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TEATRO EN DESESCALADA 

Albert García Sauri: "Bailar despegados no es bailar"

24/06/2020 - 

VALÈNCIA. A principios de mayo, Naomi Campbell colgó un story en su Instagram en el que aplaudía “la expresión de alegría” que simbolizaba un bailarín valenciano en su rutina de bajar la basura durante el confinamiento. La icónica modelo sumaba una nota de farándula a un video viral que ya ha había sido visto por más de un millón de usuarios en todo el mundo, reseñado tanto en medios patrios como de países de la disparidad de Inglaterra, Ucrania, México y Jordania. 

La improvisada coreografía callejera estaba protagonizada por Albert García Sauri, quien había decidido regalar a sus vecinos un baile al ritmo del piano flamenco de Dorantes. Pero no era tan sólo un acto de arte y libertad, sino también una reivindicación. La grabación se efectuó durante la huelga cultural contra el Gobierno tras la decepcionante primera comparecencia del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, en la que descartó medidas específicas para el sector. 

García Sauri trabaja como primer bailarín, asistente, coreógrafo y docente en la compañía valenciana EBCD de Eva Bertomeu, y este año pasado dio el salto como director y coreógrafo de su propia compañía, eLeCeDé, con la pieza Pelos de paloma. El bailarín compagina la docencia y las representaciones con la defensa y la promoción de su oficio en la Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana (APDCV), donde ejerce de secretario, y en la Confederación de Artistas del Espectáculo, ConArte, en la que ha asumido la secretaría de organización.

A falta de espacios donde purgar los pesares y desechos acumulados estos meses, el creador conjura en Skype y hace catarsis artística en el acto cotidiano de visitar el contenedor.

- ¿Qué emoticonos te representan estos días y por qué?
- Uso a mansalva los del guiño, el de la sonrisa y los corazoncitos. Pero lo hago desde el teclado, con el punto y aparte o los dos puntos y el paréntesis, y el signo menor y el tres. Soy vintage.

- ¿Cómo se vive una cuarentena sin cuenta de WhatsApp?
- Nunca he tenido, porque pienso que anula nuestra capacidad para comunicarnos. Si tuviera, estaría enganchadísimo. Hay un grafiti en Gran Vía del Marqués del Turia que me define muy bien, es una persona mirando un móvil en cuya pantalla pone: “La vida es otra cosa”. 


- ¿Cuál ha sido tu herramienta social en este encierro?
- He usado bastante Skype para hablar con amigos y dar clases particulares, que es lo que me sustenta. Es una lata, pero me ha permitido enseñar a alumnos que tengo por toda Europa.

- ¿Cuántos videos de ejercicio físico has compartido?
- Al principio, cuando todo el mundo estaba eufórico, comprando papel del wáter y haciendo deporte en casa, yo me dediqué a lo contrario: a tocarme los huevos. Desde que empecé en el conservatorio, he tenido la sensación de que la danza es un tren muy rápido del que si te bajas, te estampas. Así que he optado por relajarme y descansar. He tenido el placer de aburrirme. Por un lado, no le encontraba sentido a trabajar mi cuerpo, porque yo lo hago para bailar, y por otro, no quiero cagar y comer en el mismo sitio. Es como el que se va a la biblioteca porque no puede estudiar en casa. Yo necesito salir fuera, así que no empecé a ejercer mi cuerpo hasta que no arrancó la fase cero. 

- ¿Qué te sugiere el término nueva normalidad?
- Espero que traiga nuevas fómulas de trabajo y que eliminemos este ego que hay en las compañías, las escuelas y los bailarines de Valencia. Si hay algo que me repatea en mi profesión es el postureo y el egocentrismo. Durante la cuarentena me ha dado la sensación de que todas las asociaciones queríamos ir a una. En la crisis económica de 2008, la danza y el arte salieron perjudicados, pero las compañías más consolidada pudieron rodar un poco. En que esta pandemia, en cambio, todos nos hemos visto afectados por igual. Ojalá no prime el interés propio y podamos trabajar por el bien común. 

- ¿Y las palabras fiebre, ERTE, cacerola y Élite?
- Yo soy de València, no te voy a engañar, así que fiebre me hace pensar en sábado noche: lo que más he echado de menos ha sido irme de fiesta, de rave, estar sin ducharme y oler el sobaco al vecino. Los ERTE han sido una decepción, un parche del chino. Sé que hay gente que sí ha cobrado, pero yo no, he recibido 71 euros desde el 15 de mazo. La cacerolada ha sido un desfogue, la expresión de mi oposición política a la monarquía. Para mí, que he estudiado en la pública y me he criado en el barrio chino de València, la serie Élite ha sido un mundo paralelo, una realidad ajena a mis vivencias. Menudo peñazo tener tantas cosas... Yo soy más humilde, me conformo con lo justo, así que la he visto para descubrir los problemas que tiene la gente con dinero.

