VALENCIA. Aquellos fastuosos talleres en Hernán Cortés pasaron a mejor vida. Los nuevos dominios de Álex Vidal se encuentran en la calle Salvà, muy cerca de la Milla de Oro valenciana, frente a la apacible plaza del Patriarca. Aunque el rótulo sobre el escaparate reza Alejandro, en una de las esquinas se esconde la firma completa. “El nombre se lo ha quedado mi hijo, que va a empezar a trabajar la marca por su cuenta. Yo he vuelto a esta tienda, que es donde comencé hace años”, relata el modisto.
Tres generaciones al servicio de los tejidos y las agujas. Vidal comenzó junto a su padre, pero pronto partió hacia París y Milán. A pesar de abrir tienda en Valencia en los 80, ha vendido colecciones por todo el mundo. Sin embargo, su nombre ha quedado inevitablemente vinculado a la Valencia Fashion Week (VFW), pasarela que dirigió durante más de una década y que le valió la imagen de hombre próximo al poder. No es algo que le guste recordar, porque considera que ha quedado “consumida”.
Acaba pasando por el tema de refilón, porque para proyectar el futuro hay que saldar cuentas con el pasado. De cómo le ha repercutido la crisis económica, la renovación de la industria y hasta el cambio de Administración autonómica habla en esta entrevista.
- La gente se preguntará qué ha sido de Álex Vidal en los últimos años.
- He vivido una etapa de transición. Realmente llevo en la moda unos 40 años, porque empecé muy jovencito, con 17. Nunca la he dejado de lado. Mi dedicación a la VFW fue una especie de paréntesis, en un momento en el que creí que nos hacía falta una plataforma así. Había cantidad de gente que no era aceptada en otras pasarelas y tener una propia era una oportunidad. Fueron 14 pasarelas, 14 ediciones.
"Dejé la pasarela, en primer lugar, porque mi empresa me necesitaba. Y en segundo, porque ya no me sentía realizado, no tenía sentido seguir"
- Se te perdió la pista cuando abandonaste la dirección en 2014.
Le dediqué muchos días, me llevaba mucho tiempo... Reconozco haber abandonado el trabajo diario. Dejé la pasarela, en primer lugar, porque mi empresa me necesitaba. Y en segundo, porque ya no me sentía realizado, no tenía sentido seguir adelante. Por lo menos para mí. Entonces me dediqué a hacer lo que siempre he hecho, estar pendiente de mi empresa, pero al dedicarle más tiempo ha funcionado mejor.
- ¿Por qué has cambiado tu nombre comercial a Alejandro?
Mi hijo y yo nos separamos. La marca ha sido siempre Álex Vidal, con la que he creado un fondo de maniobra muy importante en España. Pero cuando Álex decidió montar su propia estructura, se la cedí para que acrecentara su imagen y potenciara su colección. Solo la firma, el resto se lo ha montado él solo, junto con su equipo. El aprendizaje que tuvo trabajando a mi lado durante cinco años le servirá, eso sí, ahora que pronto van a inaugurar tienda. Pero yo ahora voy por otro lado y me dedico totalmente a la costura.
- Los problemas económicos te obligaron a cerrar tu principal sociedad, Gowns Internacional, y a vender el edificio que tenías en Hernan Cortés.
- Sí, los problemas de estructura. Yo tenía una plantilla de 60 personas y me vi obligado a adelgazarla. Cuando empezó la crisis en 2008, pensamos que duraría un máximo de tres años como había pasado en 1992, pero ya va para ocho. Así que hay que reconocer que mi estructura se fue... Me vi obligado a reducir el tamaño de mi empresa.
- Ahora mismo solo tienes una sociedad, ¿con cuántos empleados?
- Solo una y somos cinco.
- ¿El modelo de marca titánica se ha visto reemplazado por proyectos más locales?
