MADRID. Cuando en una reunión mundana se han agotado los temas y las historietas indecentes, siempre hay alguien que levanta otra vez el tono, proponiendo un tema de actualidad. Principalmente es el motivo por el cual la gente lee los periódicos. No es que busque una solución a los problemas sino descubrir qué clase de cráneo es el de su compañero de oficina, de café o de lecho matrimonial.
El tema de esta semana ha sido el de los atentados de Francia. Mientras unos y otros debatían sobre el horror en estado puro del periodismo del pánico , mi amiga de sobrenombre Vampirela, la periodista Paloma Aznar, concluía que si bien Hollande había tirado del manual de Bush catorce años después, no tenía más que tomar el borrador de nuestra Ley Mordaza para recortar las libertades sociales. Vampi, como se la conoce familiarmente, una experta en glamour y en todo lo que se quiere saber sobre el sexo y nadie se atreve a preguntar, me cuenta que este año se lleva mucho tener esclavos sexuales. Frívolo tal vez, pero sin duda un dato para tener en cuenta en Valencia, donde tanto gustan las modas de la capital. Además de saber de estas profundidades del deseo, también es capaz de realizar un documental que narra cómo se ve en la cruda realidad a nuestro Felipe VI llamado “¡Viva el Rey!” y de frecuentar lo divino y lo petardo.
Con ella me sumerjo en el Cavanight, una fiesta en el Arts Club organizada por el Consejo Regulador del Cava que está realizando una serie de eventos nocturnos en espacios exclusivos de diferentes ciudades con el objetivo que acercarse a un nuevo grupo de consumidores cosmopolitas y jóvenes. Espero encontrar allí a Cuchita Lluch, recién nombrada embajadora del Cava Valenciano, pero está de viaje en otras latitudes. Los que sí están entre los más de sesenta cavas catalanes, madrileños y extremeños son los de Dominio de la Vega, que no pierden ripio en dejarse ver por todas partes.
Mientras la mejor sommelière del pasado año, la abulense Marta Burgos García, se decanta por el cava Miró, el presidente del Consejo Regulador, Pedro Bonet, está encantado con la burbujeante sociedad madrileña, que igual llena un teatro clásico que un evento social. Hay muchos blogueros, como en todo evento gastrónomico, y el exprofesional de la construcción catalán Carles Almagro me cuenta entre copa y copa que de Valencia le encanta el restaurante La Gallineta de la calle Conde Altea. Para la ocasión se han preparado unos cócteles que sin duda hubiera mejorado nuestro encantador Santiago Nose, pues al estar preparados para la gente joven tiran a sabores dulces y frutas. Al salir del local nos obsequiaron con una botella de cava madrileño que cuyo aún misterioso contenido me produce una enorme curiosidad.
Bebida, comida y smartphones
La cadena de restaurantes brasileños Rubaiyat hizo su tradicional feijoada donde acudieron los amantes de la carne con frijoles, justo al lado del restaurante Sacha, quien me invitó junto al actor y sin embargo amigo Sergio Pazos a tomar un orujo y algo de conversación. Como Matilde, la mujer de Sacha Hormaechea -hijo de gallega y vasco- es catalana, la conversación giró acerca de la cantidad de entrañables amigos que se pueden perder por las cuestiones de los nacionalismos y sobre cómo nuestra sociedad ha pasado de indignada a ofendida. Sacha es una persona pausada, culta y enormemente agradable.
En Madrid, la gente del cine y el teatro se reúne en el eclético Matute 12, cafetería moderna con zona de sofás sacados de Dios sabe dónde. Sirven licores, cócteles y brunch; brillan las copas y los camareros tienen una profesionalidad fuera de serie. All me encuentro con Javier Muñoz, que trabaja en el mundo de la enmarcación, preparando exposiciones para figuras como Chema Madoz o Alberto García Alix y es también un “emprendedor indignado”, como dice. Ha montado la empresa de objetos de cuero Muñoz & Krämer con su esposa Elena Costa Krämer, cuya tía fue ni más ni menos que María Teresa Pinazo, quien se casó con José Costa, propietario de las Cerámicas de Bidasoa y vivían en un piso de la calle Montesquinza de Madrid. Le informo de la próxima celebración de Año Pinazo y se propone recuperar los lazos familiares. Por cierto, que han bautizado uno de sus cinturones de cuero, estampado con emoticonos, con el nombre de Tonino, en mi honor.
Tanta comida y bebida de sarao en sarao acaban por saturar, acabo la semana en la presentación de un matrimonio muy curioso: la compañía de smartphones de alta gama InnJoo y el Toro de Osborne. Al parecer han alcanzado un acuerdo de licencia para cinco años y la marca china con sede de Dubai se ha interesado por la centenaria compañía. En la terraza del mercado de San Antonio del barrio de Chueca, el presidente de InnJoo, Jack Lee, vestido con una americana a cuadros e inmaculado pantalón blanco, habló de su interés en una marca que lleva en marcha desde 1772.
Los orientales saben que una firma familiar de raigambre, contrariamente a lo que pensaban Rita y Camps, tiene un atractivo especial para los mercados, y por eso han elegido la silueta del toro como puente de unión con mercados internacionales, concretamente con Latinoamérica, que es uno de los cotos más ansiados por sus precios competitivos. Iván Yanza, director corporativo de Osborne, con una corbata tematica de astados, inicia su discurso repudiando los atentados y defendiendoo la paz, la democracia y la libertad para seguir con las ventajas de la unión de su tradición de calidad con el gigante chino.
Hay una chica a la que escucho decir desde lo alto de sus tacones: “Después de dos eventos seguidos estoy destrozada”. El vídeo, como siempre, no entra a la primera, y tras las preguntas sobre el límite RMA, el 4.4 ó 5.1 actualizado se inicia otro ágape de jamón, vino y delicatessen, pero yo tengo que entregar esta crónica para ir a mi función y no puedo quedarme. Mi línea me lo agradecerá.