VALÈNCIA. Decía Cas Mudde, autor de varios estudios sobre extrema derecha y política europea, que el populismo se enmarca en un concepto de sociedad que “divide en dos a grupos homogéneos y antagónicos, el de la ‘gente pura’ y el de la ‘élite corrupta’”. La realidad es que no solo ocupa el discurso de los agentes públicos, sino la agenda de los medios. Son muchas las personalidades que se muestran totalmente en contra de esta corriente, y también otros que gozan voluntariamente del calificativo de ‘populistas’, como sería el caso de Manuel López Obrador. El actual candidato a la presidencia de México -en la coalición Juntos Haremos Historia- exclamaba en un discurso en 2015 su afinidad por ello: “si por ser honesto, por actuar con responsabilidad social y luchar por la vía pacífica me acusan de populista, que me apunten en la lista”. Aun así, no sería ni el primero ni el último. Los habría de izquierdas o de derechas, y tampoco importaría el país o el continente. Por ello, la Universidad de Groninga (Holanda) ha creado junto a la Universidad de Valencia, un congreso que pretende profundizar en cómo este fenómeno ha afectado a los país del sur d’Europa: España, Portugal, Italia y Grecia. Y además, en cómo la cultura serviría “de nexo para transmitir o detectar estos mensajes”. Bajo el título de 'Imagining Southem Europe: Culture and Populism', transporta sus premisas al Col·legi Major Rector Peset.
Siendo una de las más antiguas universidades de los Países Bajos, no es la primera vez que Groninga colabora con una institución española. Ya lo hizo con Granada, pero ahora traslada su sede a Valencia, fruto de un convenio colateral con la UV y con financiación de la Unión Europea. Sus organizadores, el profesor de Comunicación Audiovisual de la UVEG, Manuel de la Fuente; y el catedrático de Lenguas y Culturas Europeas de la Universidad de Groningen, Pablo Valdivia. Ambos quieren hacer del congreso en Valencia una “cita anual y permanente”. “Se trataría de reunir a los mejores especialistas del mundo en un evento de referencia en el mundo educativo para reflexionar sobre los distintos aspectos que alberga la cultura contemporánea”, apunta Manuel de la Fuente.
Así, funcionando como una Escuela de Invierno, del 19 al 23 de febrero se dan cita en un encuentro -totalmente en inglés- expertos en populismo de diferentes áreas de conocimiento y alumnos de todo el mundo, para presenciar conferencias, laboratorios de trabajo o la presentación de los libros The rise of Euroskepticism de Luis Martín-Estudillo, y The Politics of Unreason. The Frankfurt School and the origins of modern antisemitism, de Lars Rensmann. “Queríamos que los estudiantes aporten también algo a los profesores, que sea un encuentro de diálogo circular. Y por eso se buscaba la excelencia académica”, añade Pablo Valdivia. Motivo por el cual habrá solamente veinte estudiantes, de cuarenta que se presentaron. “Les pedíamos un currículum y una carta de motivación para saber sobre qué materias quieren investigar y qué pueden aportar a la cita”. Cuatro de estos seleccionados forman parte de la Universitat de València: Daniel Torres, Ana Clara Rey, Iván Navarro y Sara Chust. El resto vendrán de China, Grecia, Holanda, Alemania, Suecia o Italia.
La crisis financiera de 2018 y el auge de manifestaciones que se han vivido a lo largo de estos años en los países del sur de Europa, sería el punto de partida del congreso. Para la Universidad de Groninga estas situaciones han ocasionado una serie de “desafíos económicos, culturales y sociales comunes” que habría que analizar dada la variedad de estrategias retóricas y de medidas políticas que abarca. Uno de los mecanismos sería basarse en las representaciones culturales -ya sea a través de imaginarios individuales o colectivos- de “intercambio de capital simbólico y de relaciones de poder”. “Debemos poder detectar las estrategias populistas que las identidades políticas emplean para transmitir sus mensajes a la población. Lo podemos ver en Donald Trump, pero también en las consignas del sistema”, señala el profesor Manuel de la Fuente.
En esta línea la escuela seguiría una serie de preguntas ‘clave’ al rededor de si hay realmente un espacio de cultura europea común, de cómo se ha formulado en el pasado y cómo se debería formular ahora, el papel que tendrían los medios y sistemas de representación en los espacios e identidades europeas, si éstas han sido creadas principalmente por Europa del Norte, o cómo contribuyen y participan los ciudadanos del hemisferio sur. Cuestiones que pretenden que sus alumnos puedan detectar más fácilmente después de la intensa formación.
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