VALÈNCIA (EP/VP). El antiguo refugio antiaéreo de la Guerra Civil que se escondía bajo el patio interior del edificio del Ayuntamiento de València será descubierto al público este jueves, 20 de abril, tras concluir los trabajos de restauración que se iniciaron en abril del año pasado con el objetivo de dejar este espacio "lo más fiel posible a su estado original" y "no perder la memoria para no repetir los errores del pasado".
Las visitas, totalmente gratuitas, se tendrán que concertar con cita previa, en los turnos que se podrán consultar a partir de este jueves en la web municipal. Así lo ha anunciado este miércoles la concejala de Patrimonio Cultural y Recursos Culturales, Glòria Tello, durante un recorrido por los pasadizos del refugio, que durante años ha permanecido cerrado a la ciudadanía, usado como "almacén de expedientes caducados y papeles sin valor", ha señalado la edil.
Se trata de un refugio de tipo escolar construido en 1938 por el arquitecto José Luis Testor y con capacidad para albergar 700 niños del centro escolar situado en el edificio del mismo Ayuntamiento. Tiene dos entradas simétricas por medio de escaleras y cinco naves alargadas paralelas cubiertas con bóveda rebajada hecha de hormigón y comunicadas entre sí mediante arcos de medio punto.
Las dos naves extremas son más largas, ya que en una se situaba la sala de máquinas con el extractor de aire eléctrico que se conectaba a una red de canales por debajo del suelo y dentro de las paredes para mantener una ventilación adecuada dentro del refugio. Este extractor tenía un sistema de funcionamiento manual, en caso de que el suministro eléctrico fallase, mediante una manivela. En el otro extremo del refugio había una pequeña habitación donde se situaban los retretes cuyo desagüe iba a un pozo ciego situado bajo el pavimento.
Todas las naves tenían bancos de obra donde se podían sentar los escolares mientras esperaban que pasaran los bombardeos. El refugio disponía de electricidad distribuida a través de tubos de cobre que contenían el cable y que daban luz a las bombillas que colgaban del techo.
A principios de los años 50, ha explicado Tello, se construyó la actual cochera del Ayuntamiento y parte de la escalera principal fue derribada para ser reconstruida con otro trazado. Más tarde, en la década de los 60, comenzó a utilizarse como almacén de documentos y se eliminaron diversos elementos originales como la maquinaria de aire o los asientos de banco corrido. También se picaron paredes para eliminar humedades y se añadió un pavimento de baldosas hidráulicas. Además se compartimentaron las naves tapiando arcos y se pusieron puertas, con lo que, según ha lamentado Tello, "se olvida en gran medida su origen y la realidad del edificio".
Para poder devolverle su estado original, la concejalía de Patrimonio Cultural ha invertido un total de 212.000 euros que cubren los costes de los estudios previos del refugio, recopilación de documentación original, principalmente expedientes de construcción y reformas del Archivo Histórico Municipal, las catas arqueológicas para hallar restos y colores originales, y la restauración el espacio.
Además, el recorrido incluye una pequeña musealización con paneles informativos situados en los pasillos laterales y se han instalado audiovisuales relacionados con temática de la guerra civil para contextualizar el espacio la historia.
La torre del Micalet actuaba como centro de coordinación y comunicación donde la Junta de Defensa Pasiva daba el aviso a la ciuadanía de que venía un ataque. Hacían sonar las sirenas y la gente acudía a protegerse en el refugio más próximo hasta que de nuevo otra sirena daba por concluido el peligro.
La visita al refugio incluye el paso por una serie de paneles informativos sobre estos refugios de València, una de las ciudades en la que más se construyeron. Según ha explicado la coordinadora de los trabajos de restauración de este, Pepa Pascual, se calcula que entre los refugios públicos, los de grandes empresas y los privados que se construían en algunas casas, podrían haberse creado unos 300 refugios en la ciudad, de los cuales, estarían en condiciones de recuperarse unos 20.
Muchos de ellos fueron después reutilizados para otros fines. Así, en los años 40, los refugios de los Poblados Marítimos, una de las zonas más bombardeadas junto al centro histórico de la ciudad, sirvieron como vivienda para más de 200 personas, ha ejemplificado. Otros paneles muestran los efectos de los bombardeos, en su mayoría perpetrados por aviones italianos que dejaron más de cerca de un millar de civiles muertos en la ciudad durante la guerra, ha apuntado Pascual.
Junto al refugio, en la Sala de Exposiciones de la calle Arzobispo Mayoral, se ha instalado la exposición temporal, 'Tempesta de ferro. Els refugis antiaeris a València', centrada en tres ejes temáticos. La primera parte se dedica a los ataques que sufrió la ciudad por aire y mar, y a los medios para repelerlos. Los paneles informativos recuerdan que València fue una de la ciudades que sufrió más bombardeos, más de 440, especialmente a raíz de ser sede del Gobierno de la nación.
La segunda parte muestra los efectos de los ataques en los edificios y en la población civil. El impacto se calcula en 825 víctimas mortales y 2.831 heridos a 31 de enero de 1939, según se recoge en la publicación editada con motivo de la inauguración de la restauración del refugio. El testimonio gráfico recogido por los fotógrafos de la época refleja la dureza del conflicto. La tercera parte trata sobre la construcción de refugios acometida por la ciudad.
En proyecto queda la recuperación de otros refugios como el situado en la calle Serranos, que se estudia habilitar para actos culturales y otro refugio hallado recientemente "por casualidad" en la pedanía de Massarrojos, ha avanzado Glòria Tello.