teatro y copla

La memoria histórica de Miguel de Molina vuelve en tiempos de exilio 

1/03/2018 - 

VALÈNCIA. En 1942 Miguel de Molina ya no puede más y se marcha a Argentina. No en busca de trabajo, en España lo tenía. Huye de un régimen dictatorial que le castiga por haber actuado para las tropas republicanas. Con ello sus laureadas actuaciones empiezan a ser desmerecidas con funciones donde solo cobraba 500 pesetas- de las 5.000 que solía recibir. Pero además, es torturado y desprestigiado por su orientación sexual, siendo apaleado varías veces hasta casi morir. Hacer una obra sobre el cantante de copla no sería tanto un homenaje como una necesidad de reescribir su historia, la verdad de Molina y una acción que tiene que ver con la memoria histórica.  

Así se plantea Miguel de Molina al desnudo. Dirigida por Félix Estaire e interpretada por Ángel Ruiz, a través de la productora La Zona, la obra empieza en forma de rueda de prensa con un diálogo cerrado entre el artista y los periodistas, papel que recae en la figura de los espectadores. Miguel de Molina aparece enfadado por las "mentiras que se dicen de él". Unas calumnias que el propio Ruiz dice haber hallado mientras investigaba para hacer su papel: "Uno de los motivos que me hizo adentrarme en este proyecto fue contar la verdad de las muchas falsedades que se han dicho sobre Miguel de Molina. Y es precisamente por eso que todavía hoy su historia nos compete en el presente porque explica parte del pasado". 

La unión de Ángel Ruiz con el cantante viene de bien atrás. Fue en 2008 cuando lo protagonizó por primera vez en el montaje La Copla Quebrada, propuesta y promulgada por la Fundación Miguel de Molina en el 100 aniversario de su nacimiento. Sin embargo, la obra "murió en Elche" sin poder terminar su gira por "coincidir con el apogeo de la crisis". Esta fue la principal razón que le llevó a crear un texto con el que poder contar de una manera "mejor" la vida del artista. "Tras tenerlo guardado seis años en el cajón, llegó un momento en el que pensaba que se me pasaba el arroz y lo dejé en unas cuantas manos de autores". De ahí surgió la oportunidad de la lectura dramatizada en la Sala Berlanga de la SGAE donde comprobaron que era factible y comenzó su producción. 

Ángel Ruiz ha trabajado con cartas, vídeos, bibliografías y entrevistas de todo tipo. Pero su mayor fuente de inspiración la encontró en una conversación entre Miguel de Molina y Carlos Herrera en un programa del Canal Sur. "En ese encuentro se puede ver toda la esencia del personaje. El dolor, la alegría y la soberbia con que se quiere proteger." Según explica el actor, Miguel de Molina se preocupaba en todo momento por "ocultar su tormento", en un único deseo de que la sociedad y la prensa "lo reconocieran por todo el arte que había aportado". 

Aún así y con todo este conocimiento sobre el coplero, la obra no quiere servir de documental. "Lo que me interesa es su personaje, las contradicciones que le envolvían y lo que se callaba. Me parece que es mucho más interesante a nivel dramático y emocional", manifiesta Ruiz. 

También, quieren alejarse de la parodia o la imitación. "Para mi la música tiene sentido si la utilizo como una herramienta que apele a la emoción y solo puedo lograrlo si lo hago como yo la interpretaría". Acompañado pues por el pianista César Belda, las canciones no se utilizan como un "paréntesis" entre los monólogos, "tienen que surgir con emoción durante la propia historia". "Miguel de Molina no era un gran cantante o bailarín, era un artista y esto está por encima de todo". 

Miguel de Molina al desnudo no solo serviría para llegar a la superficie y a una visión más profunda del cantante. Se pretende despojar del mismo modo a la copla de su "cliché" como "folclore", "sobreactuación" y colorines. "Hay que vencer el prejuicio que hay hacia la copla. Es un género muy complicado que está hecho para ser interpretado con sentimiento y no para ser bonito. El problema es que cuando esto no se cuida se rebaja su nivel y se convierte en otra cosa. Carlos Cano sería otro buen ejemplo de qué es copla". Ángel Ruiz considera además que parte de la culpa de este desprestigio se debe a la propia dictadura: "El género estaba lleno de frescura y de poesía, pero todo se desvirtuó para convertirlo en propaganda. El régimen franquista fue el declive de la copla. Por eso para mi hay que recuperar la de la República. 

València se convitió para el artista en su segunda casa. Vivió en la ciudad después de la guerra y fue donde su madre pasó sus últimos años. Por ello, interpretarla en la misma localidad supone una gran "ilusión y satisfacción" para su equipo, que viaja al Teatre Talía del 8 al 11 de marzo. En un encuentro que para su interprete refleja además lo que pasa en la actualidad: "Nos encontramos ante un periodo en el que médicos, científicos y creadores continúan optando por el auto exilio- aunque evidentemente por razones distintas- llevando así su intelecto a otras partes".  


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