VALÈNCIA. A punto de concluir 2022 tengo un profundo sentimiento de alegría y gratitud porque hemos llegado al final de un año y un trimestre en el que hemos disfrutado mucho de preciosa música y de la calidez del público. En octubre comenzábamos una temporada en la que estamos contando ciertamente algo difícil de contar: los 80 años de vida de una orquesta sinfónica. Que València y sus músicos hayan alcanzado esta longevidad y que, al mismo tiempo, renueven en cada ensayo y en cada concierto su curiosidad y frescura es un hecho que siempre me maravilla. Esta misma vida de la Orquesta forma parte del relato que estamos construyendo en esta temporada y cuando elegimos la figura de Scheherezade como símbolo universal de la palabra, iniciábamos un camino claramente trazado, pero no por ello menos abierto a la sorpresa y curiosidad permanentes.
Después de escuchar las versiones de Rimski-Kórsakov y de Ravel, nuestro último concierto de 2022 va a mostrar el mito milenario con una cara nueva: la de la Scheherezade que John Adams compuso en 2015 durante la primavera árabe para amplificar la voz de las mujeres, especialmente de las mujeres que menos voz tienen en tantas partes del mundo. Explica el musicólogo Antonio G. Schneekloth que John Adams se inspiró en una exposición del Instituto del Mundo Árabe de París sobre la imagen de la mujer en el mundo árabe, para componer esta suerte de memorándum dedicado a las mujeres oprimidas y asesinadas. El compositor sitúa la palabra en el violín y así, será el violín la voz de Scheherezade y la voz de todas las mujeres. Nada menos que Leila Josefowicz, apasionada valedora de la música contemporánea para acometer este reto por cuya grabación fue nominada a varios premios Grammy. Entre Josefowicz, nuestra Orquesta y yo, queremos el próximo jueves contarles la poética que subyace en la obra de Adams, que pone en valor la fuerza del diálogo frente a la fuerza bruta; el inmenso poder de las mujeres basado en su inteligencia, su capacidad de escucha, de habla, de acción y de reivindicación, desde la fuerza de la coherencia y del argumento.
Y, tras Scheherezade, cerraremos el concierto y el año tocando Brahms, otro gran narrador. Poco hay que decir de su Cuarta Sinfonía: tan solo disfrutarla y recordar una de sus maravillosas cartas. Pocos días antes de estrenar la Cuarta, en octubre de 1885, Brahms le escribe a Clara Schumann: “Querida Clara: estoy desde hace algunos días aquí ensayando la nueva sinfonía. El domingo será interpretada en concierto, luego probablemente se tocará otra vez el día 1 y una vez más el día 3, ¡en Frankfurt!. He trabajado en ella intensamente y durante mucho tiempo, siempre pensando en ti […]”.
En 2023 seguiremos contándoles hermosas historias e historias terribles, sueños y pesadillas, las visiones y también las tradiciones que conforman nuestra humanidad real, la vida analógica en la que nos comunicamos cara a cara y mirándonos a los ojos. Como decía mi compatriota Milan Kundera “quien busque el infinito, que cierre los ojos”. ¡Les espero en la sala de conciertos!
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Alexander Liebreich es el director de la Orquesta de València.