VALENCIA. Parecía el típico proyecto experimental para consumo de indies y gafapastas y se ha convertido en la última sensación del cine alemán. Victoria, la cuarta (y de momento última) película de actor y director Sebastian Schipper (ha salido en Corre, Lola, corre o El paciente inglés) entró por la puerta de atrás en la Berlinale y salió con tres premios y una nominación al Oso de Oro. A esos trofeos cabe sumar los seis que se llevó en los Premios Nacionales de Cine Alemán, y los que ha ido cosechando en Buenos Aires, Melbourne, Sydney, San Diego o Noruega.
En principio, Victoria tenía todas las papeletas para pasar desapercibida: su duración (218 minutos), su montaje (una única toma), su protagonista (la desconocida en Alemania Laia Costa, conocida en estos lares por las serie Carlos, Rey Emperador), el tema (las andanzas de una española en Berlín)…
La película, que se estrena este viernes en España, sigue los paso de Victoria, una joven española que fue al conservatorio a cumplir su sueño de ser pianista profesional y ha acabado bailando en un pub de Berlín por cuatro euros a la hora.
Un día, después de trabajar, conoce a Sonne (Frederik Lau) y a sus tres amigos, para los que la noche acaba de empezar y que prometen enseñarle el Berlín de verdad. Lo que comienza como un festival de la risa sufre un giro inesperado cuando descubre el secreto que ocultan sus nuevas amistades.
El desafío al que se enfrentó Schipper fue considerable ya que dependía enteramente de la capacidad de los actores de improvisar sus diálogos a partir de un guión de apenas 12 páginas. Cualquier error, ya que se rodó en una única toma, podía arruinar la película pero, finalmente, salió bien al tercer intento.