VALÈNCIA. No es que se pueda hacer un picnic, pero al menos sí tiene un aspecto menos preocupante. Los trabajos municipales de limpieza del Colector Norte han retirado de esta infraestructura más de 6.050 toneladas de desperdicios. Esta sección del alcantarillado recoge las aguas residuales de gran parte de la zona norte de la ciudad, de la situada al sur del viejo cauce del río Túria, y de parte de Ciutat Vella, y tenía sus intestinos colapsados. Toallitas, hilos dentales, y hasta una cabeza de caballo, se amontonaban e impedían el paso de las aguas residuales; las tripas de València necesitaban una purga.
Con motivo del día Mundial del Medio Ambiente, el concejal del Ciclo Integral del Agua en funciones, Vicent Sarrià, durante sus últimas semanas como regidor antes de centrarse en su condición de diputado en las Cortes, salió a la palestra para informar de uno de los proyectos que ha centrado buena parte de su tiempo durante esta legislatura: la limpieza de este sistema que está en servicio ininterrumpido más de 40 años, tarea que ha supuesto al Ayuntamiento de València una factura de 10 millones de euros. "Ha sido uno de los trabajos más relevantes y angustiosos al que nos hemos enfrentado esta legislatura", afirmaba el regidor a Valencia Plaza. El haberlo concluido con buen resultado hacía que estuviera especialmente "satisfecho", comentaba.
Con la primera parte del trabajo ya hecha, la que corresponde al Ayuntamiento de València, Sarrià aprovechó la ocasión para recordar que se ha redactado un Plan de Inversiones de Saneamiento que cubrirá las necesidades más urgentes en esta materia. Su financiación, según detallaba el propio consistorio en un comunicado, supera los 165 millones de euros, y se planteará a través de un préstamo del 50% del presupuesto a contratar con el Banco Europeo de Inversiones.
La ejecución se ha distribuido en tres periodos quinquenales con inversiones superiores a los 50 millones de euros por quinquenio. Serán pues quince años, tres lustros, en los que la ciudad debería gastar aproximadamente 11 millones de euros al año, que servirán para actualizar las instalaciones del alcantarillado de la ciudad de València y adaptarlas a las exigencias normativas.
En el comunicado remitido por el consistorio, se detalla cómo, en estos trabajos que se dan ahora por concluidos, se ha limpiado la totalidad de los tramos que son competencia municipal. Así se ha limpiado el tramo I del colector en sus secciones de aguas residuales (842 metros) y pluviales (842 metros), del tramo II (200 metros), y parcialmente el tramo O y el tramo III (desde Centro Comercial a la estación elevadora de Cano de la Molinera) (1.108 metros), conductos que se integran en el denominado Colector Norte I-II-III cuya longitud total es de 7,8 kilómetros.
El Colector Norte I-II-III recoge el saneamiento de gran parte de la zona norte de la ciudad (Torrefiel, Benicalap La Saidia, Morvedre, Orriols, Mestalla, Benimaclet, Exposició, Algirós, etc…) y la zona situada al sur del viejo cauce del río Turia (Plà del Remei, Gran Vía, Russafa, Montolivet), así como gran parte de Ciutat Vella. Todas las aguas negras generadas en esos barrios son conducidas a la depuradora de Pinedo, de forma continua sin posibilidad de interrupción. Una depuradora cuyo futuro todavía está en el aire, ya que pende sobre ella una sentencia judicial que en la práctica obligaría a su cierre.
Según explicaron desde el consistorio, el Tramo I es un colector visitable mixto de pluviales y residuales que discurre bajo el cauce viejo del rio Turia en su margen derecha. A la altura de la avenida de la Plata existe un arquetón que separa las aguas residuales de las pluviales mediante una caída situada en la propia sección. Desde el arquetón situado en la avenida de la Plata hasta el arquetón, situado bajo la rotonda del centro comercial El Saler, el colector es único e insustituible, con una sección en la parte inferior para aguas residuales, no visitable, y con una sección visitable en la parte superior para las aguas pluviales.