- ¿Cuántos planes has tachado de tu cuenta de pendientes?
- Lo que más he hecho ha sido ver Netflix, porque odiaba que la gente se extrañara de que llevase viendo una serie tres meses. Yo, normalmente, llego a casa, me pongo la televisión por la noche 10 minutos y me duermo. También tenía ganas de cocinar, de ir al mercado y comprar. He descubierto el Mercado Central. Este parón ha sido un regalo. Lo viví con incertidumbre hasta que me dijeron que en septiembre abren las escuelas. Cuando miro atrás y veo todo lo que hice este año pasado, flipo: montar mi propia compañía, crear mi primer espectáculo. Así que he hecho poco. 

- ¿Qué músicas te han hecho bailar estos días?
- Los días un poco depresivos, me ponía a bailar tecno. Y con el tiempo, sugestionado también por mi vecina, que tiene la edad de mi madre y cuando no escuchaba música me pregunta si estoy bien. 

- ¿Cómo se teletrabaja la danza?
- He dado pocas clases, pero se teletrabaja invirtiendo los hemisferios de tu cuerpo. Ya de normal, cuando das una clase presencial, te copian en espejo y levantan el mismo brazo que tú, pero en las online se volvió desesperante, así que asumí que mi lado derecho era el izquierdo y al revés, y les pedí que replicaran lo que yo hacía. 

- ¿Qué piezas de danza grabada has curioseado?
- Anima Ardens, de Thierry Smits. Me sentí muy identificado y le contacté por Facebook,

- ¿Qué proyectos ha dejado en suspenso el confinamiento?
- Tenía función de la pieza de Sol Picó Animal de séquia en Gandia, pero ha pasado a diciembre. Y mi compañía estaba programada este mismo fin de semana en La Mutant con Pelos de paloma. Retomaremos en noviembre. En un principio fue una faena, porque nos coincidían fechas y tenía que decidir entre un bolo y otro, pero un cambio de última hora me permite hacerlo todo. No obstante, me genera estrés, porque voy a tener un hijo en septiembre. Contaba con ese dinero, así que no podré pillar la baja de paternidad y tendré que trabajar. A ver cómo lo gestionamos. 

- ¿Qué batallitas le has contado a tu abuela Victoria?
- Le cuento todo. La ONG Amics de la Gent Major me ha asignado una abuelita para que la llame y le haga compañía como voluntario. Es como si mi iaia hubiera renacido. Es algo que siempre he querido hacer y ahora que tenía más tiempo, lo he aprovechado. De momento nos llamamos por teléfono una vez a la semana y nos contamos nuestra vida. He nacido para bailar o para ayudar a la gente. Por eso estoy muy volcado en APDCV y ConArte. Vengo de una familia de luchadores por el bien común. Mi abuelo fue un abogado laboralista en la época de Franco. Se llamaba Alberto García Esteve y tiene una placa en la calle Baja. La gente tendría que abrir más los ojos, porque la vida son dos días, todos vamos a morir, y qué mejor que repartirnos el pescado. En el caso de mi oficio, no puede ser que todos los años se lleven la subvención más grande los mismos. Es mentira que nos apoyen a todos por igual. Ya lo dijo Santi de la Fuente en una entrega de premios en el Teatre Principal: los pequeños teatros independientes son los que mantienen a flote a las compañías más pequeñas o más vulnerables de València. 


- ¿Te falta el aire al pensar en danzar con mascarilla?
- Sí, no lo veo. Lo he probado. Imposible. De hecho, prefiero no bailar.

- ¿Cuál es la mínima distancia social en una coreografía?
- No la concibo y me niego. Parece que el ministro no entienda de qué va esto. Los aviones pueden ir llenos, pero hemos de restringir el número de butacas en los teatros. Se puede jugar al fútbol, donde hay contacto directo, pero al bailar no podamos tocarnos… 

- ¿Qué tipo de contradicción es una discoteca sin pista de baile? 
- Mi nueva normalidad tiene que ser mejor que la de antes. No quiero ir a una discoteca y no bailar, de momento prefiero rercodar lo guay que fue un club petado de gente a tener que adaptame. 

- ¿Le auguras un rebrote a la videodanza?
- Posiblemente sea un medio para acercar al público ajeno a la danza. Pero hace mes y medio que paso de ver videos de gente bailando en casa o en fábricas abandonadas. Siempre igual. Por favor, cambiad de escenario. No digo que todos tengamos que tirar la basura, pero se puede hacer una coreografía, por ejemplo, en la cola del supermercado. 

- ¿Qué es lo que más te ilusiona hacer cuando la actividad escénica se reactive?
- Un dúo bien pegado. He hecho dos solos en mi vida. Me reflejo mucho en el común, en compañías grandes con muchos bailarines. Bailar despegados no es bailar. Lo que más me apetece es bailar en grupo y juntitos, volver a sentir cerca a las personas. 

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