VALÈNCIA.-Uno de cada diez estadounidenses ha visto Tiger King. La serie documental se convirtió también en una de las triunfadoras en España durante el confinamiento. La historia (increíble pero absolutamente cierta) retrata a Joe Exotic (Joseph Allen Maldonado-Passage), un tipo extravagante y estomagante que poseía un centro de cría de grandes felinos en la Norteamérica profunda. El zoológico abría al público a cambio del pago de una entrada que incluía la posibilidad de fotografiarse con un cachorro de tigre entre los brazos.
A miles de kilómetros de allí, en el municipio de Villena, justo en las faldas de la Sierra de Salinas, la frontera natural entre Alicante y Murcia, decenas de personas se echaron las manos a la cabeza al ver la aberración protagonizada por este personaje con pinta de hortera y obsesionado con la fama. Un tipo con rasgos de psicópata que acabó en la cárcel después de contratar a un sicario para asesinar a Carole Baskin, la mujer que se enfrentó a él, a su proyecto exhibicionista, y que, finalmente, en un giro que no pudieron ni prever los guionistas, ha acabado quedándose el santuario de Joe Exotic.
En el AAP Primadomus de Villena —por sus siglas en inglés: Animal Advocacy and Protection, protección y defensa de los animales —también abunda la fauna salvaje: ochenta y ocho primates, veintiocho grandes felinos y un zorro ártico, Arti, un animal de la tundra que, en el colmo de lo absurdo, estaba viviendo como mascota en casa de un hombre... en la tórrida Sevilla. Este lugar levantado en un espacio natural protegido es un centro de rescate que funciona bajo el paraguas de AAP, la ONG internacional nacida en 1972 después de que Okko y Riga Reussien empezaran a hacerse cargo en los Países Bajos de las mascotas que ya no querían sus dueños. El origen de las de Villena es variado: «El uso de animales como entretenimiento, como puede ser un circo, el tráfico ilegal y el mascotismo exótico», señala Marta Merchán, directora del centro.
Merchán lamenta que la serie no aprovechara para difundir un mensaje divulgador. «Es una especie de documental con personajes totalmente estrafalarios. Joe Exotic cría grandes felinos en cantidades masivas porque puede ganar dinero con los cachorros. Fomenta la interacción entre personas y animales, que llegue alguien y pueda coger un cachorro y acariciarlo, abrazarlo y hacerse la foto como si no fueran animales salvajes. Eso solo puede hacerse cuando el animal es muy pequeñito y por eso necesitan estar produciendo más crías constantemente, para mantener el negocio».
* Lea el artículo completo en el número de junio de la revista Plaza