proyectos de moda que se han visto afectados por intentar introducir un germen digital forzado. Esto ha hecho que los proyectos no fueran tan auténticos como tendrían que ser. Muchas veces, un proyecto de moda, creativo o de diseño no debe buscar la revolución, no tiene por qué encajar en un entorno 3.0. A veces, y solo a veces, el misterio y el sueño solo busca hacer cosas bellas”.