Fue a finales de febrero de 2017 cuando se detectó que el agua residual que circulaba por la sección visitable destinada a aguas pluviales se encontraba impedimentos que impedían un paso normal. Sarriá detalló cómo se encontraron con el riesgo más que probable de que "desbordara" y se vertieran aguas fecales al viejo cauce del río Turia. Como primera medida se recrecieron provisionalmente las cotas de los aliviaderos.
A partir de entonces se encontraron en una tesitura complicada, ya que los problemas que iban surgiendo eran nuevos, lo que llevó a los técnicos a tener que, prácticamente, inventar soluciones; parafraseando el refranero, a nuevos problemas, nuevos remedios. Para agilizar los trámites, por parte del Ayuntamiento de València se aprobó en junio de 2017 la declaración de Emergencia para que el desarrollo de los trabajos de limpieza y desobstrucción del Colector Norte y zonas de influencia fuera lo más rápido posible.
Mientras se activaban los protocolos, se sellaron parcialmente colectores (el de la calle Justicia, el aliviadero de Peris y Valero, el aliviadero de la calle Burriana), se recrecieron aliviaderos (el de Manuel Candela y el del Tramo II), se inició el bombeo de aguas residuales, y se dispusieron compuertas (en la avenida de la Plata y en el camino Salinar).
Antes de comenzar la limpieza, ante la existencia de gran cantidad de agua y la imposibilidad de dejar el colector seco, se efectuaron una serie de trabajos complementarios como crear una rampa de acceso para la extracción de residuos en el Tramo II en la parte trasera del Oceanogràfic, se instalaron arquetones de acceso y limpieza, se abrieron nuevas ventanas de conexión entre la sección pluvial y la sección residual, y se dispusieron guías entre las ventanas de conexión. La limpieza del colector era casi Mission:Imposible; cada día había que buscar una solución.
Los técnicos municipales llevaron a cabo pruebas para seleccionar el método ideal de limpieza. Finalmente, se apostó por uno de limpieza por arrastre que emplearía dos motoreductores de 15 Kw., con tres palas progresivas, sobre dos bancadas, situado sobre las ventanas de conexión del colector. El material extraído fue retirado a través del Colector Norte Tramo I, por la sección pluvial, con maquinaria específica de última generación y personal especializado, buzos preparados para trabajar en espacios confinados.
Y es que, además de la limpieza en sí, los técnicos debían enfrentarse a los gases tóxicos, especialmente sulfhídrico, el olor a azufre que tradicionalmente se asocia al infierno. Para poder trabajar, estos técnicos debieron emplear equipos autónomos de respiración y evacuación, y se tuvieron que disponer elementos de ventilación a lo largo de los conductos en los que se trabajaba, salidas traseras para poder huir en caso de precisarlo.
De forma análoga se limpiaba el Colector Norte Tramo I (Sección pluviales) y Colector Norte Tramo II. Además, se iniciaron los trabajos de limpieza del colector Norte tramo III, con remoción y extracción de lodos con vehículo impulsor-aspirador, a lo largo de la calle Jesús Morante y Borrás, hasta su aporte a la Estación Metropolitana de Pinedo. Al final de los trabajos, la suma del peso dio cuenta de cuánta inmundicia se había retirado: 6.050 toneladas. València había quitado de sus cloacas seis millones de kilos de podredumbre.
Sarrià incidía este miércoles tarde en la necesidad de continuar con el plan de saneamiento, que considera que será una "revolución" y que garantizará un funcionamiento más adecuado del ciclo integral del Agua. Si bien es cierto que gracias a la dimensión mediática de las toallitas, este trabajo habitualmente sordo ha tenido en esta ocasión una considerable repercusión mediática, el aún regidor hizo ver que en muchas ocasiones las cuestiones del subsuelo son orilladas porque no son visibles. "Con el suministro la gente, si abre el grifo y no sale agua potable, se preocupa; pero con el subsuelo, la gente tira de la cadena y se olvida". Y esa València, que no se ve, también forma parte de la ciudad.