VALÈNCIA. ¿De qué hablamos cuando hablamos de una escena local? Es complicado. Hay quien opta por meter ahí todo el movimiento musical local, sin distinciones de ningún tipo, como si un eje geográfico pudiera atravesar todos los proyectos musicales. Hay quien cede esa definición a algo llamado industria, o sector. En realidad, es una cuestión muy fina que -en realidad- depende de la autopercepción y experiencia dentro del propio movimiento.
En València, siempre animosos de recuperar el esplendor musical de una época que más tarde reconocemos como silenciada, se han hecho análisis apresurados y se han puesto esperanzas prematuras en un conjunto de bandas que parecían tener algo entre sí, y que finalmente solo se ha tratado de algo que, lo que seguro que finalmente no ha sido, es escena musical. Hoy, cabe hacer algo parecido a ella, esperando no equivocarse esta vez. ¿Y si València tiene, además de un relevo generacional evidente, una nueva escena musical?
En cuestión de dos años, se han formado en la ciudad una cantidad notable de colectivos que han copado la práctica totalidad de la creación y exhibición musical: discográficas, promotoras, laboratorios sonoros, bandas… Una red que ha nacido interconectada gracias a las redes sociales y que parece estar dando sus frutos.
Un buen punto de partida del que hablar es el nacimiento de dos colectivos muy diferentes, pero igualmente determinantes entre sí. En primer lugar, Cero en conducta, que empezó siendo una promotora formada por personas que acababan de entrar en la veintena de años y que proponían grupos nuevos, frescos en la agenda, y una filosofía de entender el concierto como un evento total. De paso, fueron dándole oportunidades a bandas locales, que en muchas ocasiones, se estrenaron sobre un escenario teloneando a la banda invitada en alguna sala valenciana.
Borja Pilato es uno de lo miembros del colectivo, y pone como ejemplo de su filosofía la conocida frase de Los Javis: “Nacimos pensando muchas veces aquello de ‘lo hacemos y ya vemos’, y nos tiramos a la piscina con muchas bandas que salieron bien”. Centrados en el pop y la electrónica (“el punk nos parece una escena más manida y con menos perspectiva”), han acabado llenando prácticamente todas las salas de la ciudad, han hecho su primer minifestival y recientemente se han decidido a ser una agencia de booking, “un nuevo paso que tiene mucho que ver con esa idea de abrir puertas desde nuestro origen”. Cero en conducta ha sabido crear una comunidad, tener una marca, prescribir. Acertaron con Lewis Ofman, acertaron con Cupido, acertaron con Surf Curse, y con tantos otros, ¿por qué no fiarse?.
En segundo lugar, Dominio nació como un colectivo de creación artística y sonora que aglutina una parte importante de la música electrónica más experimental, con una raíz local pero una red que va mucho más allá de la ciudad. Primero se vieron en salas, pero más tarde dieron el salto y llevan editadas ya dos referencias. Una apuesta arriesgada, con un nicho concreto, pero tremendamente estimulante. Una mirada a las periferias musicales que han encontrado su hueco en diferentes lugares de la ciudad, como el ya desaparecido Umbral, o más recientemente Nvcli.
En aquellos conciertos pop, en aquellos aciertos, Miguel Alemany, Sandra Blaya y Carlota Díaz decidieron abrir otra ventana y fundaron Futuras Licenciadas, un sello musical que ha sabido recoger algunas de las propuestas pop más interesantes de la ciudad, como Carlota, Xenia o, más recientemente, miguelitos. Además, han editado grupos más allá de la ciudad. “Fue al acudir a conciertos que nos dimos cuenta que había un espacio por ocupar, y nos sentimos seguros de dar el paso. Ahora es mucho más claro, pero ha sido una escena que ha nacido poco a poco y a la que aún le queda camino”.
