VALÈNCIA. Noèlia Pérez y Josep Zapater, son Adán y Eva, solo que con brilli-brilli y sin parar de cantar. Divina Aberració es el cabaret que presentan junto a Joan Font como director artístico, un trío artístico que lleva desde 2017 colaborando. La obra se podrá ver este viernes 23 de octubre a las 20:30 en Benetússer.
Divina Aberració propone una revisión de los grandes temas de la humanidad partiendo del mito del pecado original con el que empieza el Antiguo Testamento. El sexo, la Iglesia, el poder, las relaciones sentimentales y otras cuestiones íntimas se ponen bajo el foco de este cabaret "respetuoso pero bestia", según describe el propio director, Joan Font: "el lenguaje del cabaret es así, no deja títere sin cabeza, pero la gente va a ver un montaje muy divertido y agradable. A través de la canción y la comedia, todo entra mucho mejor".
Estos particulares Adán y Eva viajarán a través de la historia con números musicales, sketches, y alguna matrimoniada que otra. Una manera de poner de manifiesto lo absurdo de algunos de los pilares sobre los que se ha construido la cultura europea y judeocristiana. También se tira de textos clásicos, como Calderón o Santa Inés de la Cruz para demostrar que todo aquello que nos preocupa en la contemporaneidad, ya era un problema siglo atrás.
Divina Aberración nace de una idea original de Noèlia Pérez, "de la necesidad de reflexionar sobre nuestra civilización, de entender que queramos o no, creamos o no, todos somos hijos de Adán y Eva, todos bebemos y festejamos la cultura apostólica románica, todos llevamos un pequeño o gran dictador machista dentro de nosotros, todos pecamos (gracias a Dios), todos pensamos en el sexo y todos, de una forma u otra, somos divinamente aberrantes", según cuenta la compañía. Así, Noèlia asume la dramaturgia del espectáculo, que junto con Josep Zapater, acaban de perfilar el texto y crean las músicas y las canciones que forman parte de un todo dentro de su propia entidad. Su composición musical ayuda a generar y crear bloques, aparentemente inconexos, pero que en conjunto forman una pieza única que juega con la ironía, el misticismo, la represión, la soledad, la vergüenza, la explotación, la religión, la vida o la muerte.
Sin embargo, la obra no busca aleccionar y dejar una conclusión clara: "Divina Aberració propone, pero no concluye nada porque hablamos de muchas cosas y de muchas maneras diferentes. Lo interesante es que la persona que vaya a verlo, se lo pase bien, y luego, al acabar, se de cuenta de que ha sacado sus propias conclusiones", reflexiona Font.
El montaje ya se ha podido ver en escenarios como el Off Romà de Sagunt a Escena, aunque, en palabras de su director, "una obra no se acaba de construir hasta que está 20 días en cartel en el mismo sitio. El aprendizaje de cuestiones esenciales como el ritmo o la relación con el público se consiguen poco a poco".