CRÍTICA DE CONCIERTO

Un magistral Heras-Casado incendia Les Arts

4/02/2024 - 

VALÈNCIA. El maestro Pablo Heras-Casado vive quizás el momento más dulce de su carrera, y su caso, digno de estudio, es quizás único en su especie. Posee un repertorio de una extensión que, hoy en día, no se me ocurre ningún director que lo iguale: desde el Renacimiento hasta la música contemporánea, ambos territorios explorados incansablemente por el de Granada. Pero es que, además, quien haya escuchado en ambos mundos sus interpretaciones parecería estar ante un auténtico especialista por los criterios de autenticidad y de fidelidad cercana al historicismo. Eso está al alcance de muy pocos y para ello se precisa, además de un talento especial, también de gran trabajo y estudio incansable de las obras. Heras-Casado se ha dejado caer de nuevo por Valencia y quizás haya sido esta su visita más celebrada sin desmerecer comparecencias memorables también con la Orquesta de Valencia. En esta ocasión lo ha hecho con un programa germánico por los cuatro costados, con varias especialidades de la casa.

 Música profunda para iniciar la velada, una suerte de interludio brahmsiano más ligero, aunque escritura magistral, y en toda la segunda parte piezas hermandadas por el Amén de Dresde: los encantamientos del Viernes Santo, del Parsifal Wagneriano y la sinfonía de la Reforma, obra maestra de Félix Mendelsohnn, cuyo citado motivo “Amén de Dresde”, compuesto por Johann Gottlieb Naumann y en la segunda mitad del siglo XVIII, es también leiv motiv alrededor del cual ambas obras. Entre ambos mundos, unas Variaciones para un tema de Haydn para el puro hedonismo sonoro. 

Gracias a la virtuosa capacidad de Heras-Casado, en un solo programa viajamos a mundos sinfónicos completamente distintos: desde el monumental recogimiento del preludio de Parsifal interpretado con una lentitud incluso con insólitos silencios entre repeticiones, a la elegancia y abandono de unas variaciones sobre un tema de Haydn obra de la primera madurez del hamburgués, y que sirve para apreciar la impresionante creatividad de Brahms, para enfilar la segunda parte de nuevo con la liturgia wagnariana para acabar con una lectura de una intensidad abrasadora de la quinta sinfonía de Mendelssohn.

Como sabrán los que ya lo hayan visto, Heras-Casado, como gran director de coro, que lo es también, no emplea la batuta y si unas manos dotadas de gran expresión y brazos de una vehemencia al alcance de pocos, que logran extraer el sonido de las mismísimas entrañas de los músicos. El director español se ha convertido en el primer compatriota enfrentarse a esta partitura en Bayreuth, además de forma exitosa para público y crítica. El próximo verano regresará a la colina sagrada a dirigir de nuevo esta obra, por lo que en estos momentos Parsifal pertenece a su repertorio más cercano. Su preludio se caracteriza por la lentitud y la disección de cirujano de una música intemporal, haciendo de los silencios parte esencial de la partitura, del sonido, y confiriendo al preludio una monumentalidad a la par que contenida y meditativa. 

El llamado “Coral de San Antonio de Padua”, sirve como segunda cita de la velada a partir de la cual se construyen las Variaciones sobre un tema de Haydn, que, por cierto, la musicología, hoy día, es de la opinión más bien unánime de que el tema inicial no hay argumentos para atribuirlo al gran maestro del clasicismo. Un tema de diez compases sobre el que Brahms por la razón que fuere tomó como principal para elaborar ocho variaciones y un tema final de cierre con la consiguiente coda. Magnificas en este caso las maderas, con un Christopher Bouwman estelar en la virtuosa quinta variación, también luego en los “Encantamientos” o las trompas en la sexta.

Fotos: MIGUEL LORENZO

Volvería Parsifal en la segunda parte del programa con los Encantamientos de Viernes Santo, música de belleza inaprensible. En esta ocasión esta música estuvo conducida con mayor ligereza que el preludio. Para cerrar el concierto, recordemos que en abril de 2022 pudimos asistir en la Sala Gaveau de París a una intensa lectura de la Quinta sinfonía de Félix  Mendelssohn por la orquesta de Valencia y su titular, Alexander Liebreich, en esta ocasión Pablo Heras-Casado lleva esta música a otra dimensión de una intensidad abrasadora. Compuesta por el genio a la edad de 21 años, tuvo tan escasa repercusión en vida del compositor, que incluso en 1838 manifestó su deseo de destruirla. Mendelssohn es especialidad de la casa en el caso del granadino, aunque ¿qué no es ya especialidad de Heras-Casado?

Una energía inusitada, telúrica nos llevó a una lectura solo al alcance de los grandes maestros. Llama la atención la portentosa capacidad para los contrastes dinámicos que el maestro que entre otros muchos hallazgos nos convierte a su religión. Los solistas del viento madera se llevan el gato al agua en el andante con moto, y para el metal lo fueron el primer y último movimiento. Como no, citar a toda la cuerda en los nada sencillos pasajes fugados del citado último movimiento. El éxito fue absoluto e inapelable y el mensaje fue claro, y captado por el director español, aunque lo diré yo también: vuelva cuantas veces quiera y a ser posible inicie una relación periódica con la OCV, no sólo sinfónica, y en un futuro… ¿quién sabe?

Ficha técnica:

Viernes 2 de febrero de 2024

Palau de Les Arts

Obras de Wagner, Brahms y Mendelssohn

Orquesta de la Comunidad Valenciana

Pablo Heras-Casado, director musical

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