- En el caso valenciano, nosotros siempre hemos luchado por tener una estructura grande, potente. A los 23 años monté mi primera empresa, empecé con 5 empleados y acabé teniendo una fábrica de 100 personas. Era una de las más modernas de España, y encima en la capital. Antes de la crisis, la idea era salir al exterior, que la marca se divulgara y fuera expansiva, sin perder el carácter familiar que nos da haber trabajado en cuatro generaciones. Mi padre ya tuvo la idea de ser reconocido fuera de Valencia, y lo logró en toda España; yo empecé a darme a conocer en el extranjero y mi hijo Álex ya empieza con distribución simultánea. Desde Valencia se puede distribuir al mundo.
- ¿Y cómo competir en ese caso con las grandes multinacionales?
- Las estructuras no pueden ser tan potentes, así que la clave está en el producto. Prendas especiales, de mucha calidad, con tejidos muy buenos. Es la única forma de competir con Zara, Mango y compañía. Yo se lo digo a mis clientas: “Si queréis que os haga un traje como los que veis en Pinterest, no soy la persona adecuada”. Dentro de tu idea, te voy a diseñar algo a mi estilo. Ese tipo de clienta ha existido, existe, y existirá.
La pasarela de la discordia
- Este mes, Miquel Suay ha tomado las riendas de la asociación de diseñadores valencianos (DIMOVA) y hablaba de volver a hacer ‘marca Valencia’.
- Eso es lo que intentamos conseguir con la asociación y la VFW, justamente eso.
- ¿Ahora tendría sentido recuperar una pasarela central para Valencia?
- Para mí, personalmente, no. No creo en ella. La experiencia me dice que no sería adecuado. Te aseguro que, cuando decidimos cerrarla, fue por acuerdo común entre los más de 40 modistos que componíamos la Asociación Semana de la Moda. Todos estábamos convencidos de que aportaba más dolores de cabeza que frutos. Y eso que teníamos una repercusión mediática muy potente, llegamos a ser la segunda pasarela a nivel nacional. Pero en este momento, las cosas están muchos más crudas y no sería procedente.
- Entonces, ¿la VFW fue un error?
- Para el momento, no. Gracias a ella destacaron varios diseñadores que en este momento están a nivel nacional e internacional. Aparecían todos en Vogue y Telva. Nunca ha ocurrido nada en Valencia con similar potencial de salida. Cuando Madrid vio que le comíamos terreno, empezó a competir muy fuerte con dinero público, y lo mismo en Barcelona. Nosotros no teníamos dinero público. Todo lo sacábamos con esfuerzo.
- Precisamente Dimova fue fundada por un grupo de diseñadores que se desmarcó de la cita, al considerar que la subvención no se invertía correctamente.
- Yo no puedo hablar de lo que piensan otras asociaciones u otras personas. ¡Es una etapa que ya consumí! Ahora cada cual está en su mundo, dedicándose a sus empresas. Nunca ha habido una guerra, jamás. Somos distintos diseñadores, con distintas formas de pensar, así que imagínate si esto origina problemas en la política, lo que sucede con los diseñadores que somos más fantasiosos que realistas. No digo que lo suyo fuera malo o bueno. Estos temas están ya pasados, no tienen sentido.
- Entonces, si Suay mañana te llamara para que te unieras a Dimova y le ayudaras a dar impulso al sector…
- ¡He pasado muchos años empujando! Una parte de mi empresa la he dedicado a la asociación y a la VFW. Ahora ya no tiene sentido pertenecer a una asociación. Creo en lo que cada diseñador puede hacer por sí mismo. Si se trata de hacer una asociación para pedir dinero al Gobierno, se están equivocando. Ni lo creí en su momento ni lo creo ahora.
"Creo en lo que cada diseñador puede hacer por sí mismo. Si se trata de hacer una asociación para pedir dinero al Gobierno, se están equivocando"
- Pero sí llegasteis a recibir subvenciones millonarias para la VFW, ¿no es cierto?
