cierra la trattoria da carlo 

¿Quién sabe qué haremos ahora los lunes?

Carlo y Adele se jubilan tras dos décadas al frente del que haya sido, posiblemente, el mejor restaurante italiano de la ciudad. 

| 01/07/2022 | 6 min, 50 seg

Hace tres años, Carlo D’Anna me contó que la Trattoria cerraría en unos meses, los que les quedaban a él y a Adele para jubilarse y dedicarse a descansar y a ejercer de abuelos malcriando a sus nietos. Ese día cené igual de bien que siempre y me marché de allí pensando en el último artículo que les dedicaría. Pero su asesoría hizo números y les dijo que había que esperar.  Seguramente lo que para ellos fue un contratiempo, para el resto de asiduos a sus domingos y sus lunes noche fue un regalo. 

Pero esta vez, los años de cotización cuadraban y ellos necesitaban parar. El pasado lunes 27, la Trattoria Napoletana da Carlo ofreció su último servicio. Dos turnos a mediodía y tres por la noche. Todo el mundo que pudo, se acercó a despedirse. Por allí pasó mucha de la clientela habitual, mucho empresario, abogados, deportistas, familias enteras, señoras del Ensanche y por supuesto varios hosteleros. El ambiente era como el de cualquier otro lunes. Frenético. Carlo no paraba. Sacaba una pizza del horno, metía otra, saludaba a los clientes que entraban – nosotros con algo más de pompa, él como siempre, como si ese día no fuera el último lunes en 20 años que iba a sudar tanto –, Adele se paseaba por las mesas –tan guapa y elegante como siempre– con uniforme fucsia, sonrisa y sí, con ganas de por fin cerrar el telón.

Me alegré haber cenado un par de semanas antes. Un martes sin mucho follón en el que pude hablar con Carlo tranquilamente. Sabía que el último lunes hubiese sido imposible. Esa noche le pregunté, una vez más, por los inicios del restaurante y, una vez más, me contó las mil anécdotas de los personajes que pasaron por allí y que yo ya había escuchado varias veces contar con ese acento napolitano que no ha conseguido quitarse. Desde lo desapercibida que le pareció Bo Derek, la petición un tanto extraña que le hizo Michael Jordan para las cigalas (y al que Carlo confundió con Magic Johnson) o cuando entraron varios tenores cantando O Sole Mio en el restaurante para felicitar el cumpleaños del director de orquesta Zubin Metha.  

Cierra , para muchos, el mejor restaurante italiano de Valencia y uno de los pocos que ofrecía refugio los domingos por la noche y los lunes en que la ciudad se convierte en un páramo. Precisamente por ello, la Trattoria se convirtió en un lugar muy frecuentado por hosteleros, cocineros y cocineras y personal de sala. El día que todos descansaban, Carlo y Adele abrían su casa y gran parte del sector acudía allí buscando abrigo y autenticidad. 

Uno de esos habituales era Migue Rausell, que además de cliente se convirtió, como tantos otros, en amigo.  "Para mi la Trattoria era la casa de Carlo y Adele. Ibas a cenar a su casa, lo que ellos te pusieran, solo para estar con ellos. Le pregunto por el secreto de su éxito. "Por el excelso producto y por su personalidad. No era un restaurante de mirar la carta, eso nunca, y ese era su encanto. Los lunes a mediodía íbamos a Ca Sento a vaciar las neveras, y por la noche pizza en Carlo", recuerda el pequeño de los hermanos Rausell. ¿Y la pizza? "Para mi no hay otra igual, simplemente por producto de calidad. Lo que Carlo ponía encima de una pizza es difícil de igualar. No hay otro como él, es un artista de los grandes", señala. 