A pesar del coronavirus, los proyectos musicales y las bandas no han dejado de crecer. El pasado viernes, en Loco Club, actuaron Xenia y Amy. La primera ya tiene editadas algunas canciones, mientras la segunda hacía su segundo concierto tras debutar este verano. Comparten camino musical, pero también batería, El Prince, que además, ha hecho un remix de la única canción publicada por Amy. Xenia y Amy son fruto de una mega interconexión que está sucediendo en las bandas de nueva generación de la ciudad. Instagram es la herramienta clave en esta ecuación: “Somos una generación que ha crecido con internet y ha aprendido a conectarse y tener una relación fluida a través de las redes sociales. Instagram ha sido clave en la manera en la que se ha creado esta escena”, explica Miguel Alemany. “Instagram te permite conectar con bandas, y sin conocerlas personalmente, tejer lazos y colaboraciones”, añade Xenia.
También ha ayudado a la causa -apunta Alemany- verse en los locales de ensayo de Alboraia. Se han creado sinergias que han llegado a los escenarios, los lazos entre bandas y los cruces son incalculables. Pocas personas están en una sola banda. Los proyectos se multiplican, se diversifica la escena. Todo cabe. Todo se puede hacer. Hay escena. Amy es la cantante y líder de una banda que se podía llamar supergrupo (aunque no va de eso, de la filosofía de un supergrupo). Forman su banda Andrés Sanabria y Xus Arcas, de Mausoleo, Carlota, y el propio Prince. Xenia ha entrado a formar parte de Lisasinson, cuya cantante también lleva en solitario un proyecto llamado Laborde. El proyecto Vlex nace precisamente con la idea de que los artistas se interconecten y haya sinergias de manera horizontal y en todo el proceso. Duelo y Tuica son los ojos de todos estos grupos, dos colectivos audiovisuales que están renovando el imaginario audiovisual local y que, lejos de competir, también están colaborando entre ellos. Todo cabe. Todo se puede hacer. Hay escena.
Estos dos años de efervescencia no parece haber alcanzado un pico aún, ni siquiera pandemia mediante, cuando se hace complicado encontrarse con un público en directo: “el coronavirus, y la falta de conciertos también ha facilitado que mucha gente se haya centrado en hacer música y por eso han nacido tantos grupos”, apunta Miguel Alemany. La escena abarca cada vez más espacio de un abanico que no tiene fin. No se trata solo de pop, hay electrónica, hay influencias urbanas de todo tipo, hay experimentación, r’n’b, punk…
Esta nueva generacional ha aprendido a crecer junta, y así es. “Desde que animé a hacer música e implicarme en la escena, siempre me he sentido súper acogida”, cuenta Xenia. “Se ha creado una comunidad que ha nacido desde la virtual y que implica grupos pero también seguidores. El objetivo siempre es seguir creando y haciendo crecer esa comunidad”, opina Pilato, que también señala que esta escena ha nacido “desde la autoformación, casi sin recursos, en las habitaciones de los artistas, pero se han conseguido hundir muchas barreras ya”. “Ninguno tenemos recursos, así que nos hemos puesto a trabajar todas juntas”, coincide Alemany. Y así, poco a poco, en estos dos años se ha podido ver la panacea: que grupos como La Plata, Mausoleo, Bearoid o Lisasinson tengan una resonancia mucho más allá de la ciudad. “Juntas podemos llegar mucho más lejos”, apuesta Xenia. En un paralelismo gastronómico de gusto cuestionable, las bandas y los colectivos son la harina, pero la camaradería es la verdadera levadura que les hace crecer más allá de una comunidad local.
Ya con una red de bandas, promotoras, agencias de booking, productoras audiovisuales, discográficas y algunos espacios de exhibición, ¿cuál es el siguiente paso? Miguel Alemany señala unos cuantos: “La forma y la comunicación de nuestra generación pide otra manera de hacer las cosas, así que sigue siendo importante que nazcan promotoras y espacios llevados por gente joven. Por otra parte, los medios de comunicación creo que aún no han sabido adaptarse a nuestras propuestas y también les queda camino por hacer”. Borja Pilato apunta: “el booking lo acabamos de empezar y se abre un mundo de posibilidades. Lo que hemos conseguido con el pop, también se puede conseguir con la electrónica. También hay que seguir alimentando la escena promocionando artistas foráneos”. Xenia añade: “Es importante que la gente no deje de apoyar la cultura, que siga yendo a los conciertos, que los artistas se sigan viendo sostenidos”.