- Los dos primeros años. Estamos hablando de 14. No era una ayuda tan potente para el momento, porque apenas suponía un 10% de lo que recibían Madrid y Barcelona. Luego desaparecieron las subvenciones, quedó algo mínimo. Gracias a nuestro trabajo conseguíamos financiación exterior potentísima, patrocinios de renombre, por eso llegó a ser la segunda pasarela a nivel nacional. Al final ya, si hubiéramos seguido, habríamos entrado en deudas, y por eso preferimos dejarlo. Pero si me dices que esta entrevista iba encaminada a la VFW… Es un renglón que quedó cerrado.
- En términos de futuro, ¿la moda valenciana debería recibir subvención alguna?
- La vida me ha enseñado a que cada cual hace su camino. Yo nunca pedí ninguna subvención para mi empresa, y salí adelante, llegué a tener una gran empresa con muchos trabajadores. La Asociación nunca me aportó absolutamente nada. Solo creo en dedicar fondos a lo que nosotros hicimos, a críos que salían de la escuela, que no tenían nada a lo que acogerse. He dedicado 14 años de mi vida a luchar por los jovencitos, no por los mayores. ¿Que se quiere montar otra asociación? Perfecto, adelante. Pero yo veo mejor darles las ayudas directamente a los jóvenes emprendedores.
El nuevo tejido de la moda
- En este m omento, ¿funcionan mejor las presentaciones individuales y los eventos de proximidad?
- Sí, siempre que lo organice el propio diseñador. Yo lo he hecho toda mi vida, fiestas para mis clientes o desfiles personales, que he montado por mi cuenta. Pero cada cual tiene generar su espacio. Si en un momento dado se unen tres o cuatro, perfecto, pero en cuanto uno empiece a destacar llegarán los problemas. Porque lo que busca un diseñador es tener presencia individualmente, no en colectivo, que es lo que pasaba con la VFW cuando empezaban a destacar. Automáticamente se iban a Madrid o Barcelona.
- El caso Juan Vidal, que ahora trabaja en Madrid. ¿Desde Valencia no es posible triunfar igualmente?
- ¡Pero es que es lo más lógico! Él quiere más promoción, y la promoción se consigue fuera. En Valencia nos hemos ido haciendo pequeños. La gente que ya va a otros niveles, como Juan Vidal, Siemprevivas, mi hijo… y otra serie de diseñadores que destacaron en aquel momento, lo que tienen que hacer es luchar. Y lucharán seguro por irse a pasarelas más potentes. Fuera se valora el producto nacional.
- Después de unos años un tanto oscuros para moda valenciana, ¿tienes una visión optimista de lo que está por venir?
- Parece que se ha reactivado el sector, lleva unos dos años moviéndose. Hubo un momento, en el 2011 y 2012, que es como si se hubiera muerto la clientela. Ahora ha vuelto. Digamos que las madres que yo casé están trayendo a sus hijas a lo mismo.
- También trabajas el multimarca, con productos de Valentino, Balmain…
- Ya cuando empecé a montar tiendas la idea era incorporar las marcas de otra gente. Ellos te apoyan a ti y tú apoyas a otros. Ahora es un modelo menos frecuente, porque cuando las firmas consiguen adquirir potencia, montan su propia tienda para aumentar los beneficios. Pero yo sigo manteniendo otras marcas. Soy puntero en primeras líneas en Valencia, lo he sido toda mi vida. De todas maneras, el concepto de moda ha cambiado. Ahora tienes una prenda de Valentino arriba y unos pantalones de Zara abajo, y no pasa nada.
- ¿Qué le queda a Alex Vidal por hacer en la moda?
- Yo sigo manteniendo mi taller de costura, sigo teniendo a mi gente. Aunque he cerrado la estructura, digamos comercial, me he aplicado mucho más. Sigo teniendo la misma idea de lo que es la empresa, aunque ahora vendamos por Internet. Aún así es un concepto muy distinto al de mi hijo Álex Vidal, que tiene unas ideas sorprendentes. Ahora funcionan los showrooms, antes eso no sabíamos ni lo que era.