Toni Boix era otro de los asiduos –coincidimos más de un lunes allí–. El lunes por la noche fue a despedirse y a comer su pizza por última vez.  "La Trattoria le dio vida a la noche de los lunes. Lunes en Valencia no hay taxis ni luces ni gente por la calle, pero en Da Carlo estábamos todos los amantes de la cocina italiana. ¿Y qué va a pasar ahora con los lunes?   "Los lunes por la noche aun no hay plan definido, esperemos que alguien lo organice. ¡Yo me apunto!", añade.


"¿Quién sabe qué haremos ahora los lunes? Poca gente apuesta por abrir ese día. Nosotros en Doña Petrona abrimos los lunes de verano, pero hay muy poca oferta. Además de la comida, que estaba buenísima, te encontrabas con muchos colegas. Tendremos que inventar algo. La última noche teníamos reserva, pero no pudimos ir y fueron unos amigos, pero ya liaremos a Carlo para que nos haga una última pizza en su casa" me cuenta Carito Lourenço. Ella y Germán Carrizo, al frente de Fierro, Doña Petrona, Tándem Gastronómico y La Central de Postres, conocieron al matrimonio hace unos diez años y cayeron rendidos a la cocina de Adele y a la personalidad de Carlo. "Íbamos mucho y también mandábamos a muchos amigos y familia. A todo el mundo le gustaba. Cuando celebramos Los hermanos sean unidos, los lunes íbamos siempre a cenar allí", continúa Carito.  "Son encantadores. Te dan la bienvenida como te la dan en Argentina. Siempre te sentías super a gusto y super en casa. Habrá que ver quien toma relevo", concluye. 

Para el cocinero Nacho Romero, la Trattoria ha sido más que un restaurante. "De 2002  a 2005, cuando fui jefe de cocina de Óscar Torrijos, me atrevería a decir que casi todos los domingos por la noche cené en Carlo. Tengo una amistad con él desde hace 20 años", apunta.  "La suya es una cocina italiana honesta, comida casera napolitana. Su éxito reside en su calidad. Cenabas bien y te cuidaba bien. Sigue sin haber otro igual.  La ciudad se queda huérfana", afirma.  Porque pocos se atrevían con el producto que utilizaba Carlo, ese "de Lidl y de Mercadona", que solía bromear.  "Pescados frescos, mariscos, gamba, cigala fresca, bogavante, trufa… ese salto de calidad no lo ha dado nadie", señala Nacho. 

Luis Asensio ya no estaba obligado a cenar en Carlo solo los domingos o lunes porque el cambio de timón que dio hace unos meses le permitía cenar cualquier otro día de la semana, pero durante los años que trabajó en la cocina, primero de Saiti y luego de Yarza, fue un incondicional de la pizza. "Para mí la Trattoria significaba reunión con amigos los lunes. ¡¡¡Y pizza!!! Siempre he ido con compañeros de profesión: Edu Espejo, Manu Yarza, Pepe Valles, Vicente Patiño, Daniel Espino, Irene Pons, La Sociedad De Variaditos (en especial José Gloria, creo que era su restaurante favorito)… Un restaurante donde desconectar, pasarlo bien y disfrutar de los chascarrillos del gran Carlo, ¡el número 1!", exclama.  ¿Y ahora dónde van a ir los hosteleros los lunes? " ¡¡¡¡Donde nos dejen!!!! La verdad que la mayoría tenemos nuestros sitios “secretos” para esas noche de lunes. Pero vamos… donde se coma y se beba bien.  Le pregunto por alguna pizza que al menos se le parezca.  "NO COMENT!!!  No suelo comer pizzas en otro sitio que no sea en casa de Adele y Carlo, pero me flipaba Coca Loca de Ricard Camarena. Y se que no son pizzas, pero las cocas de Pont Sec, en Dénia, no tienen nada que envidiar a una buena pizza", añade. 

La Trattoria ha cerrado, y con ella se va un poco de la historia de esta ciudad. Adele dice que no se va a desvincular por completo de la cocina y "que hará cositas de vez en cuando". Ojalá. Va a ser difícil encontrarles reemplazo.  


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