Quienes frecuenten las barras de pintxos de nuestros compatriotas vascos o navarros saben de lo que hablamos. Esas tortillas de dimensión considerable con sopresa en las entrañas que tan bien entran con un txakoli en la mano. Petar y Tijo, dos amigos búlgaros que se conocieron en Pamplona, llevan más de veinte años preparándolas. El éxito de las tortillas que elaboraban en el bar que montaron en la capital navarra hizo que en 2006 pusieran en marcha una web para que el cliente pudiese encargarlas y recibirlas en casa. Así nació TodoTortillas, una empresa que sigue funcionando en Pamplona y que hace unos meses dio el salto a Valencia.
En las Casas de Bárcena, una pedanía valenciana que linda con Meliana rodeada de huerta, se ubica el obrador donde preparan las tortillas siempre con producto ecológico, y a ser posible, cultivado por agricultores vecinos. De esa huerta que califican de “brutal” se proveen de las alcachofas, pimientos, calabacín o cebollas con las que preparan las tortillas. Esas son, quizás, las menos exóticas de las que exhiben en un catálogo que supera el medio centenar de tortillas. También las más acostumbradas al paladar valenciano, que observa con cierta suspicacia las tortillas de patata rellenas de ensaladilla rusa; la de gulas y champiñones, la de salsa boloñesa o chistorra y queso. “Buscamos productores de cercanía y nos adaptamos al producto de la zona. Trabajamos con productos fresco y de gran calidad. En Navarra no tenemos la huerta que tenéis aquí”, afirma Tijo.