VALÈNCIA. La construcción de vivienda nueva en la provincia de València pierde ritmo en un momento de máxima tensión en el mercado residencial. Así, entre enero y junio de este año se han terminado 1.338 viviendas, muy por debajo de las 1.954 que se culminaron en el mismo periodo del ejercicio anterior, según datos del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. Una caída del 32% que agrava el desajuste entre oferta y demanda en un territorio donde la población sigue creciendo y los precios marcan máximos históricos. Solo el pasado año 2024, la provincia ganó más de 53.000 nuevos habitantes y los precios superaron los 3.000 euros el metro cuadrado en zonas como la capital. Una asfixia productiva que se ha convertido en una de las piezas centrales, aunque no la única, del grave problema de acceso a la vivienda que atraviesa la provincia.
El lento avance de este año es consecuencia de factores estructurales como la falta de mano de obra, la eterna tramitación administrativa o el tapón que existe en Industria para la concesión de los permisos para los puntos de conexión eléctrica y la autorización para los centros de transformación se eternizan, pero también coyunturales. Uno de los principales, según apuntan desde el sector, es la reconstrucción tras la Dana, que asoló en octubre de 2024 la provincia de València.
Muchas compañías desviaron todos sus medios a estas tareas y, aunque poco a poco han tenido que recuperarlos para cumplir con otros compromisos adquiridos en otras actuaciones, la mayor parte de los activos sigue activa en estos puntos. A esto se suma la escasa mano de obra cualificada en general en el sector de la construcción. Una situación que ha provocado la ralentización en la ejecución de otros proyectos, dificultado la disponibilidad de materiales, ralentizando la actividad en obra nueva y alargando los plazos de entrega. Constructoras y promotores reconocen que muchos oficios —albañiles, instaladores o técnicos de rehabilitación— se han visto absorbidos por las labores de emergencia, restando capacidad a un sector que ya funcionaba por debajo del ritmo que marca el crecimiento poblacional.
De este modo, de acuerdo con los datos del Ministerio, en enero de este ejercicio de 2025 se han terminado 125 unidades frente a las 294 del mismo mes de 2024; en febrero han sido 141 frente a las 403 de hace un año; en marzo 119 en comparación con las de 222 viviendas de 2024. El mayor freno se atisba en abril, ya que este 225 han sido 75 unidades mientras que hace un año se entregaron 246. En cambio, en mayo existió un mayor dinamismo este año con 609 frente a 258 viviendas en 2024; y ya en junio han sido 269 frente a 531 de doce meses antes.
Lo cierto es que el desequilibrio no es nuevo. Desde 2011, la provincia apenas ha producido unas 3.000 viviendas anuales, niveles muy alejados del periodo previo al estallido de la burbuja, cuando se levantaban entre 14.000 y 20.000 unidades, y a años luz del máximo histórico de 2005, con más de 29.000 viviendas. En la última década, el aumento de población se ha acelerado mientras la oferta residencial ha permanecido anclada en mínimos: entre 2018 y 2024, la provincia de Valencia ganó más de 160.000 habitantes, pero solo se terminaron 20.500 viviendas, un desfase que se traduce en una presión añadida sobre precios y disponibilidad.
De este modo, la obra nueva no cubre al mismo ritmo que se crean nuevos hogares y el efecto sobre el mercado es inmediato: alquileres disparados, jóvenes expulsados de los centros urbanos y familias que destinan cada vez más parte de sus ingresos a la vivienda. De hecho, según el último informe de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València (UPV), el precio medio de la obra nueva en el 'Cap i Casal' supera ya los 3.700 euros por metro cuadrado, mientras que alcanza los 3.437 euros en municipios de l'Horta nord, los 2.981 euros en la corona oeste, y los 2.521 euros por metro cuadrado en la zona sur.
Unos valores que suponen el doble que en 2019. Además, solo en un año, los precios han crecido un 6% en la ciudad, mientras que lo han hecho un 20% en l'Horta Nord, un 33% en l'Horta Oest, y un 26% en l'Horta Sud. De hecho, localidades como El Puig, Burjassot o Godella superan ya los precios de la Capital del Turia, con hasta 4.500 euros por metro cuadrado.
Y todo ello mientras la oferta de nueva planta sigue en estado crítico, con una reducción de más de un 80% desde 2019. Según el informe, en el tercer trimestre de este 2025 había disponibles 97 pisos de obra nueva, solo dos más que en el trimestre anterior, ahondando en el colapso habitacional que viene advirtiendo el sector desde hace tiempo.
Por ello, si no se corrige esta dinámica, el déficit seguirá ampliándose. Un informe de Cámara Valencia proyecta que, al ritmo actual, la provincia arrastrará un desajuste de 133.340 viviendas en 2030, lo que podría derivar en más hacinamiento, asentamientos informales, precios aún más altos y un desplazamiento forzoso hacia municipios periféricos. La caída en la producción semestral no hace sino agravar un problema que ya figura como la principal preocupación de los ciudadanos y que reclama medidas urgentes antes de que el acceso a un hogar siga alejándose para una parte creciente de la población.